MADRID, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro Nacional de Investigación de Primates de Yerkes de la Universidad de Emory (Estados Unidos) han hallado evidencia, ppor varios estudios en primates no humanos realizados con el pariente del VIH, el SIV, de que crear demasiados objetivos blandos puede debilitar la vacuna que de otro modo proporcionaría protección contra la infección viral.
El estudio, publicado en la revista 'Science Translational Medicine', revela así que la vacuna contra el VIH puede ser contraproducente si induce el tipo incorrecto de respuesta inmune.
El VIH se dirige y se replica en las células T auxiliares, que ayudan en la respuesta inmune antiviral del cuerpo. Los investigadores de Emory muestran ahora que es fundamental que una vacuna contra el VIH no cree más refugios seguros para el virus que lo que crea defensas contra él.
La buena noticia es que los científicos pueden detectar signos tempranos de que el sistema inmunitario está yendo por el camino equivocado, destaca la autora principal Rama Rao Amara, investigadora del Centro de Vacunas Yerkes y Emory, y codirectora del Consorcio Emory para la Investigación Innovadora del SIDA en Primates No Humanos, junto con el coautor Eric Hunter.
"Se trata de estimular la cantidad justa de ayuda inmune para una respuesta inmune fuerte, pero no tanto como para aumentar la susceptibilidad al virus", añade Hunter.
El problema surge cuando la vacuna genera demasiados tipos particulares de células inmunes auxiliares, Th1. Estas células viajan a los tejidos de la mucosa, como el recto, el cuello uterino y la vagina, donde el VIH / VIS entra por primera vez al cuerpo en la mayoría de las infecciones.
Las células Th1 son como los primeros en responder a un ataque 'zombie'. Inicialmente luchan contra el virus, pero luego se hacen cargo. En cambio, lo que se necesita son células Tfh, que permanecen en los ganglios linfáticos y ayudan al sistema inmunitario a producir anticuerpos contra el virus, dice Amara.
"No estamos diciendo que las células Th1 sean malas --puntualiza--. Pero si tienes demasiados, te quitan la protección efectiva de la vacuna".
Los inmunólogos sospecharon que era posible que la vacuna contra el VIH fuera contraproducente. El ensayo clínico HVTN 502 / STEP (2004-2007) parece haberse encallado por este motivo, pero se ha aprendido mucho desde entonces.
Mirando hacia el futuro, los investigadores en el campo de la vacuna contra el VIH se sienten optimistas, y se están llevando a cabo ensayos clínicos a gran escala, siguiendo el éxito del ensayo RV144 en Tailandia hace una década.
"Necesitamos generar información sobre cómo los adyuvantes dirigen la respuesta inmune hacia futuros estudios clínicos --señala Amara--. La eficacia de la vacuna depende no solo de la magnitud de la respuesta inmune sino también de su calidad".
Los adyuvantes son componentes de la vacuna que mejoran la respuesta inmune, y algunos estudios de vacunas contra el VIH que se están realizando ahora combinan adyuvantes con copias sintéticas de partes del VIH.
Para el artículo de 'Science Translational Medicine', los investigadores de Emory reunieron información de cuatro estudios sobre macacos inmunizados contra SIV o el virus híbrido SHIV. Dependiendo del estudio, los monos vacunados fueron desafiados por vía intravaginal o intrarrectal, las dos vías más comunes de infección en humanos.
Como ejemplo, para el estudio intravaginal SHIV, los animales vacunados con un alto nivel de células Th1 antivirales no mostraron retraso en la infección por SHIV en comparación con los animales no vacunados.
Sin embargo, aquellos con un bajo nivel de Th1 tenían cierto nivel de protección contra SHIV: dos de siete permanecieron sin infección después de ocho desafíos. Se observó un efecto similar con SIV e intrarrectal, cuando se observó una protección significativa, pero solo para animales con Th1 bajo.
Las células Th1 identificadas como comprometedoras tendían a persistir en los tejidos de la mucosa más que en la sangre, donde a veces eran difíciles de detectar.
Amara cree que los científicos que estudian las vacunas candidatas contra el VIH en humanos deberían examinar si también crean demasiadas células diana Th1. Eso podría ser engorroso si los investigadores tienen que tomar muestras de tejido de la mucosa de los participantes del estudio.
"Unos meses después de la vacunación, vimos que es difícil ver los Th1 en la sangre, en comparación con la mucosa --recuerda Amara--. Pero pudimos ver una firma de expresión génica en la sangre, una semana después de la preparación, lo que nos dio una predicción de lo que habrá en los tejidos de la mucosa más adelante".
Esta información podría ayudar a los inmunólogos a diseñar vacunas que brinden una protección más confiable contra el VIH, concluye.