MADRID, 22 May. (EUROPA PRESS) -
Steven J. Mentzer, cirujano torácico del Hospital Brigham and Women's (Estados Unidos), y un equipo de investigadores internacionales han examinado siete pulmones obtenidos durante la autopsia de pacientes que murieron a causa de COVID-19. Compararon este grupo con siete pulmones de pacientes que murieron de síndrome de dificultad respiratoria aguda secundaria a la infección por gripe A (H1N1), así como con diez pulmones de control no infectados, que coincidían con la edad.
Tanto el COVID-19 como la gripe son de la misma categoría de virus y ambos infectan las vías respiratorias. Si bien los pulmones compartían algunas características comunes, había rasgos distintivos relacionados con los vasos sanguíneos que se observaban en los pulmones de los pacientes que habían muerto a causa de COVID-19, explican los autores en un artículo publicado en la revista 'New England Journal of Medicine'.
Los investigadores observaron que la COVID-19 dañaba las células endoteliales (células del revestimiento vascular), causando una grave lesión endotelial. Los pacientes con COVID-19 mostraron una coagulación sanguínea generalizada, así como un nuevo crecimiento de los vasos, este último probablemente como resultado de la respuesta del cuerpo al virus. El equipo vio signos de un patrón distintivo de progresión de la enfermedad vascular pulmonar en algunos casos de COVID-19 en comparación con la infección por el virus de la gripe igualmente grave.
Los hallazgos de los investigadores indican que el daño a las células vasculares ayuda a explicar la grave coagulación sanguínea observada en los pacientes. Una respuesta única, la angiogénesis intususceptiva (IA), es la forma en que el cuerpo compensa la trombosis y el daño de los vasos sanguíneos.
Según los investigadores, los vasos sanguíneos dañados también pueden ser la base de otros problemas observados, como los niños con Kawasaki, los accidentes cerebrovasculares y otros problemas aparentemente no relacionados que se observan con COVID-19. Este estudio muestra la necesidad de más investigación sobre la angiogénesis y los efectos vasculares de COVID-19.