MADRID, 7 Ago. (EDIZIONES) -
La Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) alerta de que recientes estudios señalan al cáncer de piel como el más numeroso entre todos los cánceres. Así, advierte de la necesidad de mantener una exposición controlada, y siempre con fotoprotección solar, evitando siempre exponernos al sol en las horas centrales del día.
Además, la Academia hace estas recomendaciones especialmente en verano, momento en el que la radiación solar recorre un trayecto más corto a través de la atmósfera para llegar a la superficie de la Tierra, por lo que esa radiación solar tiene una mayor intensidad.
"Pero en primavera pasear por el campo o la playa tiene idénticos riesgos acumulativos de daño solar que el verano. Actitudes primaverales aparentemente saludables como montar en bicicleta, a caballo o patinar, son tan peligrosas como estar tumbados a pleno sol en verano", advierte.
Igualmente, indica que el melanoma es el tipo de cáncer de piel menos frecuente, pero también el más peligroso. Según reconoce, no son fáciles de identificar a primera vista en sus fases iniciales, sin embargo, suelen tener un aspecto diferente al de otros lunares o marcas de nacimiento del cuerpo. Por ello, una deteción precoz es siempre vital.
En una entrevista con Infosalus, el doctor Jesús Soberino, oncólogo médico de la Unidad de Melanoma del IOB Institute of Oncology en Barcelona, alerta de que los rayos ultravioleta del sol son capaces de producir daños sobre el ADN que pueden dar lugar a mutaciones en las células. "El cáncer es una acumulación de mutaciones en la célula que hace que sea capaz de dividirse por sí misma escapando de los mecanismos de control que tiene el cuerpo para esto", indica.
Aparte de los efectos físicos directos sobre la piel, como la deshidratación o las quemaduras, se puede ver de trasfondo que la exposición solar crónica acaba produciendo cambios y mutaciones que se pueden producir también por otros agentes, no sólo por radiación solar, pero en caso de la piel es el más importante.
"La radiación UV va a ir produciendo un deterioro progresivo en el ADN celular. A largo plazo, los rayos UVB son absorbidos por el ADN y causan alteraciones en el genoma. Los rayos UVA también se absorben y se transforman en radiales libres, que el alteran el material genético y saturan los sistemas defensivos de la piel", explica la AEDV en este sentido.
Eso sí, destaca que nuestro organismo tiene un sistema de corrección, la proteína 'p53', cuya función defensiva, inmunológica, sobre las alteraciones que produce la exposición a las radiaciones ultravioleta del sol o de las cabinas de rayos UVA. No obstante, lamenta que llega un momento en el que no puede corregir un daño excesivo y repetido, apareciendo lesiones premalignas y malignas, como los carcinomas y melanomas.
Por ello, Soberino sostiene que los cuidados frente al sol deben realizarse durante todo el año, ya que la radiación solar es independiente de que haya o no nubes. "La protección solar se debe hacer durante todo el año y siempre en zonas que estén expuestas porque la ropa actúa de efecto barrera", señala. En concreto, avisa sobre lo perjudicial que puede ser el sol en las personas de piel muy clara, con pecas y en los pelirrojos, ya que tienen un mayor riesgo de desarrollar melanoma.
"Estas personas tienen el fototipo de piel más claro. Estos se determinan en función de la melanina, que protege e impide que los rayos uv lleguen hacia las capas más profundas de la piel. En los pelirrojos, de piel y ojos más claros, por ejemplo, su cantidad de melanina es menor, por lo que esta protección frente a los rayos uv es menor que en una persona de raza negra, con lo cual su capacidad para bloquear partes nocivas de radiación solar es menor", añade.
LA EXPOSICIÓN ES MÁS DAÑINA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Soberino señala también que la exposición excesiva al sol es más nociva durante la infancia y la adolescencia, que durante la edad adulta, ya que siempre es dañina, porque al tomar el sol desde pequeño se acumula la probabilidad de tener alteraciones en el ADN que nos lleven al cáncer.
"En la gente joven o en los niños sus células están más activas, por lo tanto esta probabilidad de que haya cambios es mayor, porque cuando una célula se divide es un proceso crítico, en el que el ADN puede dañarse más fácilmente, mientras que la renovación celular en una persona de 80 es más baja", precisa el especialista del IOB.
A su vez, avisa de las quemaduras del sol antes de los 15 años, otro factor de riesgo para el melanoma, aunque cualquier daño sobre la piel o quemadura representa un daño solar extremo. "Si eres más joven tienes una mayor probabilidad de que estos daños se vayan acumulando", apostilla Soberino.
Igualmente, el experto incide en el hecho de que el melanoma es una patología de los 'melanocitos', que están en la piel, pero también dentro del ojo. "Crean una capa interna para que la visión sea la adecuada. Entonces el daño solar también puede producirse, en lo que se conoce como un 'melanoma uveal', y hay que proteger el ojo fundamentalmente en las horas centrales del día. E igual que se puede emplear una buena protección para la piel, también se pueden usar unas buenas gafas para que bloquen lo que nosotros queremos que bloquean", concluye.