MADRID 14 Jul. (EUROPA PRESS) -
El uso de colirios de atropina a dosis bajas (concentración 0,01%) no fue mejor que el placebo para frenar la progresión de la miopía (visión corta) y el alargamiento del ojo entre los niños tratados durante dos años, según un ensayo controlado aleatorizado realizado por el Pediatric Eye Disease Investigator Group (PEDIG), de Estados Unidos, y publicado en la revista 'JAMA Ophthalmology'.
El objetivo del ensayo, financiado por el National Eye Institute (NEI), era identificar una forma eficaz de tratar esta causa principal y cada vez más frecuente de defectos de refracción, que puede causar graves pérdidas de visión no corregibles en etapas posteriores de la vida.
Las conclusiones contradicen los resultados de ensayos recientes, principalmente en Asia oriental, que mostraron un beneficio de la atropina al 0,01% en la ralentización de la miopía.
"Los resultados globales contradictorios sobre las dosis bajas de atropina nos muestran que necesitamos más investigación. ¿Sería más eficaz una dosis diferente en la población estadounidense? ¿Tendría un efecto sinérgico la combinación de atropina con otras estrategias? ¿Podríamos desarrollar otros enfoques de tratamiento o prevención basados en una mejor comprensión de las causas de la progresión de la miopía?", explica el doctor Michael F. Chiang, director del NEI, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud.
La identificación de un enfoque óptimo para prevenir la miopía alta (avanzada) es una necesidad urgente, dada la creciente prevalencia de la miopía en general y el riesgo de que evolucione a miopía alta. Para 2050, se prevé que afecte al 50% de la población mundial.
Los oftalmólogos pediátricos han utilizado durante mucho tiempo concentraciones mucho más elevadas de colirios de atropina (0,5-1,0%) para frenar la progresión de la miopía. Aunque son eficaces, estas dosis provocan sensibilidad a la luz y visión borrosa de cerca mientras se administran los colirios nocturnos. Por ello, hay interés en realizar estudios clínicos que evalúen concentraciones más bajas que hayan demostrado tener menos efectos secundarios.
"La ausencia de un beneficio terapéutico en nuestro estudio estadounidense, en comparación con los estudios de Asia oriental, puede reflejar diferencias raciales en la respuesta a la atropina. En el estudio participaron menos niños asiáticos, cuya miopía progresa más rápidamente, y se incluyeron niños negros, cuya miopía progresa menos rápidamente en comparación con otras razas", señala el coautor principal del estudio, el doctor Michael X. Repka, catedrático de oftalmología de la Universidad Johns Hopkins.
Para el estudio, se asignó aleatoriamente a 187 niños de 5 a 12 años con miopía bilateral de baja a moderada a usar colirios nocturnos de atropina (0,01%) (125 niños) o placebo (62 niños) durante dos años. Los participantes en el estudio, sus padres y los oftalmólogos no conocían la asignación a los grupos. Los pacientes fueron atendidos en 12 centros del estudio repartidos por todo Estados Unidos.
Tras el periodo de tratamiento, y 6 meses después de interrumpirlo, no hubo diferencias significativas entre los grupos en cuanto a los cambios en el grado de miopía en comparación con el valor inicial. Tampoco hubo diferencias significativas en la longitud axial dentro de los dos grupos en comparación con las mediciones basales.
"Es posible que se necesite una concentración diferente de atropina para que los niños estadounidenses experimenten un beneficio --señala la otra coautora principal del estudio, Katherine K. Weise, profesora de la Universidad de Alabama--. Los investigadores clínicos podrían evaluar nuevos fármacos y longitudes de onda de luz especiales en combinación con estrategias ópticas, como gafas especiales o lentes de contacto, para ver qué funciona para reducir la progresión de la miopía".
Entre los niños, la miopía se estabiliza en aproximadamente la mitad de los menores en torno a los 16 años, y en un porcentaje cada vez mayor a medida que crecen. Alrededor del 10% de las personas con miopía seguirán siendo miopes a los 20 años, y a los 24 años ese porcentaje es del 4%.
"Los científicos de la visión pueden ayudarnos a averiguar qué es diferente en el ojo miope, incluso entre distintas razas y etnias, para ayudar a crear nuevas estrategias de tratamiento --comenta--. Hará falta una verdadera convergencia de la investigación oftalmológica para resolver el misterio ambiental, genético y estructural de la miopía".