MADRID, 10 Abr. (EDIZIONES) -
Un angioma es una lesión superficial de color rojizo que también se conoce como hemangioma. El angioma está formado por pequeños vasos sanguíneos agrupados en una especie de corporación. Pueden aparecer en cualquier zona de la superficie de la piel, (en la boca, nariz, vagina o ano) y más raramente pueden afectar a otras partes del cuerpo.
Su tamaño puede variar desde pequeño hasta lesiones que cubren toda la pierna o el brazo. Los angiomas pueden aparecer hasta en un 8% de los niños durante el primer año de vida, pero solamente en un 1% cuando cumplen el segundo año. Como la mayor parte de los angiomas desaparecen espontáneamente, suelen ser raros en los adultos.
Según explica la doctora Ana María Téllez, se desconoce su causa aunque se suele achacar a un defecto de los vasos sanguíneos, que no se desarrollan normalmente. Así, se dividen en cuatro tipo: senil, en araña, angioma fresa o tuberoso y angioma cavernoso.
1.- El angioma senil también se denomina "en guinda", es de color rojo brillante y suele presentarse en el tronco más que en otra partes del cuerpo. Es frecuente en personas mayores de 45 años.
2.- El angioma en araña que se caracteriza por un punto rojo central que se eleva de la superficie de la piel, del tamaño de la cabeza de un alfiler, a partir del cual se irradian pequeños vasos sanguíneos que dan la impresión de tela de araña color violeta. Se relaciona con sobreproducción de estrógenos, por lo que resulta más común en mujeres.
3.- El angioma cavernoso es el más profundo. Los vasos que lo conforman están integrados en una especie de corporación bajo la piel y le confieren un aspecto azulado. Sus márgenes están indefinidos. Los angiomas cavernosos pueden variar mucho de tamaño, pero en general no superan los 6 cm. El angioma cavernoso también tiene un período de crecimiento, uno de estabilización y otro de regresión, pero la regresión, en este caso, puede suponer un problema dermoestético hasta el punto de plantear la posibilidad de la incorporación de un tratamiento quirúrgico al proceso.
4.- Los angioma fresa están más elevados que la piel que los rodea. Suelen medir entre 2 y 5 cm de diámetro, aunque a veces pueden ser más grandes. Durante los primeros meses de vida del bebé pueden crecer lentamente. Tras este período de crecimiento se sucede otro de estabilización y posteriormente se produce una regresión espontánea. Esta regresión suele ser bastante lenta. Después de la regresión la lesión apenas se nota. La regresión de los angiomas se da, aproximadamente, en un 50% a la edad de cinco años, y en un 70% a los siete años.
Por otro lado, la especialista en medicina estética destaca las malformaciones vasculares, que incluyen el nevus flameus o mancha salmón y la mancha en vino de Oporto. La mayoría son capilares. Otras son arteriales, venosas, arterio-venosas y linfáticas. Son benignas. No invaden otros tejidos ni malignizan.
Para su tratamiento, Téllez recomienda su nuevo láser de varices y arañas que, "debido a su alta eficacia, hace desaparecer en una o dos sesiones ese angioma que afea cualquier rostro, cuello, escote o zona corporal que por su culpa no te atrevías a enseñar".
El tratamiento láser se dirige al capilar venoso seleccionado para que se aumente la temperatura de la sangre, que en milésimas de segundo se coagula y provoca que el tumor se desvanezca. Esta técnica corrige la lesión vascular y no afecta a tejidos y estructuras cercanos, por lo cual es recomendada incluso en niños.