MADRID 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
Psicólogos de la Universidad de Kent (Reino Unido), han descubierto que el vacío al que someten algunos jugadores a otros durante las partidas de videojuegos 'on line' son un reto para la autoestima de niños y adolescentes. Este trabajo, publicados hoy en 'British Journal of Developmental Psychology', estudió los efectos del vacío 'on line' en niños, adolescentes y adultos y demostró que este fenómeno en niños debería ser investigado.
Este estudio, que fue desarrollado por el Centro universitario para el Estudio de las Dinámicas de Grupo, fue liderado por el profesor Dominic Abrams. Este experto explicó que la investigación sobre el 'cyber-bullying' suele centrarse en el abuso directo o los insultos, pero que el ostracismo o el vacío 'on line' es "una forma más indirecta y quizá más común de 'bullying'".
"El ostracismo 'on line', cuando ciertas personas son ignoradas por otras aposta, afecta a los adultos amenazando sus necesidades básicas de autoestima, necesidad de pertenencia al grupo y sentido del control. Queremos descubrir si los niños y los adolescentes tenían reacciones similares", explicó.
Tres grupos de participantes participaron en este estudio: 41 niños de ocho y nueve años, 79 adolescentes de 13 y 14 y 46 adultos de unos 20 años. A todos se les pidió jugar al juego 'on line' llamado 'cyberball', en el que tres jugadores, representados en la pantalla con sus nombres, se pasaban la pelota los unos a los otros.
En juegos donde el participante era incluido, ellos tiraron y recibieron la pelota cuatro veces. Sin embargo, en un juego donde fueron ignorados, recibieron la bola sólo dos veces desde el inicio, mientras que los otros dos jugadores se pasaban la pelota entre ellos. Después de cada partida, los autores del trabajo evaluaron la situación de los participantes y les preguntaron si se habían divertido con la actividad.
Según el profesor Abrams, "para todos los grupos de edad, el vacío 'on line' amenazó sustancialmente las cuatro necesidades básicas --autoestima, pertenencia, sentido y control-- y también les desanimó, demostrando que la exclusión social 'on line' es muy poderosa entre los niños".
Sin embargo, había diferencias entre los tres grupos de edad en su respuesta al ciber-ostracismo: afecta a la autoestima de los niños de ocho y nueve años más que en el resto de los grupos, lo que sugiere que los adolescentes y los adultos han desarrollado mejores defensas contra las amenazas a su autoestima.
Entre los participantes con 13 y 14 años, el vacío 'on line' tuvo los mayores efectos sobre el sentimiento de pertenencia, sugiriendo con fuerza a los adolescentes valoran más el sentimiento de inclusión de lo que lo hacen los niños o los adultos.
La buena noticia es que las reacciones negativas desaparecían cuando el niño era incluido después en el juego. Según Abrams, "mientras que el adulto debe tener más habilidades para encontrar relaciones en las que ser incluido tras haber sufrido el vacío, esto es un reto mucho mayor para los niños". "Esto sugiere que los padres y los colegios tienen que estar vigilantes en caso de que los niños a su cuidado estén sufriendo este tipo de experiencias", concluyó.