MADRID 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
La disminución de la actividad física está asociada con el incremento de la prevalencia de la obesidad en la población, según un estudio llevado a cabo por investigadores estadounidenses que ha analizado su relación durante dos décadas.
El estudio, que además ha observado que en el periodo estudiado la ingesta calórica no había cambiado significativamente, fue desarrollado en personas adultas desde 1988 hasta 2010 en EE.UU. y en el que se examinaban las tendencias en obesidad, actividad física e ingesta calórica en personas adultas.
Los investigadores utilizaron datos derivados de la reconocida Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) de EE.UU, con el objetivo de examinar el papel que la inactividad física crónica ha jugado en las actuales cifras de obesidad de la población.
En concreto, los resultados de este estudio científico, publicado en 'The American Journal of Medicine', muestran que durante el periodo estudiado (22 años), el promedio del índice de masa corporal (IMC) aumentó un 0,37 por ciento al año tanto en hombres como en mujeres, al igual que el perímetro de la cintura, incrementado en una media anual del 0,37 por ciento en mujeres y un 0,27 por ciento en hombres. Igualmente y durante este tiempo, aumentó significativamente la prevalencia de obesidad, siendo las mujeres jóvenes (de 18 a 39 años) las que experimentaron incrementos más acusados.
Según esta revisión científica, el porcentaje de personas adultas que declaran no realizar actividad física en su tiempo libre se ha incrementado de forma notable durante las últimas dos décadas, pasando del 19,1 al 51,7 por ciento en el caso de las mujeres, y del 11,4 al 43,5 por ciento de hombres.
Agrupados atendiendo a su nivel de actividad física (los que no realizaban actividad física, los que realizaban actividad física intermedia, y los que practicaban una actividad física "ideal" acorde con los estándares de salud) se observó también una disminución del número de personas que manifestaron realizar actividad física moderada.
Para establecer los grupos de personas según su nivel de actividad física se utilizaron estándares similares a las recomendaciones gubernamentales de EE.UU., lo que implica la realización de treinta minutos o más de actividad moderada durante al menos cinco días a la semana, o setenta y cinco minutos o más de actividad vigorosa por semana o ciento cincuenta minutos de combinación de actividad moderada y vigorosa a la semana.
Según los datos aportados, la ingesta calórica media diaria no varió de forma significativa ni en hombres ni mujeres a lo largo del periodo analizado (si bien aumentó sustancialmente en las mujeres que reconocían no realizar actividad física en su tiempo libre y descendió significativamente entre los hombres que afirmaban mantener los niveles de actividad física considerados como ideales).
SE ESTUDIA EL PAPEL DE LA ALIMENTACIÓN
A pesar de que los investigadores no examinaron el tipo de comida y bebida consumida durante las dos décadas, observaron que el total de calorías diarias, grasas, hidratos de carbono y proteínas ingeridas no había cambiado significativamente en ese periodo, mientras que la tasa de obesidad entre la población había aumentado.
Los resultados de este estudio, cuyo principal investigador fue el doctor Uri Ladabaum, de la Universidad de Standford, no apoyan la creencia popular de que el aumento de la obesidad en Estados Unidos se puede atribuir principalmente al aumento sostenido en el tiempo de la ingesta calórica media diaria de los estadounidenses.
No obstante, las conclusiones no sugieren que la ingesta calórica no sea un determinante importante de la obesidad a nivel individual. Un análisis previo de NHANES 1971-1975 a 1999-2002 informaba de que el aumento de la densidad de energía de los alimentos era más o menos paralelo a las tasas de prevalencia de obesidad en Estados Unidos.