MADRID 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de investigación perteneciente al Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) ha descrito un mecanismo que se activa tras un infarto de miocardio y que implica a las proteínas Orai1, AC8 y CREB, un descubrimiento que abre nuevas oportunidades en la lucha contra el ataque al corazón.
En concreto, esta posible vía terapéutica descubierta por el Grupo de Fisiopatología Cardiovascular del IBiS implica una proteína esencial para la regulación del ion calcio dentro de las células, Orai1, que muestra una expresión aumentada tras un infarto de miocardio.
Esta manifestación parece estar directamente relacionada con la posibilidad de sufrir consecuencias más graves, incluso letales, a posteriori. Con esta investigación creen que podrían pautarse nuevos tratamientos con resultados esperanzadores para las personas afectadas por un infarto de miocardio.
Tras un episodio de un ataque al corazón existe altas probabilidades de desarrollar insuficiencia cardiaca. "Cuando un paciente sobrevive a un infarto de miocardio, pocos meses después desarrolla un mecanismo de adaptación llamado remodelado", ha explicado el responsable del Grupo de Fisiopatología Cardiovascular en el IBiS, Tarik Smani.
"Esto se caracteriza por una hipertrofia y la aparición de una fibrosis necesaria para reparar la zona infartada", ha añadido.
En otras palabras, el tejido dañado es reparado por otro, como si de un tejido cicatrizante se tratase, apunta la investigadora Débora Falcón.
Según indica el equipo investigador, el problema es cuando este, con el tiempo, empieza a afectar a otras partes del corazón. "Cuando estos mecanismos se hacen crónicos, la adaptación se vuelve patológica, aumentando la hipertrofia y fibrosis en todas las partes del corazón, lo que afecta de forma importante a la función cardíaca".
"Orai1 es una proteína localizada en la membrana celular", indica Tarik Smani, quien añade que "forma un canal iónico que permite la entrada del ion Ca2+ [ion calcio]".
El ion de Ca2+ es esencial para la contracción cardiaca, además que es un segundo mensajero responsable de activar multitudes de vías de señalización necesarias para la función y supervivencia celular.
Según explica el experto, aunque los niveles de esta proteína son bajos en situaciones normales, su expresión se dispara tras un infarto de miocardio. "Aquí es donde Orai1 juega un papel relevante en la progresión de la enfermedad hacia la insuficiencia y, por tanto, sobre la mortalidad y morbilidad asociada a la enfermedad", confirma Smani.
"Se sabe que la expresión de Orai1 es baja en situación fisiológica [estado sin alteraciones notables] pero su expresión aumenta significativamente después del infarto, como hemos demostrado en nuestro trabajo", ha explicado.
Falcón, apunta que no se sabía cómo se producía este cambio de expresión, algo sobre lo que esta investigación arroja luz. "En este trabajo demostramos que el propio Orai1 activa su sobre expresión después del infarto", ha concretado.
Asimismo, según profundiza el equipo investigador, en el mecanismo participan otras moléculas y factores que actúan como reguladores, entre los que se encuentran la adenilato ciclasa 8 (AC8) y el factor CREB.
Orai1, tal y como ha descrito el equipo investigador, se presenta como una buena diana terapéutica para disminuir las consecuencias tras un infarto. "Nuestros datos sientan unas bases preclínicas sólidas sobre la eficacia de la inhibición de la expresión de Orai1 sobre la mejora de la función cardíaca después del infarto", concluye Falcón.