Los altos precios de los fármacos no se justifican por el gasto de la industria en investigación

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Archivo - Fármaco, vial - ISTOCK/LUZA STUDIOS - Archivo
Publicado: jueves, 16 febrero 2023 7:42


MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -

Los elevados precios de los medicamentos no se justifican por el gasto de la industria en investigación y desarrollo (I+D), sostienen expertos en el 'The BMJ'.

Aris Angelis, del Departamento de Investigación y Política de Servicios Sanitarios de la London School of Hygiene & Tropical Medicine (Reino Unido) y sus colegas señalan que entre 1999 y 2018, las 15 mayores empresas biofarmacéuticas del mundo gastaron más en actividades de venta, generales y administrativas (que incluyen el marketing) que en I+D y que la mayoría de los nuevos medicamentos desarrollados durante este periodo ofrecieron poco o ningún beneficio clínico sobre los tratamientos existentes.

Afirman que, reorientando su gasto, las farmacéuticas "podrían ofrecer medicamentos más innovadores a precios asequibles" y reclaman la actuación de los gobiernos para fomentar la investigación y el desarrollo orientados a las prioridades de salud pública.

La preocupación por los precios de los nuevos medicamentos ha ido en aumento en la última década. En Estados Unidos, los precios netos estimados de los medicamentos recetados de nuevo lanzamiento aumentaron de una media de unos 1.400 dólares al año (unos 1.300 euros) en 2008 a más de 150.000 dólares (unos 140.000 euros) al año en 2021, e incluso medicamentos antiguos y comunes han experimentado subidas de precio inexplicables en los últimos años.

La industria biofarmacéutica sostiene desde hace tiempo que los precios altos son necesarios para sostener la I+D de nuevos medicamentos. Y aunque los autores reconocen que existen grandes riesgos financieros asociados a la comercialización de nuevos medicamentos, afirman que el análisis del gasto de las empresas farmacéuticas en relación con los productos plantea dudas sobre esta afirmación.

Por ejemplo, los informes financieros disponibles públicamente de 1999 a 2018 muestran que las 15 mayores compañías biofarmacéuticas tuvieron ingresos totales de 7,7 billones de dólares. Durante este período, gastaron 2,2 billones de dólares en costes relacionados con actividades de ventas, generales y administrativas y 1,4 billones de dólares en I+D.

La mayoría de las mismas empresas también gastaron más en la compra de sus propias acciones, una práctica conocida como recompra de acciones, que en I+D durante este período, señalan los autores, lo que plantea interrogantes sobre los compromisos con la investigación biofarmacéutica verdaderamente valiosa y arriesgada.

La justificación de los elevados precios de los medicamentos para compensar el gasto en I+D también ignora las cuantiosas inversiones públicas en el descubrimiento y desarrollo de fármacos, añaden. Esto significa que la sociedad puede estar pagando dos veces por los nuevos fármacos, primero en forma de investigación subvencionada públicamente y segundo a través de los elevados precios de los productos.

Además, la mayoría de los nuevos medicamentos aportan poco o ningún valor clínico añadido, explican. Por ejemplo, en las décadas de 1970 y 1980, alrededor de 1 de cada 6 (16%) nuevos medicamentos aprobados por la FDA ofrecían importantes beneficios terapéuticos.

Sin embargo, los análisis de los informes de evaluación de medicamentos realizados por los organismos de evaluación de tecnologías sanitarias en Francia y Alemania en la década de 2010 sugieren que la mayoría de los nuevos medicamentos ofrecen poco o ningún valor clínico añadido, y solo una fracción ofrece mejoras importantes o importantes.

Angelis y sus colegas reconocen que, por el lado positivo, la mayoría de los productos en desarrollo entre 1997 y 2016 se dirigían a mecanismos de acción novedosos, pero afirman que también se ha producido un cambio en el enfoque de los fármacos superventas, normalmente dirigidos a enfermedades crónicas y vendidos en grandes volúmenes en todo el mundo, hacia fármacos "nicho" dirigidos a enfermedades raras o indicaciones limitadas por las que se pueden cobrar precios elevados.

"Dada la cantidad que se gasta en actividades ajenas a la investigación y el desarrollo y que la mayoría de los nuevos fármacos añaden poco o ningún valor terapéutico, en teoría la industria biofarmacéutica podría generar más innovación médicamente valiosa con sus recursos actuales --afirman--. Sin embargo, es poco probable que esto ocurra sin la intervención o regulación gubernamental a lo largo del ciclo de vida de los nuevos medicamentos".

Por ello, sostienen que los gobiernos, los responsables políticos, los reguladores de medicamentos, los organismos de evaluación de tecnologías sanitarias y los pagadores "deben replantearse los incentivos para la innovación biofarmacéutica valiosa, creando entornos políticos y reguladores que cumplan los objetivos de salud pública".

"El mundo necesita un ecosistema sanitario-industrial verdaderamente basado en el valor para incentivar y recompensar las mejoras en los resultados sanitarios y la salud de la población a lo largo del ciclo de vida de los nuevos medicamentos", concluyen.