MADRID 7 Ago. (EDIZIONES) -
Todos, cualquiera que sea la edad y cualquiera que sea el grado de pigmentación de la piel, somos susceptibles de sufrir daño por los rayos ultravioleta (UV), según advierte la Academia Americana de Oftalmología. De hecho, esta entidad remarca que los niños son "especialmente sensibles al daño por esta radiación solar.
"Las personas de ojos claros pueden tener un mayor riesgo de presentar ciertas enfermedades oculares relacionadas con la exposición a los rayos UV, incluyendo cáncer de los ojos", advierte la entidad.
A su vez, la Academia Americana de Pediatría subraya que las gafas de sol con protección contra la luz ultravioleta (UV) también son una buena idea para proteger los ojos del niño, dado que el daño producido por los rayos UV es acumulativo durante toda la vida.
"Las gafas de sol pueden ayudar a reducir las enfermedades oculares relacionadas con los rayos UV más adelante en la vida", subraya, al mismo tiempo que advierte de que es tan importante que los niños usen las gafas de sol cuando el suelo está cubierto de nieve, como en un día de verano en la playa.
En una entrevista con Infosalus, la doctora Toya De la Rúa, editora de la web para padres de la Asociación Española de Pediatría (AEP), En Familia, explica que los niños están mucho tiempo al aire libre, lo que facilita que reciban una mayor cantidad de radiación solar que los adultos. "Por eso, al igual que estos, los menores deben usar gafas de sol para proteger sus ojos frente a las radiaciones ultravioletas, y además les ayudará a evitar que cualquier cuerpo extraño pueda entrar en ellos", sostiene la experta.
Igualmente, aprecia que "nunca es muy pronto" para que un niño, incluso un bebé, utilice gafas de sol. "Durante los primeros meses es difícil que las tolere por lo que las capotas de los cochecitos y las sillas, así como el uso de sombreros podrían ayudar y ser suficientes para proteger al lactante", señala.
No obstante, De la Rúa mantiene que, en general, un niño a partir del primer año, cuando ya camina, debe y es capaz de utilizar gafas: "No olvidemos que aunque las gorras o sombreros pueden quitar la radiación directa en el ojo, parte de la radiación se refleja en el suelo, la arena, la nieve o el agua e incide en el ojo".
En concreto, la experta de la Asociación Española de Pediatría precisa que las radiaciones ultravioletas A y B del sol, al igual que alteran y dañan la piel, pueden ser muy nocivas a diferentes niveles del ojo, pudiendo afectar desde la cornea (queratitis), hasta en el largo plazo llegar a dañar la retina.
QUÉ DEBE TENER UNA GAFA DE SOL PARA NIÑO
"Al elegir unas gafas de sol para un niño nos debemos fijar en más cosas que solo en el diseño. Es recomendable acudir a establecimientos especializados, las ópticas, donde nos ayudaran a escoger las que mejor se adaptan al niño", reconoce la especialista de la Asociación Española de Pediatría.
En concreto, cita que tienen que ser adecuadas en tamaño, realizadas con materiales resistentes a la vez que flexibles (TR90 o nylon), ligeros y seguros. "Asimismo deben llevar filtros adecuados (categoría 3) para bloquear la mayor parte de la radiación solar. Y por último hay que fijarse en la etiqueta, que aparezca el símbolo CE que indica que se ajustan a la normativa europea", agrega.
En última instancia, la doctora Toya De la Rúa, editora de la web para padres de la Asociación Española de Pediatría recuerda que es también muy importante explicar a los niños que no deben mirar fijamente al sol.