MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -
La investigación sobre la autodestrucción de las células en humanos y plantas podría conducir a tratamientos para enfermedades cerebrales neurodegenerativas y al desarrollo de plantas resistentes a enfermedades. Un estudio codirigido por el profesor Bostjan Kobe de la Universidad de Queensland y publicado en 'Science' ha identificado el papel que juegan ciertas proteínas en el 'suicidio' celular.
"Para mantener la vida, diversos organismos como los humanos y las plantas tienen células que se suicidan en beneficio del resto del organismo --dice el profesor Kobe--. Esta es una parte clave de nuestra propia respuesta inmune: las células infectadas a menudo se suicidan, por lo que el organismo mayor puede vivir. Sin embargo, sorprendentemente, el estudio de las proteínas involucradas en el proceso de muerte celular en las neuronas humanas nos ha llevado a descubrir cómo también ocurre la muerte celular en las plantas. Hemos encontrado formas comunes en que las células humanas y vegetales provocan el suicidio celular".
El equipo utilizó una combinación de biología estructural, bioquímica, neurobiología y ciencias de las plantas para analizar células y proteínas, sentando las bases para algunas innovaciones potencialmente innovadoras.
"Las enfermedades neurodegenerativas afectan a millones de personas en todo el mundo y surgen por diferentes razones, pero lo que las conecta es la descomposición de las células cerebrales --señala Kobe--. Una proteína particular, SARM1, es esencial para esta descomposición de las células cerebrales en diferentes enfermedades neurodegenerativas. Hemos proporcionado información crucial sobre esta proteína, revelando su estructura tridimensional, que acelerará el desarrollo de medicamentos que podrían retrasar o detener este colapso".
Una mejor comprensión de los procesos de muerte celular también puede conducir al desarrollo de plantas resistentes a enfermedades, lo que ayuda a aumentar los rendimientos, minimizar el desperdicio y reforzar la seguridad alimentaria.
"La seguridad alimentaria es igualmente un problema cada vez más relevante en todo el mundo --explica el profesor Kobe--. Las enfermedades de las plantas representan más del 15 por ciento de las pérdidas de cultivos por año, incluso antes de que sean cosechadas. Los genes específicos de resistencia de las plantas pueden proteger a las plantas de las enfermedades, pero no se ha entendido bien cómo funcionan los productos de estos genes. Parte de esta resistencia consiste en que, al igual que las neuronas humanas, las células infectadas se autodestruyen. Sabiendo cómo ocurre este proceso en las neuronas, pudimos descubrir cómo se produce la resistencia en las plantas. Esto nos lleva un paso más cerca de crear genes efectivos de resistencia sintética que puedan usarse para proporcionar protección adicional en Australia y en todo el mundo contra las enfermedades de los cultivos".