MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las personas que practican actividad física de forma regular se recuperan mejor tras una operación de cáncer colorrectal; sin embargo, empezar a hacer ejercicio solo después del diagnóstico no tiene ningún efecto en la recuperación, según demuestra una tesis de la Universidad de Gotemburgo (Suecia).
Al elaborar su tesis, Aron Onerup, que se doctoró en cirugía en la Academia Sahlgrenska de la Universidad y ahora es médico especialista en el Hospital Universitario Sahlgrenska, llevó a cabo un estudio de observación de 115 pacientes diagnosticados de cáncer colorrectal.
Así, los participantes que habían sido físicamente inactivos demostraron, tres semanas después de su operación, tener un mayor riesgo de no sentir que se habían recuperado físicamente. De hecho, el índice de complicaciones postoperatorias era también más de cuatro veces superior al de los participantes que habían sido físicamente activos. Además, se llevaron a cabo estudios con resultados similares en individuos programados para operaciones para tratar el cáncer de mama y la enfermedad del tracto biliar también.
La cuestión era si las probabilidades de recuperación podían mejorarse en el caso de los pacientes diagnosticados de cáncer colorrectal. En otro estudio, se asignó al azar a 761 personas para que recibieran una atención ordinaria y rutinaria o siguieran un programa de ejercicios, por su cuenta, durante unas dos semanas antes y cuatro semanas después de la operación de cáncer colorrectal.
Sin embargo, este programa, que incluía media hora diaria de ejercicio de intensidad moderada, no tuvo ningún efecto sobre la recuperación física autodeclarada del último grupo, ni sobre el riesgo de complicaciones, la repetición de la cirugía, el reingreso en el hospital o la duración de la estancia hospitalaria.
"Aunque el estudio sobre el ejercicio no mostró ningún efecto en el breve período postoperatorio, es posible que las medidas que dan lugar a un aumento de la actividad física a largo plazo tengan efectos positivos para la salud. La clave es no introducir medidas en la atención sanitaria hasta que no hayan sido evaluadas científicamente", afirma Onerup.
Sin embargo, el panorama general proporciona pruebas de que, en el momento en que se hace evidente la necesidad de una operación de enfermedad del tracto biliar o de cáncer colorrectal, el nivel de actividad física de las personas está claramente relacionado con el curso posterior de su recuperación.
"Los resultados de la investigación indican que hay más razones para trabajar en favor de una población lo más activa posible desde el punto de vista físico, además de los beneficios en términos de, por ejemplo, salud cardiovascular y mental que ya se conocen", concluye Onerup.