MADRID, 20 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio apunta a que se ha producido una sobreestimación de los beneficios de la forma física en la adolescencia para la salud cardiovascular más adelante en la vida, según publican investigadores del Instituto Karolinska y universidades suecas y publicado en la revista 'JAMA Network Open'.
Es bien conocida la relación entre una buena forma física a una edad temprana y un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en etapas posteriores de la vida. Sin embargo, cuando los investigadores ajustaron los factores familiares mediante un análisis de hermanos, hallaron una asociación más débil, aunque el vínculo entre un índice de masa corporal (IMC) elevado y las enfermedades cardiovasculares siguió siendo fuerte.
"Esto no significa que la forma física sea irrelevante --puntualiza el último autor del estudio, Viktor Ahlqvist, estudiante de doctorado del Departamento de Salud Pública Global del Instituto Karolinska--. Todavía podíamos ver una asociación, aunque era más débil después de tener en cuenta los factores compartidos por los hermanos completos. También pensamos que la adolescencia es un momento importante de la vida para establecer buenos hábitos, como hacer ejercicio y llevar una dieta sana", añade.
Muchos estudios observacionales han demostrado anteriormente la existencia de vínculos entre diversos factores de riesgo a una edad temprana y las enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Sin embargo, es difícil demostrar si las asociaciones son causales, debido a la posible influencia de factores genéticos y ambientales no tenidos en cuenta.
Por ello, un equipo de investigadores del Instituto Karolinska ha intentado determinar si una gran proporción de las enfermedades cardiovasculares en la edad adulta podrían prevenirse con un IMC más bajo, una presión arterial más baja, una mejor forma física o una mayor fuerza muscular en la adolescencia.
A partir de datos del Registro Sueco de Reclutas Militares y otros registros suecos, los investigadores identificaron a más de un millón de varones de 18 años y los siguieron durante 60 años. Casi la mitad de ellos eran hermanos completos.
"El punto fuerte de nuestro estudio, que lo hace más fiable que muchos otros estudios observacionales convencionales, es que hemos utilizado análisis de hermanos --afirma el primer autor del estudio, Marcel Ballin, investigador de la Universidad de Uppsala y analista del Centro de Epidemiología y Medicina Comunitaria de la Región de Estocolmo--. De este modo pudimos examinar cómo cambia la relación cuando se controlan todos los factores compartidos entre hermanos. Esto incluye factores ambientales como el entorno infantil y la mitad de la genética".
Los resultados muestran que un IMC elevado al final de la adolescencia estaba fuertemente asociado a futuras enfermedades cardiovasculares, incluso después de que los investigadores hubieran controlado los factores familiares compartidos. Sin embargo, la asociación entre la forma física y las enfermedades cardiovasculares fue considerablemente menor en el análisis de hermanos, lo que sugiere que muchos estudios observacionales anteriores podrían haber sobrestimado la relevancia de la forma física en la adolescencia para la salud cardiovascular en etapas posteriores de la vida.
"Nuestra conclusión es que, de los factores de riesgo estudiados, el IMC elevado es el factor de riesgo individual más importante de enfermedad cardiovascular, y que se debe seguir dando prioridad a los esfuerzos por combatir la epidemia de obesidad --afirma Daniel Berglind, coautor del estudio y profesor del Departamento de Salud Pública Global del Instituto Karolinska--. Un buen nivel de forma física y fuerza muscular en la adolescencia no parece tan crucial, pero la actividad física sigue siendo importante para la salud pública, ya que puede aportar otros beneficios para la salud".
