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MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
El virus respiratorio sincitial, más conocido como el virus de los bebés, es el causante de más del 80 por ciento de los casos de bronquiolitis en niños menores de un año. De hecho, según ha informado la Alianza Aire, en España casi el 60 por ciento de los niños han desarrollado la infección al año de edad, y casi el 80 por ciento a los dos años.
Además, por esta causa, entre el 0,5 por ciento y el 2 por ciento de los afectados son hospitalizados, aunque esta tasa de hospitalización llega a incrementarse hasta en un 13 por ciento en niños considerados de alto riesgo como los prematuros, niños con cardiopatías congénitas o enfermedad pulmonar crónica.
Se trata, por tanto, de un virus que afecta a una gran cantidad de niños y que aparece con el descenso de las temperaturas. Y es que, diversos estudios han mostrado que las radiaciones bajas de los UVB aumentan la supervivencia del virus que incrementa su transmisión en las épocas de frío y lluvia debido al hacinamiento de la población.
En este sentido, los investigadores españoles destacan que los brotes de VRS son anuales, estando esta infección mayoritariamente asociada con la temporada de lluvias y frío en el hemisferio norte y con las estaciones secas en el sur, lo que relaciona las variaciones de temperatura y humedad con la dispersión del VRS. Así, la mayor parte de infecciones por VRS se producen entre los meses de octubre a mayo, ambos inclusive, y son más raros los brotes de junio a primeros de septiembre, debido a las altas temperaturas.
Ahora bien, los síntomas básicos con los que se presenta la bronquiolitis causada por el VRS son similares a los de un catarro común, es decir, tos, exceso de mucosidad, congestión nasal y fiebre baja. Sin embargo, a diferencia de un catarro común, la bronquiolitis se desarrolla con otros signos como tos grave y persistente, dificultades para respirar (respiración con silbidos), cansancio y fatiga constantes y aumento de la frecuencia respiratoria.
Además, puede producir pérdida del apetito, frecuencia cardiaca acelerada, adormecimiento y dificultad para conciliar el sueño, deshidratación o piel azulada. Por lo general, la enfermedad puede durar entre 7 y 32 días, aunque la media de duración suelen ser 15 días.
Y es que, la bronquiolitis, que puede cursar sin mayores consecuencias en adultos sanos, tiene sin embargo unas poblaciones de riesgo como son lactantes, niños prematuros, bebés con cardiopatías congénitas y aquellos con enfermedades pulmonares crónicas.
Por este motivo, los expertos recomiendan a los padres, familiares y especialistas prevenir el contagio de bronquiolitis por virus respiratorio sincitial con unas medidas higiénicas y profilácticas que ayudan a prevenir el contagio y la infección como, por ejemplo, lavarse las manos a menudo, antes y después de estar en contacto con el bebé; evitar entornos cerrados y hacinados;, evitar la asistencia a guarderías y colegios; mantener limpias las superficies que están en contacto con el bebé; y utilizar pañuelos desechables y tirarlos inmediatamente después de usarlos.