MADRID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la UT Southwestern Medical Center (Estados Unidos) han demostrado que los humanos y los ratones con pancreatitis presentan deficiencias en una hormona del estrés llamada FGF21, a pesar de que normalmente es más abundante en el páncreas que en cualquier otro órgano del cuerpo.
El estudio, publicado en la revista 'Science Translational Medicine', también muestra que la terapia de reemplazo revierte la afección en modelos de ratones en aproximadamente 24 horas, e incluso puede prevenirla. Además, los investigadores han tenido éxito en una segunda estrategia de tratamiento.
"Dado que varios candidatos a fármacos de FGF21 están o pronto estarán en ensayos clínicos para condiciones relacionadas con la enfermedad metabólica, podría ser posible probar el factor de crecimiento de fibroblastos 21 para tratar la pancreatitis humana en un futuro cercano", explica el líder del estudio, David Mangelsdorf.
El páncreas, un órgano cercano al intestino delgado, crea la hormona insulina que ayuda a mantener el azúcar en la sangre en equilibrio. El órgano también crea enzimas que normalmente se liberan en el intestino delgado para ayudar a la digestión.
La pancreatitis, una inflamación debilitante y a veces mortal del páncreas, puede ser aguda o crónica. Entre sus muchas causas, se encuentran el abuso de alcohol a largo plazo, los cálculos biliares y ciertas afecciones hereditarias. También puede ocurrir como una complicación de la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), un procedimiento en el que se utiliza una cámara, un medio de contraste y rayos X para ver el conducto biliar, la vesícula biliar y los conductos pancreáticos.
El tratamiento para la pancreatitis aguda generalmente es de apoyo. La mayoría de los pacientes se recuperan después de unos días en el hospital, donde se les administran líquidos intravenosos y se les alivia el dolor. La pancreatitis crónica, que es más común en las personas con trastorno por consumo de alcohol, empeora con el tiempo. El daño progresivo del tejido pancreático puede afectar la capacidad de digerir los alimentos y a veces requiere la prescripción de enzimas para evitar la desnutrición.
Durante casi dos décadas, estos investigadores han estudiado el FGF21, aprendiendo información valiosa sobre esta importante hormona metabólica. En 2017, revelaron el papel de la hormona para evitar que las enzimas digestivas dañen el páncreas. "Encontramos que el FGF21 estimula al páncreas para que secrete enzimas digestivas en el intestino delgado. Si este mecanismo falla, las enzimas permanecen en el páncreas, donde dañan el tejido y causan inflamación", apunta Mangelsdorf.
Su laboratorio y otros han demostrado que la pérdida del FGF21 magnifica el daño y retrasa la recuperación en modelos animales de pancreatitis. Eso le llevó a preguntarse si la hormona del estrés podría ser prometedora como terapia para la pancreatitis. Para responder a esa pregunta, estudiaron el efecto de la pancreatitis en la vía del FGF21 analizando muestras del páncreas de ratones y humanos con formas agudas y crónicas de la enfermedad.
Así, encontraron en ratones que los niveles pancreáticos de FGF21 aumentaron durante las primeras cuatro horas de pancreatitis y, de forma inesperada, disminuyeron en la marca de doce horas, volviéndose casi indetectables después de 18 horas. El FGF21 también se redujo en la pancreatitis humana.
Pudieron comprobar que el FGF21 se comportaba de forma similar en tres modelos diferentes de ratón de la enfermedad: pancreatitis inducida por el fármaco ceruleína, que provoca una secreción excesiva de enzimas pancreáticas; pancreatitis inducida por el alcohol y pancreatitis inducida por la CPRE. Los experimentos confirmaron que la pérdida del FGF21 es un rasgo distintivo de la enfermedad.
PRUEBAS SOBRE LA TERAPIA DE REEMPLAZO
A continuación, querían saber si la terapia de reemplazo del FGF21 funcionaría, utilizando estos mismos tres modelos de pancreatitis en ratones. Los investigadores llevaron a cabo varios experimentos utilizando cada uno de los tres modelos de ratón, repitiendo cada investigación de tres a cuatro veces con tres a ocho ratones por grupo de prueba. También realizaron experimentos en 66 muestras de tejido humano: 14 de personas sanas y 52 de personas con pancreatitis.
Inyectar un miligramo por kilogramo de peso corporal de ratón de FGF21 cuatro veces durante un periodo de 12 a 16 horas después de inducir la pancreatitis aumentó la cantidad de FGF21 en el torrente sanguíneo y causó que la inflamación, necrosis e hinchazón desaparecieran en su mayoría dentro de las 24 horas en los ratones con pancreatitis inducida por drogas o alcohol.
Para ver si podían de alguna manera prevenir la pancreatitis inducida por la CPRE, los investigadores mezclaron el FGF21 con el medio de contraste que se usa normalmente en el procedimiento, y encontraron que al hacerlo, pudieron mantener los niveles normales de FGF21 y evitar que se redujeran, previniendo así la inflamación inducida por el procedimiento.