MADRID, 6 Feb. (EDIZIONES) -
Estamos en una pandemia, en un momento insostenible, de incertidumbre, cansados, y generalmente si preguntamos a alguien qué tal está son pocas las personas que nos van a decir que están bien, que son felices. ¿Por qué necesitamos, y tanto, el ser felices?
Silvia Álava, doctora en psicología clínica y de la salud, responde a esta pregunta en una entrevista con Infosalus que la sociedad nos ha vendido que para demostrar que has triunfado en la vida tienes que decir que estás feliz, y que estás bien; de forma que siempre aspiramos a una felicidad que no siempre es viable, porque "no se puede estar bien las 24 horas del día" y que también basamos en hacer cosas divertidas y que nos apetecen.
"En el mundo real habrá cosas que no nos gusten y, a fecha de hoy, vivimos una pandemia que va para dos años. La OMS no solo habla de los efectos de la COVID, sino también de la fatiga pandémica, un nombre que se ha puesto a la ansiedad generada por esos miedos, y emociones desagradables asociadas", agrega.
SE PUEDE SER FELIZ A PESAR DE LOS DÍAS MALOS
A su juicio, debemos ser conscientes de que no tenemos que ser felices todo el día, de que en la vida habrá días buenos y malos. También es importante contar con estrategias para que cuando las situaciones no van bien y nos son agradables saber qué puedo hacer para regularlas y que me afecten lo menos posible", remarca Álava con motivo de la publicación de '¿Por qué no soy feliz?' (Harper Collins).
Entre otros puntos defiende como primer consejo que podemos propiciar la felicidad promocionando o favoreciendo las emociones agradables, donde se encuentra la calma, la serenidad, el vivir en paz, no solo estar divertido las 24 horas del día, aunque haya momentos de diversión y haya que propiciarlos, pero no que sea nuestro objetivo vital y para ser feliz.
"Hay muchas definiciones de felicidad, como el disfrutar del momento del día a día o la frase de San Agustín de que la felicidad consiste en seguir deseando lo que ya tienes", afirma. Se trata de aprender a disfrutar del día a día, de esos pequeños momentos, de valorar lo que tenemos. "Una de las cosas muy estudiadas como predictor de la felicidad es ser agradecido, valorar lo que tenemos", apostilla la también directora del Centro de Psicología Álava Reyes (Madrid).
Otro aspecto sobre el que Silvia Álava llama la atención es que podemos ser felices a pesar de tener días malos porque "es imposible no tenerlos". El problema, eso sí, se encuentra según advierte, cuando tenemos un día malo después de otro, y llevamos meses tristes o agobiados, de forma que no podemos disfrutar de nuestra vida o llegar a las cosas como antes. Será el momento de pedir ayuda a un especialista, según indica. "No pasa nada por tener un día malo y no podemos asociar un mal día a un fracaso o a problemas", insiste Álava.
Con ello, esta doctora en psicología clínica y de la salud aporta una serie de consejos para que podamos ser más felices:
Tomar decisiones. Hay muchas personas que nos dicen en consulta 'cómo he acabado donde estoy' o 'en qué momento de mi vida esto se ha torcido'. Debemos ser conscientes de lo que queremos y a partir de ahí no va a ser algo inmediato pero siempre ir tomando decisiones en función de lo que queremos.
Tener claro cuáles son tus valores y principios porque si vivimos muy alejados de ellos esto también nos genera bastante malestar. La idea de felicidad que defendemos es estar a gusto, estar en calma, en paz con nosotros mismos, y aceptando la vida y la situación que tenemos.
Es cierto que hay cosas que luego nos ayudarán a sentirnos mejor. Por ejemplo, algo fundamental es tener una buena red social, fomentar los amigos porque esto puede propiciar situaciones con alegría muy contagiosa. Por tanto, hay que dar a los amigos la importancia que realmente tienen.
Favorecer las cosas agradables y ser agradecido con lo que nos pasa. Saber también valorar lo que tenemos.
También es importante cuidar a la familia, una de las partes que más potencia las emociones, tanto las agradables como las desagradables, por lo que vamos a intentar cuidar las relaciones con ellos e intentar que sean agradables. Aquí es fundamental el cómo nos comunicamos y aprender a ser asertivos y decir qué pienso, quiero y espero, pero sin hacer daño a los demás, pero tampoco quedándonos callados.
Aprender a disfrutar y no dar nada por hecho. Todos los momentos agradables voy a grabarlos en mi memoria. La felicidad no va a estar asociada a cosas muy grandes, eso se puede hacer de vez en cuando. Debemos disfrutar de los pequeños momentos del día a día que nos aportan sensación agradable y ser conscientes de ellos. Uno de los ejercicios que puede ayudar es apuntar esas cosas buenas que te ocurren para compensar algo malo que pueda sucedernos.
Con la pandemia lo que más tenemos que insistir es en la parte de la flexibilidad, y vamos a intentar dejar esa sensación de que tenemos que tener el control de las cosas. Al final es tolerar la incertidumbre.
Luego hay que entender que estamos cansados y hartos. En ningún momento hay que dar imagen edulcorada de la situación, es normal estar así. Pero también hay que cambiar también nuestra forma de entender que esos planes no es momento de tenerlos a medio o a largo plazo. Por tanto, hay que vivir más el presente, disfrutarlo más, y ser flexible con respecto a los cambios de la vida, y no quedarnos enganchados en esa fase de rumiación, de que no podemos hacer lo que queremos.
LOS MAYORES IMPEDIMENTOS PARA SER FELICES
Entre los enemigos de la felicidad, aquellas cosas que nos ayudan a sentirnos peor y a ser infelices, Álava apunta en primer lugar a cómo interpretamos las situaciones, las ideas irracionales o los sesgos cognitivos. "No se trata de pasar a hacer un discurso positivo, maravilloso, porque el país de la piruleta no existe, pero sí que ese discurso sea lo más pegado a la tierra. Que si estás atravesando por una situación difícil digas que es difícil, que no nos gusta, pero no decir que es terrible y que no vamos a poder con ella; por tanto, no magnificar, y si siempre estar pegado a la tierra", agrega.
Otra cosa que nos aleja mucho del bienestar emocional es la rumiación, cuando nos quedamos enganchados a algo, y le damos vueltas y vueltas; algo que nos genera mucho malestar.
Asimismo, apunta a la ansiedad y al estrés, enemigos de sentirnos bien: "La situación es muy 'ansiogena' ahora, la fatiga pandémica, el convivir con COVID. Debemos entender que es ansiedad lo que me pasa pero es algo que podemos aprender a manejar.
"No se nos olvide también que sin quererlo también nosotros somos nuestro principal enemigo, nos creamos unas películas en la mente sobre lo que va a ocurrir tremendas, a veces incluso series con varias temporadas, cuando se trata de vivir más pegados al planeta tierra y dejar de ser nuestros enemigos, vivir más en la realidad, que a veces esta es complicada pero no quedarnos rumiando sobre cómo se puede complicar más, por ejemplo", agrega.