VALENCIA 20 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Colegio de Ópticos-Optometristas de la Comunitat Valenciana ha advertido este lunes de que los juguetes no deben suponer "ninguna amenaza" para la salud ocular de los niños, por lo que aconseja evitar que contengan partes afiladas, puntiagudas o que actúen como proyectiles porque pueden provocar graves daños en los ojos.
Asimismo, ha recordado en un comunicado la necesidad de tener "especial cuidado" con aquellos juguetes que tengan lentes o espejos que puedan concentrar la luz, como lupas, telescopios, microscopios o prismáticos, ya que pueden provocar quemaduras graves en los ojos si no se utilizan de forma adecuada.
Según la entidad, los niños, mientras están jugando, aprenden y desarrollan sus capacidades visuales por lo que sus primeros juguetes deben ir destinados a estimular su sistema visual y auditivo. Así, entre el primer y el tercer mes de vida, los juguetes deben tener colores llamativos y muy vivos. Además, deben acercarse al bebé a unos 20 centímetros de sus ojos para que se interesen por ellos.
En el tercer mes de vida, el niño empieza a desarrollar la coordinación ojo-mano. A partir de los seis meses, se estabiliza la visión binocular y cromática. El bebé es capaz de controlar la dirección de su mirada y comienza a controlar los movimientos de sus manos. En esta etapa puede jugar ya con cubos que se apilan, juguetes con los que tenga que reconocer formas geométricas, que produzcan sonidos al tocarlos, entre otros. A partir de los tres años, el niño puede jugar con rompecabezas que le ayuden a desarrollar su percepción y memoria visual.
La entidad ha destacado la importancia de que los padres jueguen con sus hijos, sobre todo en edades comprendidas entre los 3 y los 6 años, "así podrán descubrir si tienen problemas para identificar colores o para coger un objeto, porque no lo ven bien, calculan mal las distancias o tienen un campo visual limitado", lo que requeriría de una revisión profesional.
Asimismo, ha subrayado que son importantes para el desarrollo visual de los niños los juegos al aire libre, lo que permite que no se estimulen siempre en un entorno próximo. En el caso de los videojuegos, "ayudan a desarrollar la coordinación ojo-mano, la rapidez de reflejos y la capacidad de concentración, pero no se recomienda su uso durante más de 10-15 minutos consecutivos y siempre en niños mayores de 12 años, ya que la utilización abusiva de este tipo de juegos puede acarrear problemas de visión y hábitos sedentarios".