MADRID, 14 Abr. (EDIZIONES) -
Hubo una época en la que se extendió muchísimo entre las mujeres el empleo de toallitas para la limpieza de la zona íntima. De hecho, éstas cuentan con bastante aceptación entre las féminas, y es que son fáciles de encontrar en cualquier supermercado y son suaves.
"El auge generalizado de estos productos se basa en la idea de que la anatomía femenina, sana y normal, precisa de limpieza adicional después de usar el baño, a diferencia de los hombres", llama la atención la ginecóloga y obstetra norteamericana Jen Gunter, con más de 30 años de experiencia.
Según avisa, las toallitas pueden provocar irritación y traumatismos en la piel porque sirven para retirar material fecal y orina de la piel genital. "Las sustancias químicas, enzimas, y bacterias presentes en las heces y la orina, así como la humedad, pueden dañar el manto ácido, provocando en consecuencia irritación y traumatismos en la piel", alerta.
Por eso dice que resultan útiles para recién nacidos y lactantes, que son incontinentes y llevan pañal, un producto oclusivo que mantiene las heces contra la piel. "Un paño, y un gel limpiador cumplirían la misma función", defiende, si bien es cierto que este método presenta inconvenientes prácticos.
Así, sostiene que si sufres incontinencia fecal o urinaria, las toallitas pueden suponer una buena opción cuando estás fuera de casa y de vez en cuando en el hogar, cuando no tienes un paño a mano. "Otra opción excelente es el bidé", remarca la ginecóloga y columnista del New York Times.
Con ello, argumenta que las toallitas íntimas "son un cofactor habitual en las dermatitis de contacto de la vulva" y de la zona anal. "La vulva es un 15% más propensa a sufrir irritación por este tipo de productos que otras zonas. En lugar de toallitas íntimas deberían llamarse 'toallitas irritantes'", mantiene.
Gunter considera además que observando las toallitas de higiene íntima que se comercializan, éstas presentan más de 100 alérgenos en potencia a tener en cuenta: entre las más comunes las fragancias (da igual si son naturales o sintéticas), y los conservantes.
¿CÓMO DEBE SER ENTONCES LA LIMPIEZA DE LA ZONA ÍNTIMA?
La doctora Gunter destaca que la zona vulvar, al igual que buena parte del cuerpo, apenas requiere limpieza, subrayando que la frecuencia con la que nos lavemos será más una cuestión personal, que dependerá de la educación de cada uno, de si te ensucias mucho o poco y de cuánto se sude. "Lavarse demasiado es causa de irritación, pues puede dañar el manto ácido de la piel", señala en 'La biblia de la vagina' (Libros Cúpula).
Es más, la ginecóloga resalta que las únicas zonas del cuerpo que precisan, médicamente, de una limpieza regular son los dientes y las manos: "Las razones que alegan las mujeres para la limpieza de la zona son la prevención del mal olor y la necesidad de sentirse limpias. (...) Pero lavarse es fundamental para las mujeres que sufren incontinencia urinaria de moderada a severa incontinencia fecal. La orina y las heces pueden dañar el manto ácido de la piel y provocar heridas y lesiones. Para limitar los daños es importante limpiar la piel que se ha ensuciado por estas causas".
Sobre las zonas a lavar, como regla básica dice que no se deben aplicar productos limpiadores entre los labios menores, pero el agua no representa un problema. Sí pueden limpiarse con productos la zona de la ingle, los labios mayores, el monte de Venus, y el entorno del ano.
"El agua, tal vez, no elimine el sebo y las heces por completo, así que muchas mujeres querrán usar algo más; sin embargo, algunas sufren afecciones cutáneas o tienen una piel tan sensible que cualquier producto la irrita y solo pueden emplear agua. Yo trato a muchas pacientes con estos problemas y siempre que no sufran incontinencia fecal, limitarse al agua no supone un problema", agrega.
Ve importante remarcar que no hay que emplear productos fuertes ni bactericidas para la higiene de la zona íntima, y sí recomienda utilizar limpiadores, ya que contienen surfactantes sintéticos y otras sustancias químicas que eliminan la suciedad pero dejan el manto ácido de la piel intacto.
"En general, este tipo de geles y emulsiones son más respetuosos con la piel que el jabón, con capacidad de resecar la piel, y el poder para provocar irritación y posiblemente ocasionar microtraumatismos. Por si fuera poco, el jabón experimenta una reacción química al mezclarse con el agua que aumenta el pH de la piel a 10-11. Recuerda, el pH de la vulva es ácido, en torno a 5,3-5,6", añade.
Al mismo tiempo incide en que no necesitamos para la limpieza de la zona tampoco productos especiales de higiene íntima: "Prescinde de los productos de higiene íntima, por cuanto suelen contener irritantes y alérgenos".
En última instancia, Gunter recuerda que limpiarse el ano agresivamente puede favorecer, paradójicamente, la aparición de materia fecal en el papel higiénico, por lo que recomienda no frotar y sí secar por contacto, en caso de no tener un bidé.