Crean un 'codigo de bárras' genético a partir de metilaciones adheridas al ADN
BARCELONA, 21 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica (IRB) y el Centro de Regulación Genética (CRG) de Barcelona han revelado que la pérdida de diversidad de células madre sanguíneas es una característica "universal" del envejecimiento, que se produce principalmente entre los 50 y los 60 años.
El trabajo, publicado en la revista 'Nature', ha usado metilaciones adheridas al ADN --una especie de 'código de barras' genético-- para rastrear cómo envejecen las células de la sangre, según han explicado los colíderes del estudio, Alejo Rodríguez-Fraticelli (IRB Barcelona) y Lars Velten (CRG) en un acto con la prensa.
Los hallazgos del estudio podrían ayudar a la prevención y detección de enfermedades relacionadas con el envejecimiento y a explorar nuevas terapias, puesto que facilitarían un cribado generalizado en sangre y se podrían usar para identificar células madre problemáticas.
La investigación ha recibido financiación de la Asociación Española contra el Cáncer, CRIS contra el cáncer, European Research Council (ERC), la Asociación Europea de Hematología, Fundación La Caixa, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Generalitat de Catalunya a través de Cerca.
GENEALOGÍA CELULAR
En los jóvenes hay entre 50.000 y 200.000 células madre sanguíneas activas que producen de 100.000 a 200.000 millones de células nuevas cada día, pero rastrear la genealogía de cada una de ellas hasta su célula madre original, hasta ahora, solo era posible mediante secuenciación genética, cara y poco viable en humanos.
El equipo usó unas marcas químicas --metilaciones-- que se adhieren al ADN de las células madre y se copian en las células hijas, dejando un 'código de barras' permanente que se puede leer mediante la técnica EPI-Clone, desarrollada por los investigadores.
Con ello, lograron reconstruir el árbol genealógico de la sangre, permitiendo leer el "apellido" de las células y creando una cartografía de las células madre sanguíneas, en palabras de Rodríguez-Fraticelli.
EXPANSIÓN CLONAL
Mediante este método, los investigadores revelaron que la expansión clonal --es decir, la pérdida de diversidad de células madre en favor de unas pocas y sus clones-- es un fenómeno universal.
A partir de los 50 años, muchas células madre sanguíneas empiezan a desaparecer y los clones más grandes empiezan a tomar el control, y a partir de los 60 años, el cambio se hace aún más pronunciado.
Hasta ahora, se había asociado la expansión clonal al riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y leucemia, pero muchos de los clones dominantes identificados por EPI-Clone no tenían ninguna mutación conocida, lo que sugiere que es una característica general del envejecimiento de la sangre y no solo un signo de riesgo de cáncer.
El estudio también reveló que, tanto en humanos como en ratones de edad avanzada, muchos de los clones dominantes mostraban preferencia por la producción de células mieloides, un tipo de célula inmune relacionada con la inflamación crónica.
Esto ofrece una "nueva perspectiva" sobre el desarrollo, el envejecimiento y la formación de cáncer en tejidos humanos, y tiene implicaciones para la prevención y la investigación de cánceres en la sangre.
POTENCIAL PREVENTIVO
Velten ha apuntado que el éxito más grande de esta investigación es el potencial para conseguir un "cribaje generalizado", como el que se hace en cánceres de mama o próstata, que hasta ahora era inviable en sangre: las leucemias siempre se detectan cuando ya es muy tarde y hay síntomas.
A partir de los hallazgos del estudio, las personas con una pérdida más rápida de la diversidad de la sangre o con una rápida expansión de clones de riesgo podrían ser señaladas para recibir atención preventiva.
Para ello, antes deberían identificarse exactamente qué clones se consideran de riesgo, algo que si bien todavía no se ha hecho, es una de las posibles líneas de investigación a partir de EPI-Clone.
También deberá bajar el coste del cribaje: actualmente es de 5.000 euros, muy por debajo de los 100.000 que costaba la detección con otros métodos, pero todavía lejos del que permitiría una criba preventiva generalizada, que Velten estima en unos 50 euros, una cifra que confía a alcanzar en los próximos años.