MADRID, 2 Jun. (EDIZIONES) -
Sí, nuestro tipo de piel puede variar a lo largo de nuestra vida y es posible que este cambie a lo largo de la vida. No hay que olvidar que la piel es el mayor órgano del cuerpo, por lo que está sometido a numerosos cambios a lo largo de los años. Además, la genética es muy importante, pero existen otros agentes como la edad, los cambios hormonales, el lugar donde se viva (más seco, húmedo, o contaminado, por ejemplo), así como el estrés o la dieta, todos ellos factores que pueden hacer que una piel que no lo era se vuelva sensible.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral, quien concreta que la piel sensible es aquella que reacciona con facilidad ante cualquier estímulo, afecta tanto a mujeres como a hombres, aunque el 60% de las personas con piel sensible son mujeres.
De hecho, mantiene que la piel del hombre es más gruesa que la de la mujer, además de tener más colágeno, por lo que suele tener un aspecto más firme que el de las féminas: "El principal factor agresor de la piel del hombre es el afeitado (más si se tiene una piel sensible), especialmente, si se realiza a diario, ya que puede acabar debilitando la barrera hidrolipídica protectora, pudiendo aparecer rojeces, erupciones, y granos, que se forman debido a folículos pilosos que no pueden salir (granos enquistados).
CARACTERÍSTICAS DE LAS PIELES SENSIBLES
Por otro lado, este especialista detalla que determinadas circunstancias pueden provocar una reacción en la piel, como los cambios bruscos de temperatura (cuando hace mucho calor en la calle y se entra a un sitio con aire acondicionado o viceversa; corrientes de aire, etc.), dejar la piel expuesta al sol, el frío, el uso de cosméticos no específicos para pieles sensibles, detergentes, determinados tipos de tejidos usados para la confección de ropa, joyas, la contaminación atmosférica, el roce o los pequeños traumatismos e, incluso, al polen que aparece en el ambiente durante la primavera. "Por eso hablamos de piel sensible o reactiva", apostilla.
Los síntomas más característicos de la piel sensible son sequedad, descamación (cuando la sequedad es muy acusada), irritación, enrojecimiento y prurito, según prosigue este dermatólogo, quien destaca igualmente que se trata de un tipo de piel muy frecuente. Es muy frecuente la intolerancia, incluso a aquellos cosméticos de alta gama o que se han utilizado antes.
Aquí este doctor del Instituto de Dermatología Integral mantiene que se irrita más fácilmente que otros tipos de pieles dado que la piel es la primera barrera del cuerpo ante cualquier agresión externa.
"La capa hidrolipídica de la piel es la más importante para esta función. Sin embargo, en las pieles sensibles esta barrera está alterada, por lo que permite el contacto de capas más internas con agentes externos y reacciona más fácilmente que cualquier otro tipo de piel. Además, las terminaciones nerviosas de las personas con esta piel son hipersensibles, por lo que notan el dolor, el calor, o la sensación de picor de manera inmediata", subraya.
ES IMPORTANTE DIFERENCIAR LA PIEL SENSIBLE DE OTRAS PATOLOGÍAS
En este contexto, el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral, recuerda la importancia de diferenciar este tipo de piel de patologías cutáneas: "La piel sensible no es una enfermedad, sino que es una condición de la piel; mientras que la rosácea o la piel atópica son patologías dermatológicas que necesitan un diagnóstico (solo el 2% de los pacientes con rosácea están diagnosticados), un tratamiento y un seguimiento por parte de un dermatólogo".
Es más, mantiene que ambas son enfermedades crónicas que cursan con brotes y que hacen que los síntomas se agudicen. A su vez, menciona este doctor que los pacientes con rosácea o dermatitis atópica tienen una piel sensible e intolerante.
"El diagnóstico diferencial es fundamental porque algunos de los síntomas de la rosácea o de la dermatitis atópica pueden ser similares a las posibles reacciones que puede tener puntualmente la piel sensible. Y como hemos señalado, a veces, esa piel sensible es el primer síntoma de una rosácea o de una dermatitis latente, o en fases iniciales. Por eso se debe consultar al dermatólogo siempre que se presentan estos síntomas en la piel sensible", subraya este experto.
CUIDADOS ESPECÍFICOS DE LAS PIELES SENSIBLES
En última instancia, pedimos al doctor Miguel Sánchez Viera si nos puede enumerar una serie de consejos sobre el cuidado específico de las pieles sensibles, y que a continuación describe:
- Utilización de cosméticos para pieles sensibles, sin perfumes, ni conservantes, y con ausencia de sustancias que pueden irritar la piel.
- Utilizar jabones 'syndet' o aceites lavantes, que limpian sin alterar la barrera hidrolipídica.
- Duchas y baños breves con agua templada; mejor ducha que baño.
- No secar la piel frotando con la toalla; mejor con pequeños toques sobre la piel.
- Fotoprotección con un SFP del 50 durante todo el año.
- Evitar exponerse al sol en las horas centrales del día (entre las 11 y las 17 horas).
- Utilizar preferiblemente tejidos naturales como el algodón y el lino, evitando la lana y los tejidos sintéticos en contacto directo con la piel.
- Hidratar la piel del cuerpo a diario.
- Evitar, en la medida de lo posible, el estrés y la ansiedad.
- No consumir alimentos muy condimentados o con picantes.