MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las informaciones publicadas recientemente en redes sociales sobre SIBO por varios 'influencers' no expertos en la materia, podrían conllevar el riesgo de un sobrediagnóstico de SIBO, según ha advertido el miembro del Grupo de Investigación en Psicofisiología Aplicada y del Centro de Excelencia en Salud, Deporte y Ciencias de la Vida de la Universidad Europea, Vicente Javier Clemente, al tiempo que ha recomendado buscar "orientación médica profesional y basada en evidencias para evitar preocupaciones innecesarias o diagnósticos erróneos".
En este sentido, el experto ha indicado que hay que tener en cuenta, además, que existen otros trastornos digestivos que no tienen nada que ver con el SIBO. "De hecho, es muy habitual que el sobrecrecimiento bacteriano responda a una afección médica subyacente, como la enfermedad inflamatoria intestinal, la enfermedad celíaca u otras, y en todos esos casos se debe tratar la causa subyacente", ha afirmado Clemente.
El SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth) o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, hace que quienes lo padecen produzcan hidrógeno en exceso en esa parte del aparato digestivo, debido a la fermentación de los carbohidratos que toman. Los síntomas más habituales son dolor y distensión abdominal, hinchazón, diarrea o estreñimiento, continua sensación de indigestión, y pérdida del apetito.
"El SIBO es una patología causada por la presencia anómala y excesiva de microorganismos en el intestino delgado, que puede mermar la calidad de vida si se cronifica porque no se ha diagnosticado y tratado de manera adecuada", ha explicado la profesora de Nutrición de la Universidad Europea, Andrea Calderón, quien ha añadido que, "aunque se conoce desde los años 90, ahora parece que se ha puesto de moda, lo que está llevando a muchas personas a autodiagnosticarse, con las consecuencias negativas que ello puede conllevar para su salud".
El SIBO se suele diagnosticar a través de un test de aliento que mide la curva de hidrógeno y metano tras la ingesta de un compuesto rico en hidratos, y una vez detectado se trata con antibióticos -normalmente rifaximina -, y dietoterapia. "Lo más recomendado es una dieta baja en FODMAP, que prescinde de muchos cereales, frutas y verduras durante uno o dos meses. Luego se van introduciendo poco a poco esos alimentos, y suele funcionar muy bien, siempre y cuando haya un profesional de la salud detrás, ya que es una dieta muy restrictiva y con carencias nutricionales a largo plazo", ha resaltado Calderón.
Por último, los especialistas también recomiendan evitar la comida insana, el alcohol y el tabaco, y mantener a raya al estrés, ya que a menudo actúan como desencadenantes del SIBO.