MADRID, 4 Ago. (EDIZIONES) -
A la hora de saber cómo debe ser esa ducha perfecta, sin duda una primera cuestión a resolver es si podemos ducharnos todos los días o no; pero también cómo y con qué hacerlo para no dañar a nuestra piel y protegerla lo máximo posible. Y es que, la ‘ducha perfecta’ implica no sólo la correcta limpieza y cuidado de la piel y del cabello, sino también una experiencia que puede ser beneficiosa en nuestra salud.
Entrevistamos en Europa Press Infosalus a la doctora Luisa Martos, que es dermatóloga, y especialista en el Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de la Princesa en Madrid, y quien nos cuenta que la recomendación de ducharse todos los días puede variar según varios factores individuales y ambientales.
"La frecuencia de la ducha puede variar según las necesidades individuales, como el nivel de actividad física, la exposición al ambiente, y las preferencias personales; las personas con piel más grasa, con hiperhidrosis (sudoración excesiva), o con un estilo de vida activo (ejercicio físico) pueden beneficiarse más de una ducha diaria para controlar para mantener una buena higiene", mantiene.
Ducharse varias veces al día, según prosigue esta experta, puede ser necesario en ciertas situaciones, como después de hacer ejercicio intenso o en climas muy calurosos; sin embargo, sí advierte de que hacerlo repetidamente sin necesidad puede eliminar los aceites naturales de la piel, lo que puede conllevar sequedad e irritación en la misma.
CÓMO DEBE SER LA DUCHA DIARIA PARA PROTEGER NUESTRA PIEL
Para ello, preguntamos a la doctora Martos cómo debe ser esa ducha perfecta, para la que nos aporta las siguientes indicaciones:
·Duración: mantener la duración de la ducha entre 5 y 10 minutos, ya que una exposición mantenida puede alterar la barrera epidérmica (puede eliminar los aceites naturales de la piel), y alterar el equilibrio de la piel; la exposición prolongada al agua puede deshidratar la piel, dejándola tirante y escamosa; además, también tiene un impacto positivo en el medio ambiente y en la economía doméstica.
·¿Ducha con agua fría o caliente? La ducha con agua fría señala que puede mejorar la circulación sanguínea, tonifica la piel, puede liberar endorfinas y mejorar el estado de ánimo, a la vez que indica que es útil para aliviar dolores musculares después del ejercicio. Eso sí, remarca que ésta puede ser incómoda al principio, y no ser la mejor opción si se busca una ducha relajante y calmante.
En el caso del agua caliente para la ducha de agua sostiene que ayuda a relajar los músculos y aliviar la tensión, mejora la calidad del sueño, y proporciona una sensación de confort; ahora bien, esta dermatóloga sí alerta de que el agua caliente puede eliminar los aceites naturales de la piel, causando sequedad e irritación.
"No hay una respuesta definitiva sobre si es mejor ducharse con agua fría o caliente, ya que ambos tienen beneficios y desventajas. Lo ideal es encontrar un equilibrio que funcione mejor para las preferencias del paciente, y su tipo de piel. Personalmente, propongo a mis pacientes una combinación de agua tibia y fría, que puede ofrecer lo mejor de ambos mundos", subraya la doctora Martos.
·No pasar demasiado tiempo en la ducha ya que esto puede causar varios problemas:
·Deshidratación de la piel hasta el desgaste de la barrera cutánea: El agua caliente y el contacto prolongado con el agua eliminan los aceites naturales de la piel, esenciales para mantenerla hidratada; esto puede llevar a una piel seca, escamosa, y con picor.
·Desgaste de la Barrera Cutánea: La exposición prolongada al agua puede dañar la barrera protectora de la piel; una barrera cutánea debilitada hace que la piel sea más susceptible a infecciones y a la entrada de bacterias y de otros irritantes.
·Irritación y Sensibilidad: El uso prolongado de jabones y de champús, especialmente aquellos que contienen fragancias y productos químicos agresivos, puede irritar la piel; así, la piel puede volverse más sensible y propensa a irritaciones, a enrojecimiento, y a erupciones.
·Efectos sobre la circulación: Las duchas largas y calientes pueden dilatar los vasos sanguíneos.
"Para mantener una piel saludable y evitar estos efectos negativos, es importante limitar la duración de la ducha, usar agua tibia y productos suaves, y aplicar una crema hidratante después de secarse", defiende la doctora Luisa Martos, que es dermatóloga, y especialista en el Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de la Princesa.
EL MASAJE SOBRE LA PIEL Y EL CABELLO DURANTE LA DUCHA
Otro aspecto de la ducha perfecta a tener en cuenta es el masaje sobre la piel y el cuero cabelludo, tal y como defiende la especialista, ya que este aspecto puede mejorar la circulación sanguínea y promover un crecimiento saludable del cabello: "Se pueden emplear las yemas de los dedos para masajear suavemente el cuero cabelludo en movimientos circulares"
Igualmente, cree que podemos aprovechar la ducha para exfoliar la piel y mejorar la limpieza una o dos veces por semana, evitando las áreas sensibles. "Finalmente, la ducha también puede ser un momento de relajación y autocuidado. Podemos dedicar unos minutos al final de la ducha para simplemente disfrutar del agua y relajarte, practicando técnicas de respiración profunda", subraya.
A LA HORA DE SECARNOS, ¿CÓMO HACERLO DE LA MEJOR MANERA?
En este sentido, el final del proceso para una ducha perfecta debe cerrarse con el secado. En el caso del cabello, la experta mantiene que se debe secar el cabello de manera adecuada y para mantenerlo saludable, evitar el daño, y reducir el riesgo de ‘frizz’ y puntas abiertas: "Debemos optar por métodos suaves, como el secado al aire siempre que sea posible, y emplear productos que protejan el cabello del calor si decidimos usar secador".
La mejor manera es el secado al aire, tal y como asegura esta dermatóloga del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid. "Después de lavar el cabello podemos eliminar el exceso de agua exprimiendo suavemente con las manos, evita el daño por fricción que puede causar las toallas", aconseja. En caso de emplear toallas aboga la doctora por las toallas de microfibra, o incluso por el empleo de una camiseta de algodón, apretando suavemente para absorber el agua.
Insiste en este sentido en que no debemos frotar el cabello con la toalla, ya que esto puede causar ‘frizz’ y daño a la cutícula del cabello. "Posteriormente, dejaremos el cabello suelto (sin realizar peinados tirantes) lo que permite que se seque al aire", resalta la doctora Martos.
Sin embargo, si se prefiere el secado con secador sugiere la necesidad de preparar nuestro cabello aplicando un protector térmico en el cabello húmedo: "Es preferible configurar el secador en una temperatura baja o media, y usar el ajuste de aire frío para terminar (minimiza el daño por calor y reduce el riesgo de ‘frizz’). Debemos mantener el secador a una distancia de aproximadamente de 15 centímetros del cabello. El empleo de una boquilla difusora puede ser útil para concentrar el flujo de aire, secar de manera más dirigida, y dar forma al cabello. Divide el cabello en secciones para un secado uniforme", agrega.
¿SIEMPRE CREMA HIDRATANTE TRAS LA DUCHA?, ¿POR QUÉ?
Aplicar crema hidratante después del baño es crucial para mantener la piel sana, hidratada, y protegida, destaca esta especialista del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid. Tal y como expone, esta práctica ayuda a reponer la humedad perdida, a retener la hidratación, a prevenir la sequedad, y a mejorar la elasticidad de la piel.
Igualmente, sostiene que fortalece la barrera protectora de la piel y contribuye a una apariencia y a una sensación más saludable. "Es recomendable hacer de esta rutina un hábito diario para asegurar una piel suave, flexible, y bien protegida", resalta.
Entre los beneficios específicos del uso regular de crema hidratante apunta a la prevención de problemas dermatológicos, como el eczema y la psoriasis, al tiempo que señala que algunos humectantes no comedogénicos pueden ayudar a controlar el acné al mantener el equilibrio de humedad en la piel.
"Muchas cremas hidratantes contienen activos beneficiosos como vitamina E, ácido hialurónico y ceramidas que nutren y reparan la piel. Otros como el lactato de sodio, la urea, la alantoína o aminoácidos especiales ayudan al mantenimiento de pacientes con dermatitis atópica, ictiosis, y psoriasis, entre otras afecciones cutáneas. En definitiva, estos ingredientes pueden proporcionar beneficios adicionales como la mejora de la elasticidad y la reducción de inflamaciones", remarca esta experta.