MADRID, 29 Sep. (EDIZIONES) -
Una de las peores cosas que suelen llevar los padres es el tema del sueño. El patrón de sueño de los más pequeños de la casa difiere del de los adultos y en algunos casos son numerosísimos los despertares de estos pero, ¿hasta qué punto es normal que esto suceda?
El doctor Víctor Soto, coordinador del grupo de trabajo pediátrico de la Sociedad Española del Sueño (SES) nos explica en una entrevista con Infosalus cuáles pueden ser los signos de que un menor presenta un trastorno del sueño, y por el que sus padres deben acudir al médico.
En primer lugar, el también neuropediatra del Hospital Niño Jesús de Madrid quiere dejar claro que el sueño del niño va cambiando con la edad. "Cuando un niño nace sólo duerme y come. No tiene un patrón circadiano, es decir, que se despierta para comer y después se vuelve a dormir, en un ciclo que se repite cada 3-4 horas", señala.
Según indica, también es normal que un niño a partir de los 2 años no se despierte por la noche, y que a los 5 años no necesite una siesta durante el día. "Tenemos que pasar por varias fases y entre éstas hay variaciones. Es normal que un niño de un año no se despierte y también que se despierte una o dos veces por noche. Todo depende", sostiene el experto en sueño infantil.
Por otro lado, recuerda que los niños se pasan la mitad de la infancia durmiendo, "es algo muy importante y que tenemos que cuidar". Por ello, insiste en que, si los padres queremos que nuestros hijos tengan un buen día, es imprescindible que cuidemos de su sueño.
"Si el sueño es malo, el día será malo. Tienen relación muy estrecha. Es fundamental el sueño para su neurodesarrollo. Además, el factor más importante en el aprendizaje es el sueño, el que más se relaciona con las notas escolares. Aparte del nivel cognitivo, también de estado de ánimo o de conducta, de forma que los niños que duermen mal tienen más probabilidades de tener depresión o ansiedad.
A su vez, Soto advierte de que aquellos niños que duermen mal o poco tienen una mayor tendencia a la obesidad, y presentan una mayor probabilidad de desarrollar en el futuro hipertensión arterial, que el sistema inmune no funcione correctamente, así como más probabilidades de tener dolores de cabeza.
En este punto, el miembro de la Sociedad Española del Sueño lamenta que en España no tenemos una buena cultura del sueño pese a todo lo contado, y somos el país que nos acostamos más tarde en Europa, hasta dos o tres horas más tarde. "Dormimos mal y poco. Es algo que debemos cambiar en nuestras futuras generaciones", reclama el especialista, insistiendo en la necesidad de trabajar una buena higiene del sueño entre nuestros menores.
Con todo ello, detalla que sabemos que un niño duerme mal cuando le cueste bastante dormirse, más de 20 o 30 minutos; si se despierta más veces de lo que tocaba para su edad. Dice que tampoco es normal si le cuesta mucho despertarse por la mañana, o que se tenga que echar la siesta a partir de los 5 años.
EL USO DE LAS PANTALLAS ANTES DE DORMIR, EL GRAN PROBLEMA
Aparte, el doctor Soto enumera cuáles pueden ser los principales trastornos del sueño en los menores, remarcando que es imprescindible el conocer la causa por la que los menores duermen mal. En la actualidad lamenta que está influyendo, y mucho, el empleo de las pantallas a la hora de que los chicos duerman peor, especialmente entre los adolescentes, y antes de dormir.
"Influye a la hora de que se desestructure el sueño. Para dormir nuestro cuerpo emplea la melatonina, una hormona que secreta de noche. Si a nuestro cuerpo le ponemos una luz como la de la pantalla, éste interpreta que es de día y no secretará esa hormona. Es importante que no se usen los móviles hasta una hora antes de irse a dormir. En los adolescentes es importante remarcar que no deben dormir en la misma habitación con el móvil, ni siquiera cargarlo. Hay que desactivarse antes de dormir", resalta.
Otro de los problemas que puede darse en el sueño infantil son los ronquidos: "El ronquido en los niños nos hace gracia pero no es normal. El10% de niños lo hacen y de éste, un 1% tiene apnea del sueño, de forma que el sueño no es reparador y les despierta cada hora hasta más de 3-5 veces. Se trata de algo a consultar y es tratable".
El neuropediatra del Hospital Niño Jesús de Madrid apunta también al 'síndrome de retraso de fase'. Según indica, en el caso de los adolescentes, especialmente, hay muchos a los que les cuesta más dormirse, aunque luego dormirán fenomenal. En esta franja de edad el sueño puede desplazarse. "Sí que hay niños en los que está muy claro y esto les crea problemas porque constantemente se duermen en clase", subraya. Aquí dice que quitar pantallas es fundamental, y que no se echen siestas tampoco.
A su vez, recuerda las pesadillas, frecuentes entre niños en edad escolar, y episodios de los que se acuerdan una vez están despiertos, a diferencia de los terrores nocturnos, bastante frecuentes entre los 3-4 años, y donde los niños están dormidos y después no se acordarán de ese episodio de llanto, por ejemplo, durante más de 15 minutos.
Cuando los niños son sonámbulos, Soto subraya que el niño sigue dormido, aunque su cuerpo activo, se encuentran en la fase no REM del sueño, y hacen una serie de comportamientos automáticos: "Hay que poner en marcha en estos casos ciertas medidas de protección, como cerrar ventanas o puertas, así como quitar la llave de la puerta, y poner un sistema de aviso de que el niño está por la casa, para saber que se ha despertado. Suele quitarse con la edad, y a veces lo normal es que tenga lugar ante situaciones de estrés o en periodos en los que estén durmiendo peor".
Igualmente, el experto en sueño infantil de la Sociedad Española del Sueño sostiene que uno de cada tres niños por debajo de los 5 años padece insomnio conductual, es decir, "unos hábitos inadecuados que hacen que duerma poco o mal". A juicio del doctor Soto, a partir de los 6 meses los niños deben ser autónomos para dormirse. "Tiene evidencia científica muy alta: Los niños que se duermen de manera autónoma, se van a despertar menos veces y van a dormir más horas. Esto significa que dejas al niño en la cama en su habitación, le dices buenas noches, y él es capaz de dormirse solo. Es lo ideal y está claro. Estos niños duermen más y tendrán una mejor autoestima años después, así como una mejor relación con los padres y una óptima regulación emocional", describe el especialista del Hospital Niño Jesús de Madrid.
Ahora bien, cree que conseguir que un niño se duerma solo depende de la familia y del niño, y hay que enseñarle desde el primer momento a dormirse solo. También advierte del peligro del colecho por debajo de los 3-6 meses, "no está recomendado por sociedades científicas por riesgo de asfixia del niño", al mismo tiempo que incide en que "colecho no es sinónimo de lactancia, la puedes mantener sin practicar el colecho. Si alguien quiere utilizarlo deberá saber que en esos niños, la probabilidad de que tengan más despertares será mayor. El bebé querrá dormir contigo pero no es lo que mejor le viene para un sueño de calidad", considera el miembro de la SES.
Finalmente, pide que no hay que asumir que nuestro hijo duerme mal porque hay tratamientos eficaces para esto. "Se debe consultar al pediatra, que suelen estar muy bien formados para el sueño. Sólo en casos concretos mandarán a medicina especializada porque hará falta hacer pruebas", sentencia el doctor Soto.