La pérdida de la hormona placentaria, relacionada con cambios en el cerebro y el comportamiento social del bebé

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Archivo - Feto, embrión - NATURE - Archivo
Publicado: martes, 17 agosto 2021 7:34

MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -

Se ha demostrado que los nacimientos prematuros aumentan el riesgo de padecer trastornos del espectro autista y otros problemas de desarrollo, especialmente en los varones y cuanto más prematuro es un bebé, mayor es el riesgo de sufrir déficits motores o cognitivos. Ahora un nuevo estudio, realizado en ratones, ha descubierto qué pierde el bebé prematuro tan fundamental para provocar estos resultados a largo plazo.

La investigación, publicada en la revista 'Nature Neuroscience', sugiere que uno de los factores puede ser la pérdida de una hormona placentaria que el cerebro en desarrollo vería normalmente en la segunda mitad del embarazo. Es el primer estudio que aporta pruebas directas de que la pérdida de una hormona placentaria altera el desarrollo cerebral a largo plazo.

Los investigadores del laboratorio de la doctora Anna Penn, actualmente en el Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia y anteriormente en el Hospital Nacional Infantil de Washington, en Estados Unidos, descubrieron que la reducción de las cantidades de una sola hormona, llamada alopregnanolona (ALLO), en la placenta provocaba cambios cerebrales y de comportamiento en la descendencia masculina que se asemejan a los cambios observados en algunas personas con trastorno del espectro autista.

El estudio también descubrió que tanto la estructura cerebral como los cambios de comportamiento en los ratones podían prevenirse con una única inyección de ALLO al final del embarazo.

"Nuestro estudio proporciona una visión nueva e intrigante sobre cómo la pérdida de hormonas placentarias -que ocurre en el parto prematuro o si la placenta deja de funcionar bien durante el embarazo- puede conducir a cambios estructurales a largo plazo en el cerebro que aumentan el riesgo de autismo u otros trastornos neuropsiquiátricos --dice la autora principal, la doctora Claire-Marie Vacher, profesora asistente de ciencias neonatales en el Departamento de Pediatría del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia--. Lo alentador es que estos trastornos pueden ser prevenibles si se diagnostican y tratan a tiempo".

La placenta es el órgano que proporciona al feto oxígeno y nutrientes y elimina los productos de desecho. También produce hormonas, entre ellas los altos niveles de ALLO al final del embarazo, que pueden influir en el desarrollo del cerebro. Penn, actual profesora asociada de pediatría del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia y jefa de neonatología del Hospital Infantil Morgan Stanley de Columbia y Nueva York, acuñó el término "neuroplacentología" para describir este nuevo campo de investigación que relaciona la función de la placenta con el desarrollo del cerebro.

Alrededor de uno de cada 10 bebés nace prematuramente (y, por tanto, está privado de niveles normales de ALLO y otras hormonas), y muchos más embarazos tienen una función placentaria deficiente.

Para este estudio, los investigadores crearon un modelo de ratón en el que pudieron disminuir selectivamente la producción de ALLO durante el embarazo, de modo que algunas crías en desarrollo estuvieran expuestas a suficiente ALLO placentario mientras que otras no. Aunque tanto los fetos machos como las hembras fueron sometidos a la deficiencia de ALLO, sólo los ratones machos mostraron comportamientos similares al autismo después del nacimiento. Trabajando con colaboradores de Washington D.C., Francia y Canadá, el laboratorio de Penn analizó el desarrollo cerebral y los resultados conductuales a largo plazo de las crías.

Los ratones macho que carecían de ALLO en la placenta presentaban cambios estructurales en el cerebelo, una región del cerebro que coordina el movimiento y que se ha relacionado con el autismo, mientras que sus compañeros de camada no los tenían.

"En particular, observamos un engrosamiento de las vainas de mielina, el recubrimiento lipídico que protege las fibras nerviosas y acelera la señalización neuronal --señala Vacher--. También se sabe que el mismo tipo de engrosamiento se produce de forma transitoria en el cerebelo de algunos niños con autismo".

Los investigadores también descubrieron que el grado de engrosamiento de la mielina en los ratones machos jóvenes estaba relacionado con un comportamiento anormal. Cuanto más se engrosaba la vaina (medido por los niveles de proteína de mielina), más comportamientos parecidos al autismo presentaban los ratones macho, como la disminución de la sociabilidad y las actividades repetitivas.

"Nuestro modelo experimental demuestra que la pérdida de ALLO de la placenta altera el desarrollo del cerebelo, incluido el desarrollo de la materia blanca --destaca Penn--. El desarrollo de la materia blanca del cerebelo se produce principalmente después del nacimiento, por lo que conectar un cambio en la función de la placenta durante el embarazo con impactos persistentes en el desarrollo posterior del cerebro es un resultado particularmente sorprendente".

Según avanza, "los hallazgos proporcionan una nueva forma de entender el mal funcionamiento de la placenta. Cambios sutiles pero importantes durante el embarazo o después del parto pueden poner en marcha trastornos del neurodesarrollo que los niños experimentan más adelante", advierte.

Para determinar si se producen cambios similares en los bebés, los investigadores también examinaron tejidos cerebelosos post mortem de bebés prematuros y a término que habían muerto poco después de nacer. El análisis de estos tejidos humanos mostró cambios similares en las proteínas cerebrales cuando se comparó el cerebelo de bebés varones nacidos prematuros con el de bebés varones nacidos a término.

"Este estudio es un primer paso importante para comprender cómo las hormonas placentarias pueden contribuir a resultados neuroconductuales específicos en humanos. Esperamos continuar nuestra colaboración con la doctora Penn y su equipo para ayudar a definir cómo las neuronas y la glía del cerebelo responden a los factores ambientales, incluida la función de la placenta, que pueden comprometer el cerebro en desarrollo", dice el coautor del estudio, el doctor Vittorio Gallo, director académico interino del Hospital Nacional de Niños y director interino del Instituto Nacional de Investigación Infantil.

El potencial terapéutico de ALLO se puso a prueba en el modelo preclínico. Los investigadores descubrieron que las crías macho de ratones a los que se les administró una única inyección de ALLO al final de la gestación tenían menos comportamientos similares al autismo. Se observaron resultados similares tras una inyección de muscimol, un fármaco que mejora la función de los receptores GABA, los mismos que responden a ALLO. Los niveles de proteína de mielina en el cerebelo en desarrollo también se normalizaron con el tratamiento.

"Identificar cuándo los niveles hormonales clave son anormales, y averiguar cómo y cuándo ajustar estos niveles, proporciona una oportunidad para intervenir --apunta Penn--. Realizar estudios adicionales con nuestro modelo de ratón, y medir los niveles hormonales en las madres y los bebés, puede conducir a un tratamiento más temprano para reducir o prevenir los trastornos cognitivos y conductuales a largo plazo en los fetos y recién nacidos de alto riesgo".