MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de San Sebastián ha llevado a cabo el primer estudio con el que se ha logrado demostrar de forma empírica la relación que existe entre la habilidad que tiene el cerebro para predecir las palabras durante la comprensión y la activación de las áreas cerebrales implicadas en la producción del lenguaje.
Cuando una persona es capaz de acabar la frase que empieza otra, lo que ocurre es que el cerebro ha puesto en marcha un mecanismo de predicción por el que ha sido capaz de anticipar de manera activa algunas de las palabras de la frase sin necesidad de leerlas.
Este fenómeno de predicción se había asociado científicamente con la capacidad humana de producir mentalmente las diferentes frases que está escuchando o leyendo. Y, según esta teoría, las personas, mientras leen o escuchan, además de activar las áreas cerebrales implicadas en la compresión y decodificación de la información que reciben, ponen en marcha la red relacionada con la producción del lenguaje.
Al parece, un complejo sistema compuesto por diferentes partes del cerebro que se activa cuando un emisor desea elaborar un mensaje. Este proceso abarca desde la selección mental de las palabras, los sonidos y los fonemas que las conforman, hasta la pronunciación de los términos escogidos.
La investigación, publicada en la prestigiosa revista científica 'Scientific Reports', ha comprobado de forma práctica en 60 participantes si el cerebro emplea la producción implícita del lenguaje para la anticipación de palabras. El estudio ha sido concluyente. La disponibilidad del cerebro para reproducir mentalmente frases es indispensable para poder adelantarse a las palabras que vienen a continuación.
Los resultados confirman así la teoría que sugiere que "predicción es producción" y su importancia para facilitar y mejorar la percepción y comprensión del lenguaje, así como la fluidez en las conversaciones.
EL LENGUAJE, UNA UNIDAD GLOBAL
La investigación se llevó a cabo con 60 participantes que debían leer un total de 100 frases que se mostraban, palabra por palabra, en la pantalla de un ordenador. A través de la técnica del electroencefalograma, los investigadores del BCBL midieron la actividad eléctrica del cerebro para analizar el modo en el que los participantes, divididos en dos grupos, anticipaban las palabras.
El primero de los grupos tenía como tarea leer las frases en silencio mientras pronunciaban una misma sílaba constantemente, teniendo así el sistema motor involucrado en la producción del lenguaje bloqueado. El segundo grupo tan solo tenía que acompañar la tarea de lectura con un ruido realizado con la lengua, un movimiento motor no relacionado con la producción del lenguaje.
"Si realmente el sistema motor involucrado en la producción de lenguaje es imprescindible para anticipar palabras durante la lectura, lo que esperábamos era que los participantes del primer grupo no tuvieran la habilidad de predecirlas", explica Clara Martín, investigadora Ikerbasque en el BCBL y responsable del estudio.
En el estudio se observó que el grupo con el sistema de producción libre predecían más las palabras. Un hecho que, además, conlleva que la percepción y la comprensión del lenguaje sea más eficaz. "Tener una palabra preactivada en el cerebro significa que será mucho más fácil integrarla y reconocerla", explica Martín.
Desde el centro investigador señalan que el estudio es un paso más para continuar investigando y poder entender mejor la anticipación y la importancia de este fenómeno en diferentes aspectos de la vida. "De hecho, hay teorías que van más allá y explican que toda nuestra vida está basada en la predicción y que cada mili segundo estamos anticipando los estímulos que vamos a recibir, no solo a nivel de lenguaje, también a nivel visual, olfativo o táctil", añade la investigadora.
Los resultados del estudio ponen de manifiesto la necesidad de tratar el lenguaje como una unidad global que integre de manera conjunta la compresión y producción. El estudio sugiere ahora diseñar mecanismos más efectivos para tratar afecciones relacionadas con el lenguaje, trabajando tanto la comprensión como la producción de una forma conjunta y no como trastornos aislados.