MADRID, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -
La industria de los protectores solares no comenzó hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando los gobiernos beligerantes necesitaron cremas para la piel, con el objetivo de proteger a sus tropas estacionadas en el Pacífico y otros lugares de clima extremo, según explica la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV).
Así, el primer protector solar de la historia, derivado del petróleo, fue el llamado 'aceite de parafina rojo', que las Fuerzas Aéreas estadounidenses lo distribuían entre sus aviadores, en previsión de que pudieran ser derribados en territorio tropical.
Hoy en día tenemos variedad de productos que nos protegen del sol y pueden ser clasificados como filtros, protectores y blanqueadores, dependiendo de las sustancias que contengan. La AEDV recomienda utilizar un protector en cuya etiqueta se verifique que es 'de amplio espectro', es decir, que filtre tanto rayos UVA, como los UVB.
Además, el valor del factor de protección solar (SPF) debe aparecer en la cara principal del envase. La protección de las pantallas podría clasificarse desde la mínima, si el SPF está entre 2 y 11; hasta la máxima, con un SPF de 50+. Por otro lado, según sea el tipo de piel debe elegirse su textura (gel, hidroalcóholicos, crema, aceites, espuma, entre otros).
Como dato, la AEDV precisa que una crema con un factor SPF 30 puede absorber más del 92% de la radiación UVB, y otra con factor 50 proteger hasta un 97%. "Los protectores solares con un afctor mayor ofrecen protección por periodos de tiempo más prolongados, per hay que tener cuidado con aquellos que indican un SPF mayor que 50, pues la diferencia real en cuanto a protección suele ser insignificante", sostiene.
Aquí resalta que el protector debe aplicarse en todas las zonas expuestas de la piel al sol, incluso en el borde de las orejas, en los labios, en la parte posterior del cuello, y en los pies, zonas que siempre suelen quedarse desprotegidas. Es aconsejable para la AEDV que todas las personas utilicen protector solar, independientemente del tipo de piel, puesto que todos los tipos necesitan protección contra los rayos UV.
Así con todo, desde la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) sostienen que para obtener un resultado óptimo de la utilización de un fotoprotector es necesario seguir 4 normas básicas:
1.- Aplicar el fotoprotector en casa, nunca en la playa o en la piscina.
2.- Hacerlo siempre sobre la piel bien seca.
3.- Aplicarlo 30 minutos antes de exponerse al sol.
4.- No escatimar a la hora de echarse crema.
Asimismo, dice que respetando estas normas, también es necesario:
.- Evitar las pulverizaciones de agua durante las exposiciones al sol.
.- Evitar perfumes y colonias alcohólicas que contienen esencias vegetales porque son fotosensibilizantes.
.- Elergir el fotoprotector más indicado, atendiendo al fototipo.
.- Utilizar la crema protectora aunque esté el cielo nublado.
.- No exponerse al sol entre las 11 y las 15 horas.
.- Utilizar la crema solar desde los 6 meses de vida del bebé.
Sobre reutilizar la crema de SPF del año pasado la AEDV indica que la caducidad del producto viene reflejada en el envase. "Si no lo hemos abierto, la fecha de caducidad es la que figura. Para conocer cuándo debemos desecharlo una vez abierto, tenemos que buscar en el envase la figura de un tarro con la tapa abierta y el número que hay en su interior. Generalmente, caduca a los nueve meses de estar abierto. Siempre debe guardarse bien cerrado y en un lugar seco y sin exposición al sol. En cualquier caso, si vemos que cambia de aspecto de color o tiene un olor desagradable, no debemos utilizarlo", sostiene.
Por otro lado, aclara que los productos pueden resistir si permanecemos un tiempo en el agua, pero cuando nos frotamos con la toalla se elimina el 80% de la crema, algo que también ocurre si el tiempo de inmersión es muy largo. "Los productos se denominan 'water resistant' (resistentes al agua) si permanecen el 70% de la fotoprotección a los 40 minutos de la inmersión (dos baños de 20 minutos); y 'waterproof' (muy resistentes al agua), si resiste después de cuatro baños de 20 minutos cada uno. En cualquier caso se recomienda aplicar nuevamente la crema tras un baño de más de 20 minutos", precisa.
A su vez, señala que en los días muy nublados del invierno se puede utilizar un factor de protección más bajo, pero hay que tener cuidado con los días nublados en verano porque muchos rayos UV pueden filtrarse. "Las nubes que más protegen son las nubes bajas y gruesas", advierte.
En una entrevista con Infosalus, el Jesús Soberino, oncólogo médico de la Unidad de Melanoma del IOB Institute of Oncology en Barcelona, reclama la reposición de la crema varias veces a lo largo del día, y pide para ello la revisión de la etiqueta de los productos de protección que compremos, donde estas pautas se precisarán. "Cada 50 minutos habría que estar renovándola, aunque dependerá de las características de las cremas, si son resistentes o no al agua, después o no del baño, porque se han podido quedar en piscina o playa", añade.