Las relaciones sólidas en la edad adulta no 'arreglarán' los efectos de la adversidad en la primera infancia

NIÑO TRISTE
NIÑO TRISTE - PIXABAY - Archivo
Publicado: martes, 11 agosto 2020 6:59


MADRID, 11 Ago. (EUROPA PRESS) -

Las duras condiciones en los primeros años de vida son una causa fundamental de estrés en los adultos y, según una nueva investigación de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, en babuinos salvajes, este efecto no se explica por la falta de apoyo social en la edad adulta.

El estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', es el primero en presentar un análisis exhaustivo de las relaciones entre las experiencias de la vida temprana, los vínculos sociales de los adultos y las respuestas al estrés de los adultos dentro de un único sistema biológico.

La investigación arroja luz sobre los efectos a largo plazo de experiencias como el hambre, el abuso, el abandono o la muerte de un padre en la primera infancia. Los investigadores sostienen que las respuestas de estrés desreguladas causadas por esas experiencias, incluidas las hormonas de estrés elevado, tienen un efecto fisiológico en el cuerpo y no se ven afectadas por las relaciones sanas y de apoyo en la edad adulta.

"Los científicos han creído durante mucho tiempo que el vínculo entre la adversidad en la infancia y el estrés en los adultos podría deberse a la falta de apoyo social en la edad adulta", señala Elizabeth Archie, profesora asociada del Departamento de Ciencias Biológicas de Notre Dame y coautora del estudio.

"Pero lo que hemos encontrado a través de este estudio es que los efectos a largo plazo de las dificultades de la infancia son más poderosos que los efectos a corto plazo del apoyo social, incluso si esas experiencias tuvieron lugar muchos años atrás --asegura--. Los efectos de la adversidad temprana y el apoyo social sobre el estrés parece viajar por caminos fisiológicos independientes, por lo que 'arreglar' uno no necesariamente solucionará el otro".

Uno de los desafíos para comprender completamente cómo la adversidad de la primera infancia puede manifestarse en la edad adulta es que requiere medir y rastrear experiencias desde el nacimiento a lo largo de varias décadas.

El equipo de Archie analizó los datos recopilados de 192 babuinos hembras que fueron estudiados desde su nacimiento a través del Proyecto de Investigación de Babuinos Amboseli, un esfuerzo longitudinal en curso que lleva casi 50 años realizando investigaciones sobre el comportamiento de los babuinos salvajes en Kenia.

Los animales son parientes evolutivos cercanos a los humanos y, en promedio, comparten una similitud genética del 94 por ciento. Como muchos primates, los babuinos son muy sociales. Viven en grupos de alrededor de 20 a 150 animales, incluidas varias hembras adultas, machos adultos y muchas crías.

Para el estudio, los investigadores midieron la experiencia de vida frente a los niveles de glucocorticoides (fGC), hormonas que regulan las funciones fisiológicas, como el metabolismo y la función inmune, y moderan la respuesta del cuerpo al estrés.

"Las desregulaciones en las hormonas del estrés o la respuesta al estrés son los principales factores de riesgo para la depresión, la ansiedad, la inflamación crónica y otros problemas de salud, por lo que se cree que la experiencia de la adversidad en la vida temprana contribuye a las disparidades globales de salud", señala Archie, directora asociada del Proyecto Amboseli.

Los niveles de fGC en sujetos que experimentaron tres o más formas de adversidad infantil fueron un 9 por ciento más altos que en aquellos que no experimentaron dificultades. Aquellos que experimentaron dos o más tipos de adversidades mostraron niveles de fGC 14 por ciento más altos que en sus pares que habían sufrido solo una forma de dificultad, y 21 por ciento más que en sus pares que no habían experimentado ninguna dificultad.

Si bien investigaciones anteriores han demostrado que experimentar dificultades en la infancia puede complicar la formación de relaciones sólidas y de apoyo en la edad adulta, el estudio de Notre Dame descubrió que incluso cuando se desarrollaron vínculos sociales en la edad adulta, tuvo un efecto menor en los niveles de fGC y las respuestas fisiológicas al estrés.

"Los lazos sociales pueden tener un efecto significativo en la salud, el estrés y la supervivencia de los adultos --resume Archie--, pero no pueden compensar los efectos de la adversidad en la vida temprana, lo que significa que atacar la adversidad en la vida temprana es crucial para mejorar la salud de los adultos".