Vivir en zonas "frondosas" puede reducir el riesgo de osteoporosis

Archivo - Jóvenes paseando por el parque
Archivo - Jóvenes paseando por el parque - THE UNIVERSITY OF QUEENSLAND - Archivo
Publicado: miércoles, 6 marzo 2024 8:01

MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -

Vivir en áreas frondosas cerca de jardines, parques y espacios verdes puede aumentar la densidad ósea y reducir el riesgo de osteoporosis, según un trabajo de la Central South University de China, publicado en 'Annals of the Rheumatic Diseases.' Los niveles más bajos de contaminación del aire en los espacios verdes son un factor que contribuye significativamente a las asociaciones encontradas, concluyen los investigadores.

La osteoporosis debilita los huesos, volviéndolos frágiles y propensos a fracturarse. Puede provocar dolor crónico, disminución de la movilidad y peor calidad de vida. Los investigadores señalan que su prevalencia global, que ya es un problema de salud importante en todo el mundo, aumentará con el rápido envejecimiento de la población y los cambios en el estilo de vida.

La osteoporosis es causada por factores genéticos, hormonales y ambientales, y si bien la exposición a espacios verdes se ha relacionado con menores riesgos de mala salud, no está claro si esto se extiende al riesgo de osteoporosis y en qué medida la susceptibilidad genética podría influir. Para explorar esto más a fondo, los investigadores analizaron datos conservados en el Biobanco del Reino Unido sobre 391.298 personas, con una edad promedio de 56 años, poco más de la mitad de las cuales (53%) eran mujeres.

Todos tenían información registrada sobre su densidad mineral ósea y factores potencialmente influyentes, incluido el origen étnico, el ingreso familiar anual, el nivel educativo, la situación laboral, la zona residencial, el consumo de alcohol, los niveles de actividad física, el tabaquismo y la dieta. Su riesgo genético de osteoporosis se calculó utilizando una puntuación de riesgo poligénico, y una medida ampliamente utilizada, llamada índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI), que se basa en imágenes de satélite, se utilizó para determinar la cantidad de espacio verde en su zona residencial.

La exposición media anual a los contaminantes óxido de nitrógeno (NO2) y partículas PM2,5 se estimó basándose en el código postal residencial y los datos del proyecto ESCAPE, que analiza los efectos a largo plazo sobre la salud humana de la exposición a la contaminación del aire en Europa. Cada participante fue monitoreado hasta el diagnóstico de osteoporosis, muerte o el 31 de marzo de 2021, lo que ocurriera primero. Durante un período medio de seguimiento de 12 años, surgieron nuevos casos de osteoporosis en 9.307 personas. Eran más propensos a ser mayores, mujeres, fumadores y jubilados.

También tenían más probabilidades de tener un nivel educativo más bajo y estar en mayor desventaja económica. Pero surgió una asociación constante entre la cantidad de espacios verdes y nuevos casos de osteoporosis. Los autores estimaron el NDVI en pasos de unos 300 metros de vegetación residencial disponible en un rango de 300 a 1500 metros. Con cada aumento del NDVI, encontraron un aumento en la densidad mineral ósea y un 5% menos de riesgo de desarrollar osteoporosis.

Los factores moderadores clave en la asociación encontrada entre los espacios verdes y la reducción del riesgo de desarrollar osteoporosis fueron niveles más bajos de NO2 y PM2.5 Varios estudios han demostrado que la exposición a la contaminación del aire puede producir estrés oxidativo, inflamación y alteración de las hormonas, los cuales aumentan el riesgo de osteoporosis, señalan los investigadores.

Las personas que viven en las zonas más frondosas estarán expuestas a un riesgo menor porque los árboles y plantas actúan como filtros naturales, eliminando los contaminantes del aire. Ser físicamente activo también se asoció con un menor riesgo de osteoporosis, posiblemente porque vivir en áreas con espacios verdes ofrece más oportunidades para hacer ejercicio, sugieren los investigadores. Este es un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa.

Los investigadores también reconocen varias limitaciones, incluido el hecho de que el cálculo del NDVI se basó en direcciones residenciales, por lo que es posible que no haya definido con precisión la cantidad real de espacios verdes. Y los participantes del estudio en general estaban sanos, por lo que no se puede descartar el potencial de sesgo de selección.

Sin embargo, los investigadores concluyen que los hallazgos de este estudio presentan la primera evidencia que indica que el verde residencial se asocia con una mayor densidad ósea y un menor riesgo de desarrollar osteoporosis. Igualmente, añaden que los hallazgos proporcionan información valiosa sobre el potencial del verde para prevenir la aparición de la osteoporosis y enfatizan la importancia del verde urbano en el desarrollo de estrategias de prevención efectivas".