MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
Durante años, el hipotiroidismo se ha asociado principalmente con fatiga, aumento de peso y lentitud metabólica. Pero una nueva investigación presentada en ENDO 2025 revela una conexión menos conocida: las personas con esta afección también podrían tener un riesgo significativamente mayor de desarrollar sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO).
Este hallazgo pone sobre la mesa una pregunta crucial: ¿puede el tratamiento hormonal tiroideo ser también una herramienta para mejorar la salud intestinal?
SIBO E HIPOTIROIDISMO: UNA RELACIÓN MÁS COMÚN DE LO ESPERADO
Las personas con hipotiroidismo pueden tener un mayor riesgo de desarrollar sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO), un riesgo que puede reducirse con el tratamiento con hormona tiroidea, según aseguran expertos de Cedars-Sinai (Estados Unidos) en un estudio presentado en ENDO 2025, la reunión anual de la Endocrine Society en San Francisco (Estados Unidos).
"Ahora sabemos que las personas con hipotiroidismo, especialmente aquellas con tiroiditis autoinmune, son más propensas a desarrollar SIBO, pero este riesgo parece mitigarse en quienes toman medicamentos para la tiroides", detalla Ruchi Mathur, director del Centro de Educación y Tratamiento Ambulatorio de Diabetes y Director de Operaciones Clínicas de Medically Associated Science and Technology, en Cedars-Sinai en Los Ángeles.
Mathur puntualiza que su investigación también sugiere que puede haber un mecanismo microbiológico que impulse esta asociación, lo que podría conducir a tratamientos más personalizados.
CAMBIOS EN LA MICROBIOTA: ¿UN NUEVO BIOMARCADOR TIROIDEO?
Los investigadores investigaron la relación entre SIBO e hipotiroidismo en personas mayores de 18 años que previamente se sometieron a una endoscopia superior sin preparación de colon y que informaron vivir con hipotiroidismo, así como en controles. Los sujetos fueron reclutados a través de su estudio insignia REIMAGINE.
Para ello, analizaron muestras de líquido del intestino delgado de 49 personas con hipotiroidismo y 323 sin la afección y realizaron una secuenciación de ADN para identificar especies microbianas. Los resultados mostraron que las personas con hipotiroidismo tenían una prevalencia significativamente mayor de SIBO en comparación con los controles (33% frente a 15%).
Posteriormente, evaluaron cuatro grupos: SIBO positivo con hipotiroidismo, SIBO negativo con hipotiroidismo, SIBO positivo sin enfermedad tiroidea y SIBO negativo sin enfermedad tiroidea. El análisis mostró diferentes patrones de bacterias en el intestino dependiendo del estado tiroideo de una persona y la coocurrencia de SIBO.
Por separado, realizaron un análisis a gran escala de los registros médicos de la base de datos TriNetX, que analizó los riesgos de 10 años de desarrollar SIBO en personas con hipotiroidismo o tiroiditis autoinmune en comparación con controles emparejados. Los riesgos también se mitigaron en las personas que tomaban levotiroxina.
"Los resultados mostraron que el riesgo de desarrollar SIBO en sujetos con hipotiroidismo es 2,2 veces mayor que el riesgo en una cohorte de control emparejada, y fue 2,4 veces mayor en aquellos con tiroiditis autoinmune en comparación con un grupo de control emparejado. Esto coincide con nuestros hallazgos en la cohorte REIMAGINE", señala la autora principal del estudio, la doctora Margaret Wei, del Programa de Becas de Endocrinología del Centro Médico Cedars-Sinai.
IMPLICACIONES CLÍNICAS: MÁS ALLÁ DE LA DIGESTIÓN
Estos hallazgos abren la puerta a nuevas estrategias de detección y prevención. Por ejemplo, los médicos podrían comenzar a monitorear la salud tiroidea más de cerca en pacientes con SIBO, y viceversa.
También respaldan la idea de que mejorar la salud intestinal podría tener efectos de gran alcance más allá de la digestión, posiblemente incluso ayudando a prevenir enfermedades autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto -destaca Mathur-. A medida que avanza la investigación, esto podría conducir a una atención más personalizada e intervenciones más tempranas para las personas en riesgo.