MADRID, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -
La vacuna contra la COVID-19 también protege de forma segura y eficaz en personas con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que afecta a millones de personas en todo el mundo, según un estudio de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos).
Esta exhaustiva revisión, publicada en la revista científica 'Alimentary Pharmacology & Therapeutics', se centró en todos los estudios que describen la respuesta de los pacientes con EII a los que se les administró la vacuna.
Las personas con EII suelen ser tratadas con fármacos que suprimen el sistema inmunitario y han manifestado su preocupación por la posibilidad de que dichos tratamientos debiliten su respuesta a la vacuna. Esta enfermedad, que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, provoca una inflamación crónica del tracto gastrointestinal. El número de estos pacientes está aumentando a nivel mundial.
"Queríamos demostrar de forma sistemática que las vacunas protegen de forma segura a nuestros pacientes con EII frente a la COVID-19. Nuestra revisión sistemática y metaanálisis confirmaron que las vacunas son seguras y funcionan bien en nuestros pacientes", explica el autor del estudio, Abhishek Bhurwal.
El estudio se centró en cuatro aspectos clave de la vacunación contra la COVID-19 de los pacientes con EII: la fuerza de su respuesta inmunitaria a la vacuna; la aparición de infecciones de inicio después de tomar la vacuna; la aparición de acontecimientos adversos a la vacuna; y si los diferentes tratamientos de la EII afectaban a la eficacia de la vacuna.
El análisis ha evidenciado que los pacientes con EII vacunados mostraron altos niveles de respuesta de anticuerpos, conocidos como seroconversión, dos semanas después de la primera vacuna, lo que indica una respuesta fuerte y positiva a la vacuna. La respuesta fue incluso mayor después de dos dosis, en comparación con una dosis.
En los estudios, los pacientes con EII vacunados no experimentaron una tasa mayor o menor de infecciones de inicio que el grupo de control. Sin embargo, es probable que los estudios analizados no estuvieran diseñados para permitir distinciones más sutiles. En cualquier caso, los investigadores apuntan que "se necesitan más estudios sobre la eficacia de las variantes y las dosis de refuerzo".
Los pacientes con EII vacunados experimentaron una baja tasa de acontecimientos adversos, y los acontecimientos más comunes también se han observado en la población general: reacciones en el lugar de la inyección; dolores de cabeza; dolor de espalda; y dolor en las articulaciones.
Los pacientes con EII vacunados que recibían diferentes tratamientos inmunosupresores tuvieron una respuesta similar a la vacuna, aunque los investigadores puntualizan nuevamente que "se necesitan más estudios para evaluar a los pacientes que reciben corticosteroides para la EII".
"Dado que los miembros de la población con EII están inmunodeprimidos, era importante documentar que las vacunas contra el SARS-CoV-2 funcionan para ellos. Con este análisis, podemos decir que dos dosis de las vacunas contra el SRAS-CoV-2 son seguras y eficaces en la población con EII. Pero necesitamos más estudios sobre las dosis de refuerzo y las variantes", ha remachado Bhurwal.