MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
El riesgo de ceguera en personas diabéticas es 25 veces mayor que en el resto de la población, una cifra que se incrementa considerablemente en diabéticos de tipo 1, aunque esta pérdida de visión severa es evitable en más del 90 por ciento de los casos si se aplica un diagnóstico y tratamiento precoz de la enfermedad, según el Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla.
Desde la clínica se recuerda que la retinopatía diabética es la patología ocular más frecuente en los diabéticos, incrementándose su incidencia con la duración de la enfermedad, de hecho, a los 20 años de evolución de la diabetes, la totalidad de diabéticos tipo 1 y el 60 por ciento de diabéticos tipo 2 presentarán algún grado de retinopatía.
"Atendiendo a ello, los pacientes con diabetes tipo 1 deberán realizar su primera revisión oftalmológica a los 3-5 años después del diagnóstico, con un seguimiento anual, y los pacientes con diabetes tipo 2, en el momento del diagnóstico con un seguimiento también anual", afirma el director médico del Instituto Ofalmológico Gómez-Ulla, Francisco Gómez-Ulla.
A pesar de que la retinopatía diabética es la causa más frecuente de nuevos casos de ceguera entre adultos de 20 a 75 años, existen otras manifestaciones oftalmológicas de la diabetes como son: el edema macular diabético, que es una de las complicaciones más graves asociadas a la retinopatía diabética, pudiendo producirse en cualquier de los estadíos de esta enfermedad, y es la principal causa de ceguera en adultos menores de 50 años; la catarata, que puede presentarse en las personas diabéticas de forma más frecuente y precoz que en el resto de la población, y el glaucoma, presentando un diabético el doble de riesgo de padecerlo, frente a un adulto sano.
Asimismo, el profesor Gómez-Ulla recuerda que es importante que la población sea consciente de que la diabetes conduce a la ceguera para concienciarse de la necesidad de observar un buen control metabólico de la diabetes y de la importancia de las revisiones periódicas de visión ya que el diagnóstico precoz será clave para prevenir la ceguera, sobre todo teniendo en cuenta que menos de un 30 por ciento de personas con diabetes realiza exámenes regulares de su retina.
Estas revisiones son fundamentales ya que la diabetes afecta a la salud de los ojos cuando la glucosa en sangre está demasiado alta.
Si ésta permanece elevada mucho tiempo puede dañar los vasos sanguíneos o incluso se pueden comenzar a formar nuevos vasos más débiles.
Estos nuevos vasos pueden sangrar en la parte posterior del ojo, formar tejido cicatricial o hacer que la presión suba a un nivel peligroso en la parte interna del ojo, pudiendo conducir a la ceguera si no se tratan a tiempo estas complicaciones.
UNA REVISIÓN OFTALMOLÓGICA EN CADA TRIMESTRE DEL EMBARAZO
En el caso de las mujeres diabéticas que quieran tener hijos, los expertos recuerdan que deberán hacerse un examen completo de visión, con exploración de retina, antes y durante el embarazo para descartar la presencia de retinopatía diabética.
Ya durante la gestación el seguimiento oftalmológico deberá realizarse cada tres meses, pautado dentro del control médico integral o ajustado a lo que le recomiende su oftalmólogo.
También deberá tenerse presente que el riesgo de progresión de la retinopatía se mantiene a lo largo del año que sigue al parto por lo que deberá revisarse de forma cercana también a ese periodo.