Piden que la importante vigilancia genómica del COVID-19 se use para combatir la resistencia a los antimicrobianos

Archivo - Detección de la resistencia a los antimicrobianos mediante la prueba de difusión de Kirby Bauer
Archivo - Detección de la resistencia a los antimicrobianos mediante la prueba de difusión de Kirby Bauer - ISTOCK/ NICOLAE MALANCEA - Archivo
Publicado: miércoles, 15 noviembre 2023 7:25

MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -

Durante la pandemia de COVID-19, la vigilancia genómica resultó vital para ayudar a comprender la evolución y propagación del virus SARS-CoV-2. Ahora, un grupo internacional de investigadores reclama que se aproveche su potencial para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos (RAM), un importante reto mundial que, en última instancia, podría provocar muchas más muertes que la pandemia de coronavirus, según publican en la revista 'The Lancet Microbe'.

La RAM ya causa importantes enfermedades y muertes en todo el mundo, siendo responsable de aproximadamente 1,27 millones de fallecimientos en 2019. Algunas estimaciones sugieren que para 2050 podría matar hasta 10 millones de personas cada año.

La profesora Sharon Peacock, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), impulsora del consorcio pionero COVID-19 Genomics UK, señala que "en el último siglo, los antibióticos han transformado nuestra capacidad para tratar infecciones y enfermedades y reducir la mortalidad. Pero las bacterias son cada vez más resistentes y, ante la escasez de nuevos antibióticos, corremos el riesgo de volver a la era preantibiótica, en la que ya no podemos tratar las infecciones", añade.

"Cuando el mundo se vio afectado por la pandemia de COVID-19, demostramos lo poderosa que podía ser la vigilancia genómica para ayudarnos a combatirla --prosigue--. Este trabajo surgió de su aplicación cada vez mayor a problemas del mundo real, como la detección de brotes en hospitales y en la comunidad, incluidos los de origen alimentario. Ahora tenemos que tomar lo que aprendimos de la pandemia, incluido su uso audaz y a gran escala, y volver a aplicarlo al complejo problema de la RAM".

El genoma, que está "escrito" en ADN o ARN, consiste en una cadena de nucleótidos. Cada vez que se hace una copia del genoma, pueden surgir errores: por ejemplo, puede intercambiarse uno de los nucleótidos A, C, G y T del ADN.

Estos cambios permiten a los científicos crear linajes -árboles genealógicos- que muestran cómo ha evolucionado y se ha propagado el genoma. En el caso del SRAS-CoV-2, permitieron a los científicos identificar fuentes de infección, detectar las denominadas "variantes preocupantes" y comprobar si las medidas de salud pública, como el bloqueo, las restricciones a los viajes y la vacunación, estaban funcionando.

El potencial para mejorar la vigilancia de los patógenos AMR puede ser incluso mayor que en el caso del SARS-CoV-2, ya que los datos genómicos pueden detectar y rastrear brotes, proporcionar una predicción para el tratamiento antibiótico eficaz, revelar el mecanismo de resistencia, incluidas las mutaciones y la adquisición de nuevo ADN, y ayudar a comprender el movimiento de los mecanismos de resistencia entre bacterias.

Aunque la vigilancia de las bacterias resistentes a los antibióticos ya se utiliza en algunos entornos, las crecientes pruebas de su potencial no se han traducido en gran medida en un uso rutinario.

En el estudio, un grupo de trabajo expone cómo podría aplicarse la vigilancia genómica al problema de la resistencia bacteriana a los antibióticos de forma más generalizada, así como los obstáculos que deben superarse, y presenta una serie de recomendaciones entre las que se incluyen la creación de capacidades, la formación de los trabajadores actuales y nuevos, la normalización de la forma en que se lleva a cabo la vigilancia para detectar la resistencia bacteriana a los antibióticos, y el acuerdo sobre el intercambio equitativo de datos y la gobernanza.

El grupo, financiado por Wellcome, fue creado por el profesor Peacock en colaboración con el Consorcio Wellcome SEDRIC (Surveillance and Epidemiology of Drug Resistance Infection Consortium) y dirigido por un equipo de casi 100 expertos codirigidos por la profesora Kate Baker y la doctora Elita Jauneikaite. Se publican cinco artículos en el mismo número de la revista, lo que pone de relieve la amplitud de la revisión y el análisis realizados por el equipo.

La serie abarca múltiples ámbitos de aplicación de la vigilancia genómica de la RAM, entre ellos el hospitalario, para ayudar a detectar brotes y orientar la prevención y el control de infecciones, así como la toma de decisiones clínicas a nivel del paciente.

También destacan las aplicaciones a nivel de salud pública para detectar amenazas emergentes y diseñar y evaluar intervenciones adecuadas como la vacunación. Incluso tiene potencial para rastrear patógenos de RAM que se desplazan entre humanos, animales y el medio ambiente.

El equipo también estudió las futuras innovaciones en la vigilancia genómica de la RAM, analizando cómo la próxima fase de las tecnologías genómicas y los métodos de análisis podrían transformar aún más el panorama de la vigilancia.

Sin embargo, primero habrá que superar una serie de obstáculos. Entre ellos, la falta de recursos y de voluntad política, y la necesidad de más formación, sobre todo en bioinformática (análisis de datos genómicos).

También hay obstáculos prácticos, como la debilidad de las infraestructuras de vigilancia epidemiológica y microbiología en muchos países, las deficiencias de las cadenas de suministro y las estructuras de precios, y los problemas relacionados con la cooperación efectiva y el intercambio de datos.

Kate Baker, catedrática de la Universidad de Cambridge, asegura que "estamos a punto de aprovechar todo el potencial de la genómica en la lucha contra la RAM, pero aún queda mucho por hacer. Necesitamos que las comunidades científica, política y de salud pública colaboren para conseguirlo --asegura--. La RAM es un problema urgente. No es algo que vaya a ocurrir en los próximos años: está ocurriendo ahora".

La doctora Elita Jauneikaite, del Imperial College de Londres, comenta que "vamos a estar atrapados indefinidamente en una carrera armamentística contra los patógenos bacterianos. La vigilancia genómica es realmente prometedora para ayudarnos a contraatacar, ya que proporciona información inestimable para limitar la propagación y el impacto de la RAM".

Peacock añade que "desde la pandemia quedó claro que la secuenciación era una herramienta vital que se necesitaba en todos los países del mundo. La RAM es un problema mundial y, una vez más, tenemos que asegurarnos de que los países de todo el mundo estén en condiciones de contribuir a los datos de vigilancia genómica y beneficiarse de ellos".

Janet Midega, responsable de investigación sobre la RAM en Wellcome y miembro de la Junta de SEDRIC, subraya que "la investigación y la vigilancia genómicas son fundamentales para detectar patógenos y comprender la transmisión y las tendencias de la farmacorresistencia tanto en entornos de renta alta como de renta baja".

"Para responder eficazmente a estos datos, debemos garantizar que las herramientas que se están desarrollando sean accesibles y puedan ser utilizadas por los organismos de salud pública de todo el mundo", concluye.