MADRID 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un trabajo del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) que estudia la sensibilidad a antibióticos en bacterias con y sin enzimas lactamasas y ha mostrado que las bacterias con lactamasas son resistentes a los antibióticos derivados de la penicilina, pero vulnerables a colistina y azitromicina. Estos antibióticos demuestran ser mucho más eficaces contra las bacterias resistentes que contra aquellas que no portan.
"Nuestra investigación sugiere que cuando una bacteria adquiere resistencia a un antibiótico, lo hace a expensas de volverse más vulnerable a otro. Por tanto, al encontrar la combinación de antibióticos adecuada podemos diseñar terapias que actúen con mayor eficacia contra bacterias resistentes o multirresistentes", afirma el doctor Jerónimo Rodríguez (CIBERINFEC).
La penicilina revolucionó la medicina al tratar infecciones bacterianas incurables. Sin embargo, su uso y abuso (junto con el de muchos de los antibióticos derivados de ella) ha propiciado la aparición de resistencia bacteriana.
Este problema se debe principalmente a que las bacterias han aprendido a defenderse, desarrollando mecanismos de resistencia como la producción de enzimas lactamasas. Estas enzimas degradan los antibióticos de la familia de la penicilina (los lactámicos) permitiendo a las bacterias sobrevivir al tratamiento antibiótico.
Para que este descubrimiento tenga valor terapéutico, debería ocurrir en la mayoría de las bacterias resistentes. Para comprobarlo, el equipo analizó los perfiles de resistencia a antibióticos de más de 600.000 bacterias distintas, demostrando ser un fenómeno común que afecta a muchas especies bacterianas.
"Las bacterias resistentes son invulnerables a nuestros ataques, sobreviviendo incluso a los antibióticos más modernos. Sin embargo, nuestro trabajo revela una debilidad antes desconocida -su talón de Aquiles- que puede aprovecharse para desarrollar nuevos tratamientos antibióticos o, incluso, rescatar antibióticos descartados por ser poco eficaces", explica el doctor Álvaro San Millán (CIBERESP).
El equipo investigador está ilusionado con la posibilidad de que sus descubrimientos permitan diseñar e implementar tratamientos más efectivos para infecciones bacterianas resistentes y están trabajando para entender el mecanismo que explica este fenómeno.
"Ahora mismo estamos investigando la causa de este fenómeno. Qué sucede en el interior de la bacteria resistente para que aumente su vulnerabilidad a otros antibióticos. Si conseguimos entender cómo ocurre este fenómeno, seremos capaces de potenciarlo, de aprovecharlo al máximo. Vamos a necesitar todas las herramientas terapéuticas a nuestro alcance para luchar contra la resistencia a los antibióticos", declara la investigadora Carmen Herencias.