MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
Tocar la batería durante 90 minutos cada semana ayuda a los niños autistas a superar las dificultades de hiperactividad y déficit de atención, según un informe de expertos de varias universidades de Reino Unido, que señala que aprender patrones musicales con tempo, volumen y melodías de tiempo ayuda a la conectividad cerebral de las regiones responsables del control inhibitorio.
Los científicos descubrieron que aprender a tocar el instrumento sintonizaba las redes cerebrales en adolescentes autistas en tan solo ocho semanas. El estudio fue realizado por expertos de las universidades de Chichester, King's College London, Hartpury y Essex que trabajaron bajo su grupo colectivo Clem Burke Drumming Project, llamado así por su miembro cofundador y famoso músico Blondie.
"Estos hallazgos proporcionan evidencia directa de que aprender a tocar el tambor conduce a cambios positivos en la función cerebral y el comportamiento entre los adolescentes autistas. Ahora compartimos nuestros resultados con proveedores de educación en escuelas especiales y convencionales del Reino Unido que son responsables del desarrollo físico y mental de las personas vulnerables", señala el coautor Marcus Smith, profesor de Deporte Aplicado y Ciencias del Ejercicio en Chichester.
El autismo es una afección del neurodesarrollo de por vida caracterizada por habilidades e interacciones sociales deficientes, así como por intereses y actividades restringidas y repetitivas. Como parte del estudio, un grupo de participantes sin experiencia con la percusión recibió dos lecciones de 45 minutos cada semana durante un período de dos meses. Cada voluntario, con edades comprendidas entre los 16 y los 20 años, se sometió a una evaluación de percusión y una resonancia magnética antes y después de la intervención, mientras que los investigadores preguntaron a sus tutores sobre las dificultades conductuales recientes.
Los resultados mostraron que los participantes que mejoraron sus habilidades para tocar la batería mostraron menos signos de hiperactividad, falta de atención y comportamientos repetitivos y demostraron un mejor control de sus emociones. Las resonancias magnéticas también revelaron cambios en su función cerebral que, según el estudio, estaban relacionados con el comportamiento general.
El profesor Steve Draper, decano académico de la Universidad de Hartpury y coautor del informe, ha señalado que el artículo representa un momento histórico en el que el equipo científico comienza, a través de imágenes avanzadas, a comprender por qué tocar la batería es un estímulo tan profundo.
"Durante varios años, hemos sido informados de casos de percusión que benefician a personas con trastorno del espectro autista o TEA, y posteriormente hemos trabajado con varias personas, escuelas y proyectos donde hemos visto de primera mano los efectos", señala este experto.
Los investigadores que lideraron el estudio, que se publicó en la reconocida revista de neurociencia 'Proceedings of the National Academy of Sciences' ('PNAS'), encontraron que, después del entrenamiento con el tambor, los adolescentes mejoraron la sincronía entre las regiones cerebrales responsables del control inhibitorio, lo que previene la impulsividad.
Esto, según la Lectora de Psicología del Ejercicio y coautora, la doctora Ruth Lowry, de la Universidad de Essex, destaca el papel central de la corteza prefrontal en la regulación de la impulsividad motora. "El artículo nos brinda la primera evidencia de adaptaciones neurológicas al aprender a tocar la batería, específicamente para adolescentes con un diagnóstico de TEA. Este estudio respalda los cambios que hemos medido y las observaciones de maestros y padres hacia mejoras en las habilidades sociales, el control inhibitorio y la atención", explica Lowry.
"Tocar el tambor no solo mejora la capacidad de retrasar el inicio de las respuestas motoras en los adolescentes autistas, sino que también reduce la hiperactividad y las dificultades de atención. Las imágenes funcionales complementarias nos permitieron visualizar cambios en los circuitos cerebrales responsables de la autorregulación y la impulsividad motora", ha añadido el renombrado científico de imágenes, el profesor Steven Williams del King's College London, asociado del proyecto Clem Burke.