La detección de marcadores genéticos permitirá precisar el tratamiento más eficaz para cada paciente
MADRID, 4 Mar. (EUROPA PRESS) -
El profesor de Reumatología e Inmunología de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) Michael Weinblatt asegura que la detección precoz de la artritis reumatoide y el inicio del tratamiento en fases iniciales puede ayudar a detener la enfermedad y evitar que reaparezca posteriormente, lo que supondría una cura definitiva para esta enfermedad crónica que afecta a entre el 5 y 9 por ciento de la población.
Aunque todavía hay pocos estudios en la materia, según destacó este experto en el marco de las 'Actualización en Reumatología II' que se inician mañana en Madrid, organizadas por la Asociación Civil de Investigación y Desarrollo en Salud (ACINDES) con el patrocinio de Pfizer, una investigación llevada a cabo en Holanda ha demostrado que entre el 15 y el 20 por ciento de los pacientes que son tratados en estadios precoces de la enfermedad "pueden llegar a suspender el tratamiento sin que la enfermedad recrudezca".
"Esto no sería posible si la enfermedad ya está establecida", matizó Weinblatt en declaraciones a Europa Press, ya que en estos casos la artritis ya pasa a ser crónica y requiere un tratamiento de por vida. Sin embargo, las mejoras en el diagnóstico de los últimos años han permitido "detectar más casos y comenzar a tratarlos incluso antes de que aparezcan las lesiones".
Este diagnóstico y tratamiento precoz ha favorecido una menor inflamación y dolor, así como reducir la comorbilidad que deriva de esta patología reumatológica. De hecho, advirtió Weinblatt, "ya hay estudios que evidencian un descenso de fallecimientos por enfermedad cardiovascular --primera causa de muerte en estos pacientes-- y en el número de operaciones de reemplazo de cadera".
Junto a esta mejoría en el diagnóstico, el profesor de la Universidad de Harvard resaltó los últimos avances en el tratamiento de la artritis, centrados en la identificación de marcadores genéticos y en sangre que permitan predecir qué terapia puede ser más eficaz, como ya sucede con el cáncer.
Actualmente, el tratamiento de referencia para esta enfermedad tras más de 50 años de experiencia es el metrotexato, que precisamente se utiliza en dosis altas para combatir algunos tumores. A dosis más bajas, en función del estadío en que se encuentre la enfermedad, se aplica en monoterapia aunque dos de cada tres pacientes necesitan una terapia biológica de refuerzo para evitar que la enfermedad se reactive.
EL "IMPORTANTE" APOYO DE LAS TERAPIAS BIOLÓGICAS
En este aspecto, actualmente hay numerosos inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), que ayudan a controlar la enfermedad en el 75 por ciento de los casos sin problemas de seguridad. "Son un importante apoyo en el tratamiento de esta enfermedad y, al mismo tiempo, es muy raro que haya efectos secundarios", señaló Weinblatt.
Además, esta terapia combinada consigue efectos rápidos "en apenas seis semanas", lo que redunda en la calidad de vida del paciente, que según el tipo de terapia puede incluso autoadministrarse el tratamiento.
Por ello, el siguiente paso, insistió, es "estudiar ahora es en qué pacientes se deben utilizar unos biológicos u otros, para lo que la identificación de marcadores ayudará a personalizar y precisar el tratamiento en cada caso", para lo que se necesitan estudios a largo plazo sobre las diferentes terapias biológicas existentes, que apenas llevan 10 años en el mercado.