MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
En los últimos años la participación de corredores en carreras de larga distancia ha aumentado notablemente. La prueba estrella es, sin duda, la maratón, que requiere de una buena forma física y mental y una preparación a conciencia para alcanzar la meta. En ocasiones, sin embargo, determinados errores de entrenamiento pueden producir lesiones. La más frecuente en los corredores de media y larga distancia es la periostitis tibial.
Como señala Álvaro Herrera, fisioterapeuta de la Unidad de Rehabilitación del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, se trata de una inflamación del periostio, la membrana que recubre el hueso de la tibia, y se asocia al sobreentrenamiento, en deportes de impacto principalmente, como pueden ser las maratones.
"Se produce por el continuo impacto del pie sobre el suelo, que generalmente suele ser de asfalto o superficies que no amortiguan adecuadamente. Esto genera una vibración en sentido ascendente que provoca tensión en los músculos que rodean la tibia, generando una
tracción continua sobre la membrana que recubre el hueso y dando lugar a que se inflame", explica Herrera.
Cuanto mayor es el número de impactos del pie sobre el asfalto, mayor será la probabilidad de que se esa membrana se inflame, por ello suele afectar en mayor medida a corredores de largas distancias.
Existen diversos factores a los que suele ir asociada esta lesión, como una pisada incorrecta por pies en pronación o pies planos; el uso de calzado inadecuado; sobrecarga muscular en la musculatura alrededor de la tibia, que suele asociarse a una carga alta de entrenamiento; terreno inadecuado o sobrepeso.
ABORDAJE BASADO EN LA FISIOTERAPIA
El abordaje de la periostitis tibial en la fase de dolor e inflamación consiste en un tratamiento conservador basado en la fisioterapia, en el que se trata de reducir la inflamación.
Las medidas a tener en cuenta, como explican desde la Unidad de
Rehabilitación, son, principalmente, el uso del hielo y otras medidas antiinflamatorias, como la relajación de la musculatura sobrecargada a través de la terapia manual; vendajes funcionales o uso de medias compresivas; estiramientos de gemelo; sóleo y tibiales; y ejercicios isométricos para reforzar la musculatura periarticular, siempre bajo la supervisión del fisioterapeuta.
Además, Herrera apunta al reposo activo durante el tratamiento como clave para eviar esa lesión. "Si no somos capaces de parar de correr cuando se ha instaurado la lesión, podemos correr el riesgo de que se cronifique", advierte.
La última fase de tratamiento es el período de readaptación deportiva, basado en el entrenamiento funcional terapéutico, en el que los fisioterapeutas acompañan al paciente en su vuelta al ejercicio con el fin de volver a hacer deporte con normalidad y evitando recaídas.
¿SE PUEDE PREVENIR?
Para evitar su aparición se aconseja correr con calzado adecuado y, si es necesario, realizar un estudio de la pisada a través de un podólogo.
Además, hay que evitar el sobreentrenamiento para no sobrecargar la musculatura, respetar los períodos de reposo deportivo, adquirir una buena técnica de carrera para evitar esfuerzos compensatorios que desequilibren el sistema músculo-esquelético y realizar un entrenamiento correcto asesorado por profesionales cualificados.