MADRID 11 May. (EUROPA PRESS) -
Los científicos de la Red de Investigación de Enfermedades Tropicales (RICET) perteneciente al Instituto de Salud Carlos III, se reunirán para analizar conjuntamente todo el proceso de manejo clínico de los casos de ébola tratados en España, por lo que tendrán en cuento la carga viral de estos pacientes, y el papel de los tratamientos utilizados, tanto los de mantenimiento como los sueros hiperinmunes de pacientes que habían resuelto la infección por ébola.
El virus ébola es un agente de riesgo biológico 4 por la gravedad de la patología ocasionada, la posibilidad de dispersión del virus en la comunidad y la falta de tratamientos y vacunas eficaces. En este contexto, cualquier dato que se pueda obtener sobre el estado del paciente que pueda orientar al clínico en la toma de decisiones, es crucial, por lo que medir la carga viral del paciente en su organismo es crucial.
En este sentido, en el Centro Nacional de Microbiología del instituto de Salud Carlos III se implementaron las medidas necesarias para, no sólo, poder hacer el diagnóstico microbiológico sino para poder cuantificar el nivel de viremia del paciente, es decir, la cantidad de virus presente en la sangre del paciente.
Sin embargo, según los resultados, 101 días después de haber sido resuelta su infección por ébola, todavía se detectan trazas de carga viral en el esperma de ciertos pacientes, lo que significa que hay posibilidad de reproducción de una infección después de casi tres meses en la que aparentemente parecía curada.
Por ello, el doctor José Ramón Arribas aportará en esta reunión los últimos datos sobre vacunas para ébola y hará referencia a una investigación en primates con un 100 por cien de efectividad que ya se está utilizando en África.
LOS ESPAÑOLES EN RIESGO POR OTRAS DOS ENFERMEDADES
La enfermedad de Chagas, que es producida por el parásito*Trypanosoma cruzi, afecta a unas 80.000*personas en España, pero muchas personas no saben que llevan hasta 25 años padeciendo esta patología porque sus síntomas son silenciosos. Además, esta enfermedad está declarada como una de las 17 enfermedades olvidadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta patología comienza con síntomas similares a los de una gripe y si no es tratada en esta primera fase los enfermos pasan durante 20 o 30 años por una fase crónica indeterminada en la que el parásito está dentro del organismo reproduciéndose y provocando en silencio daños en diferentes tejidos sin que afloren los síntomas hasta provocar la muerte.
Una vez diagnosticada la enfermedad, el primer problema que se le plantea al médico es si tratarlo o no tratarlo, porque no saben hasta qué grado está afectada por la enfermedad cada persona. Además tampoco se sabe si los tejidos de la persona están siendo afectados o el parásito se encuentra latente pero si causar daños.
Actualmente existen dos tratamientos, el benznidazol y el nifurtimox, que pese a haberse demostrado eficaces, son tratamientos muy antiguos, bastantes tóxicos y con efectos secundarios importantes.
Por ello, la doctora Mª Jesús Pinazo analizará los biomarcadores que descubiertos por investigadores de la RICET permiten conocer en cada caso cómo están siendo afectados los tejidos durante los 20-30 años en que la enfermedad es asintomática y la velocidad a la que progresa la enfermedad dependiendo de la capacidad de respuesta del sistema inmunológico de cada persona frente a la actividad del parásito.
Por otro lado, la leishmaniosis es una enfermedad olvidada que afecta a España y no termina de erradicarse porque la Leishmania se está haciendo resistente a los actuales tratamientos, aunque no se sabe el por qué, por lo que el RICET tiene en marcha varios grupos de investigación destinados a estudiar estas resistencias.
Coordinados por el doctor Francisco Gamaro, han estandarizado estudios de fallos terapéuticos de tratamientos de leishmaniosis, estudios desarrollados a partir de muestras clínicas de pacientes tratados en hospitales españoles, que se basan en un procedimiento de identificación de resistencias, es decir, lo que miden es el por qué se están fallando estos tratamientos, fallos terapéuticos desde el punto de vista molecular originados por la resistencia de la leishmania.
Para ello, los pacientes estudiados son de tres tipos: pacientes con VIH y leishmania que todavía quedan de cuando surgió el VIH, en los que se ha visto el fallo terapéutico a la leishmania porque ésta es un parásito oportunista; pacientes inmunodeprimidos con leishmania, que se trata de pacientes más susceptibles a la leishmania por la inmunodepresión, y pacientes que sólo tienen leishmaniasis y son inmunocompetentes.