Trastorno bipolar: la importancia de la adherencia al tratamiento

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Publicado: martes, 30 marzo 2021 18:22

MADRID, 30 Mar. (EUROPA PRESS) -

En el marco del Día Mundial del Trastorno Bipolar, que se celebra este martes, el psiquiatra Pablo Pérez, especialista en Patología Dual de clínica López Ibor, destaca que el tratamiento es "clave" para abordar el trastorno bipolar y que el paciente puede alcanzar una estabilidad y llevar una vida normal si se realiza un tratamiento y seguimiento adecuados.

El trastorno bipolar es un trastorno afectivo caracterizado por la aparición de episodios maníacos o hipomaníacos, en los que destaca una exaltación anímica; alternando con episodios depresivos, marcados por el bajo ánimo. Afecta aproximadamente al 1 por ciento de la población, con la misma frecuencia entre hombres y mujeres.

La causa del trastorno bipolar es esencialmente biológica, con un gran componente genético. "Las alteraciones que están implicadas en la fisiopatología del trastorno bipolar son complejas y es un campo en el que hay que todavía mucho que investigar, pero hay una clara implicación del sistema límbico, una parte del cerebro que entre otras cosas, regula las emociones", explica Pérez, que añade que también pueden estar implicados factores endocrinos como el cortisol y las hormonas tiroideas. En este sentido, los cambios hormonales que se producen tras el parto pueden precipitar depresiones o manías posparto en mujeres con trastorno bipolar.

Con todo, "el que siempre haya una causa biológica subyacente no quiere decir que los factores psicológicos no tengan un papel muy importante en la evolución del trastorno bipolar", aclara el especialista. De hecho, continúa, situaciones como un alto nivel de estrés o acontecimientos vitales importantes pueden desencadenar episodios depresivos o maniacos.

Otro desencadenante habitual es el consumo de drogas (como pueden ser el cannabis o el alcohol), "por lo que es imperativa la abstinencia total de tóxicos en personas con trastorno bipolar", recalca. Determinados fármacos, entre los que destacan los corticoides también puede precipitar episodios afectivos; por este motivo es muy importante que los médicos de los pacientes con trastorno bipolar sepan su diagnóstico.

El trastorno se expresa en forma de episodios depresivos y maníacos que duran días o semanas, manteniéndose el ánimo constantemente deprimido o exaltado mientras dura el episodio. "Durante los episodios maníacos la persona tiene un ánimo habitualmente eufórico, encontrándose alegre y optimista independientemente de las circunstancias".

A pesar de esto, prosigue, el ánimo suele ser "lábil", con enfados repentinos y muchas oscilaciones anímicas. Además suele haber un aumento de la energía, con más actividad de la normal, más creatividad, menos necesidad de sueño y un pensamiento acelerado que se expresa en forma de verborrea y un discurso a veces difícil de seguir.

Todos estos cambios suelen ser percibidos por los familiares y personas del entorno del paciente como extraños y sorprendentes, como una personalidad totalmente nueva. Esta mezcla de optimismo excesivo y del aumento de actividad puede hacer que la persona se embarque en proyectos poco realistas o incluso en situaciones de riesgo, o que gaste grandes cantidades de dinero.

Según la intensidad y la repercusión de los síntomas, los episodios se clasifican como hipomaníacos (menos repercusión) o maníacos (más repercusión) en los que la persona tiene ideas o percepciones que no se corresponden a la realidad, desde sentirse perseguido o vigilado hasta tener la idea de ser un mesías.

En cambio, los episodios depresivos se caracterizan por un estado de ánimo triste, "con frecuentes ideas de desesperanza o de minusvalía, en las que el paciente se siente como alguien inútil", detalla el experto. "Suele haber una sensación de cansancio, de apatía, que hace que la persona no tenga ganas de hacer nada y que, cuando lo hace, no disfrute de aquellas actividades que normalmente le son gratificantes ni tiene capacidad para concentrarse", añade.

En este sentido, son muy habituales las alteraciones tanto del sueño como del apetito. Los episodios depresivos de las personas con trastorno bipolar son virtualmente indistinguibles de aquellos que aparecen en personas sin este trastorno.

Así, el psiquiatra aclara que una persona con trastorno bipolar, incluso sin tratamiento, no está permanentemente deprimida o maníaca, lo que se conoce como "eutimia". "Estar eutímico no quiere decir sin embargo que la persona se encuentre en un estado emocional neutral en el que no experimente emociones positivas ni negativas, quiere decir solamente que no hay criterios para diagnosticar un episodio maniaco o depresivo; de hecho es normal que en este estado anímico pueda tener momentos de alegría, de tristeza, de rabia o de miedo como puede tener cualquier persona", especifica el doctor.

EL DIAGNÓSTICO

El trastorno bipolar es clínico se diagnostica mediante la evaluación de los síntomas presentes y de la historia clínica. Se pueden hacer algunas pruebas complementarias (analíticas, pruebas de imagen cerebral) para descartar otras enfermedades o complicaciones añadidas. Para poder diagnosticar un trastorno bipolar, es necesario tener o haber tenido un episodio maníaco o hipomaníaco. "Un problema habitual es que muchas veces una persona tiene varios episodios depresivos antes de tener un episodio de manía o hipomanía, por lo que se diagnostica un trastorno depresivo recurrente", advierte Pérez.

¿CÓMO TRATARLO?

Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento farmacológico debe de ser indicado por un psiquiatra. "Se utilizan distintos fármacos en las diferentes fases de la enfermedad, aunque el eje del tratamiento suele estar en los fármacos estabilizadores del ánimo", indica el especialista.

Entre estos destacan las sales de litio, de gran eficacia en el tratamiento y la prevención de episodios afectivos, pero que requieren analíticas y monitorización por parte del psiquiatra. Existen otros estabilizadores que se utilizan también en otras patologías, como antiepilépticos (ácido valproico, carbamazepina, entre otros) o antipsicóticos (quetiapina, olanzapina). "Hay que ser cauto a la hora de prescribir antidepresivos, porque en ocasiones pueden desencadenar episodios de manía, por lo que siempre deben ser prescritos por un especialista", avisa Pérez.

Por último, para el doctor es "fundamental" que tanto la persona como su entorno reconozcan las señales que indican una posible recaída para poder hacer una intervención rápida. "Además, hay que establecer y mantener determinadas rutinas y habilidades que ayuden a prevenir los episodios, como puede ser la evitación de tóxicos, hábitos saludables de sueño y el afrontamiento del estrés", recomienda, recordando que se trata de la base de la psicoeducación, la técnica psicoterapéutica más reconocidamente eficaz en el abordaje del trastorno bipolar.