Once expertos desarrollan un sistema para identificar si el dolor irradiado a una pierna se debe a estenosis espinal

Dolor, espalda, enfermedad autoinmune
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Actualizado: miércoles, 20 junio 2018 10:57

Consideran que podría evitar cirugías innecesarias y ayudar a los médicos a reconocer mejor la causa de esta condición

MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -

Un grupo multidisciplinar formado por once expertos internacionales en dolencias de espalda, entre ellos el doctor español Francisco Kovacs, de la Unidad de Espalda Kovacs del Hospital Universitario HLA-Moncloa y director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda, han desarrollado un sistema con seis sencillos parámetros que permiten identificar con mayor certeza si el dolor irradiado a la pierna se debe realmente a una estenosis espinal.

Tal y como explica el doctor Kovacs, el dolor irradiado a una o ambas piernas es uno de los síntomas más típicos de la estenosis espinal lumbar, una condición que se produce por el estrechamiento en los segmentsos lumbares del canal por el que discurre la médula, y que se debe en la mayoría de los casos a un proceso degenerativo que se acentúa con la edad.

"Cierto estrechamiento es normal en mayores de 65 años, pero el problema es saber si tiene esa condición o no", señala el especialista, recordando que el dolor irradiado a la pierna puede deberse a causas distintas como una hernia discal o una lumbalgia específica. Y es que, ha puntualizado, las pruebas radiológicas pueden observar canales estrechados en muchas personas sanas, en las que "ni la médula ni la raíz nerviosa están comprimidas y la estenosis no causa ningún problema".

"Por lo tanto, no basta con observar una estenosis espinal en la resonancia magnética de un paciente con dolor irradiado a lo largo de la pierna para concluir que se debe a la estenosis: es necesario identificar cuáles son los signos y síntomas que permiten confirmar si esta es realmente la causa de ese dolor", indica el doctor, quien puntualiza que, hasta ahora, el síntoma más típico era el dolor irradiado a la pierna, que se manifiesta sobre todo al andar y mejora cuando el paciente se sienta.

ESTUDIO EN TRES FASES

Con el fin de delimitar y cuantificar los síntomas que de verdad llevan a diagnosticar una estenosis espinal, y no una hernia discal o una lumbalgia, este grupo de investigadores puso en marcha un estudio científico, dividido en tres fases.

En primera instancia, identificaron los 236 signos y síntomas atribuidos habitualmente a la estenosis espinal en la literatura científica mundial para comprobar su sensibilidad y especifidad. "Cuanto más sensible en un test es un síntoma menos específico resulta, y viceversa; es decir, peor identifica si ese síntoma es causante directo de la condición", argumenta Kovacs.

Posteriormente, esos 236 parámteros fueron revisados a través del método Delphi por un grupo internacional de 17 investigadores especializados en dolencias de la espalda de ocho países diferentes, de organizaciones como el Hospital Henri-Mondor (Francia), el Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) o el Hospital Universitario de Ginebra (Suiza). Tras puntuar de 1 a 7 el que, a su juicio, era el signo más importante de la estenosis y discriminarlos, seleccionar los 43 más relevantes.

En la tercera fase, realizada en unidades especializadas en el tratamiento de dolencias de la espalda de cinco países, otros 19 expertos clínicos, quirúrgicos y no quirúrgicos, recogieron cuáles de esos signos y síntomas presentaban 209 pacientes mayores de 18 años que presentaban dolor irradiado a la pierna. Entre ellos, 63 en los que el dolor se debía a estenosis espinal, 89 en los que era causado por hernia discal y 57 por lumbalgia inespecífica.

Finalmente, se realizaron análisis estadísticos, con modelos uni y multivariantes de ecuaciones estimativas generalizadas (GEE) y el método LASSO, para identificar correctamente a los pacientes cuyo dolor se debía a una estenosis espinal. Por último, se calculó la sensibilidad y especifidad que se obtenía en función de la ponderación que se asignaba a cada uno de los parámetros que habían demostrado ser relevantes. Tras todo este proceso, se definieron los seis válidos que permiten identificar fielmente a los pacientes cuyo dolor irradiado a la pierna se debe realmente a una estenosis espinal.

'ESCALA N-CLASS': 6 PARÁMETROS BÁSICOS

Estos seis parámetros componen lo que los investigadores llaman 'escala N-CLASS', que pondera el valor de cada uno de éstos atribuyéndole una puntuación. Así, con tres puntos se califica en los siguientes aspectos: presentar dolor en ambas piernas, sentir alivio del dolor en la pierna al sentarse o sentir alivio del dolor en la pierna al inclinarse hacia adelante o flexionar la columna verteblar.

Tener más de 60 años se puntúa con un 4, mientras que tener un resultado positivo en la prueba de Lasegue equivale a 2 puntos. Este test consiste en elevar estirada la pierna del paciente mientras está boca arriba. "Si no aparece dolor irradiado a lo largo de la pierna antes de alcanzar los 60 grados de flexión de la cadera el resultado es negativo, por lo tanto esto indica que este síntoma está relacionado con la estenosis espinal", ha narrado el doctor Kovacs.

De esta forma, la puntuación total de la 'escala N-CLASS' puede osiclar entre 0 puntos, en caso de que no esté presente ninguno de esos signos, y 19, si se manifiestan todos. Una puntuación de 11 puntos o más identifica a los pacientes en los que el dolor se debe a una estenosis, con una sensibilidad del 80 por ciento y una especifidad del 92,1. "Cuanto mayor puntuación, mayor la certeza de que el dolor se debe a la estenosis", ha añadido el especialista.

"Era necesario disponer de un criterio fundado para identificar, entre los pacientes con dolor irradiado que mostraban una estenosis espinal en una prueba de imagen, aquellos en los que realmente esa es la causa. Esta escala incrementa la certeza del diagnóstico, evita operar a pacientes en los que la estenosis espinal no es la causa del dolor y en los que la cirugía sería ineficaz y conllevaría riesgos innecesarios. A la inversa, también facilita identificar a aquellos para los que la cirugía es la solución apropiada", ha explicado Kovacs en relación a la pertinencia de este estudio, publicado en la revista 'The Spine Journal', y que esperan se convierta en una guía de práctica clínica.

"LA CIRUGÍA ES MUY AGRESIVA PARA ALGUNOS PACIENTES MAYORES"

Otro de los puntos en los que el doctor Kovacs ha centrado su argumentación en relación a la importancia del trabajo, es que el tratamiento conservador en pacientes con este tipo de dolencia presenta un resultado, por lo general, "muy endeble". "Está demostrado que cuando fracasa después de entre tres y seis meses es más eficaz operar que seguir con el tratamiento", ha expuesto.

A continuación, ha detallado que la cirugía en este tipo de casos tiene dos variantes: quitar el hueso que obstruye ese canal por el que transcurre la médula espinal o bien instalar un dispositivo que mantiene las vértebras del paciente en la misma posición que cuando está sentado, una situación en la que el dolor prácticamente no se manifiesta.

Sin embargo, ha advertido de que la cirugía quitando el hueso es "demasiado agresiva" para algunos pacientes mayores, precismante aquellos que más sufren esta dolencia. En el lado opuesto, ha puntualizado que con ese dispositivo la probabilidad de volver a operar en cinco años es mayor. "Por todas estas razones, esta serie de signos y síntomas, que un médico puede comprobar en apenas 2 minutos, son importanes", ha concluido el doctor Kovacs.