Nuevo objetivo en la lucha contra el trastorno de estrés postraumático

Estrés, preocupación, tristeza, depresión
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Publicado: miércoles, 13 marzo 2019 7:29

   MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Hace más de 30 años, los científicos descubrieron que las enfermedades neurológicas como la de las 'vacas locas' y Creutzfeldt-Jakob son causadas por proteínas mal plegadas llamadas priones. Pero en los últimos años, el premio Nobel Eric Kandel demostró en ratones que algunos priones son beneficiosos y cumplen funciones biológicas importantes en el cerebro y el cuerpo.

   Hoy, una investigación realizada por Kandel y su colega Joseph Rayman en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, describe cómo una proteína semejante a un prión, codificada por un gen llamado TIA1, ayuda al cerebro a controlar los recuerdos de miedo. Sin este gen, las hembras exhiben signos reveladores del trastorno de estrés postraumático (TEPT).

   Los resultados de este estudio, publicado este martes en 'Cell Reports', apuntan a TIA1 como un nuevo objetivo en la lucha contra el trastorno de estrés postraumático, que es aproximadamente el doble de común en las mujeres que en los hombres. "Descifrar la interacción entre la biología y el medio ambiente que da lugar a todos los trastornos psiquiátricos, incluido el trastorno de estrés postraumático, ha demostrado ser increíblemente difícil", afirma Kandel, profesor universitario y codirector del Instituto Mortimer B. Zuckerman de Comportamiento del Cerebro y la Mente y profesor de Ciencias del Cerebro en Columbia.

   "El descubrimiento de hoy sobre TIA1 ha revelado uno de esos componentes clave de esa interacción. Nuestra investigación ofrece un camino prometedor para desarrollar tratamientos que mitiguen las causas subyacentes del TEPT y otras enfermedades psiquiátricas relacionadas", agrega.

   Los priones se describieron originalmente en el contexto de afecciones neurológicas llamadas encefalopatías espongiformes transmisibles, que incluyen la enfermedad de las 'vacas locas' en el ganado y la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en las personas. En estas patologías, los priones mal plegados se agrupan dentro de las células cerebrales llamadas neuronas, formando grandes agregados que hacen que las neuronas se degraden y mueran. Tras la muerte neuronal, los priones se liberan e infectan las células vecinas, como un virus. Con el tiempo, este proceso lleva a síntomas neurológicos devastadores y, a veces, mortales.

   Pero en 2003, Kandel y su equipo descubrieron que algunos priones no son peligrosos, sino funcionales, y pueden desempeñar importantes funciones biológicas. Por ejemplo, en 2015, hallaron que el prión funcional CPEB3 ayuda al cerebro a mantener recuerdos a largo plazo. TIA1 es otro de esos priones funcionales y ayuda a las neuronas a hacer frente al estrés celular.

   "Cuando las neuronas sufren estrés, como en respuesta a una infección viral, la proteína TIA1 secuestra biomoléculas no esenciales dentro de la célula", explica el doctor Rayman, científico investigador asociado en el laboratorio de Kandel en el Instituto Zuckerman de Columbia. "Esto le permite a la célula concentrar todos sus esfuerzos en combatir el estrés", agrega.

   TIA1 está presente en muchas regiones del cerebro, pero es particularmente activo en el hipocampo ventral, un área conocida por regular los recuerdos asociados con el estrés y el miedo. Los doctores Kandel y Rayman se preguntaron si las interrupciones en la función TIA1 podrían causar interrupciones en el recuerdo del miedo, lo que juega un papel clave en el trastorno de estrés postraumático.

   Para averiguarlo, los científicos cambiaron la cantidad de TIA1 en el hipocampo ventral de ratones machos y hembras. Luego, los investigadores entrenaron a los roedores para asociar un olor inocuo, el del etanol, con una experiencia estresante. Cuando se colocaron en otros ambientes con olor a etanol, los animales mostraron un comportamiento de evitación: tendían a alejarse del olor estresante.

   Pero cuando los autores de este trabajo eliminaron TIA1, vieron un cambio en el comportamiento, un cambio que se restringió a las hembras. La eliminación de TIA1 parecía no tener efecto en los machos, pero el comportamiento de evitación de las hembras se disparó; sus recuerdos temerosos aumentaron significativamente.

LA PREVALENCIA DEL TEPT, MUCHO MAYOR EN MUJERES QUE EN HOMBRES

   Los investigadores argumentan que esta marcada diferencia de sexo puede ser una clave esencial para descubrir por qué la prevalencia de trastorno de estrés postraumático es mucho mayor en las mujeres, en comparación con los hombres. También enfatiza la importancia de incluir ratones hembra en la investigación científica, una práctica que la comunidad investigadora ha desalentado durante mucho tiempo.

   "La inclusión de ratones hembras en estudios científicos es un fenómeno reciente; los investigadores una vez razonaron que los cambios hormonales cíclicos en las hembras complicarían los resultados del estudio --explica Rayman--. Pero incluir ratones hembra en nuestro estudio resultó ser transformador. Nunca habríamos descubierto la importancia del TIA1 si no hubiéramos examinado el cerebro femenino".

   Los trastornos psiquiátricos son notoriamente complejos. Se cree que están vinculados a muchos genes, cada uno de los cuales contribuye solo una pequeña cantidad al problema, pero los doctores Kandel y Rayman confían en que su trabajo puede extenderse para identificar y tratar los trastornos en las personas. Por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático se puede rastrear hasta el procesamiento anormal del recuerdo del miedo y las mismas regiones del cerebro responsables del recuerdo del miedo en los ratones son responsables de la memoria del miedo en las personas.

   "No solo eso, sino que el gen que codifica TIA1 en ratones también existe en el genoma humano --subraya Rayman--. Para buscar vínculos entre los niveles de actividad TIA1 y las respuestas al estrés en humanos, actualmente estamos analizando el AND de individuos en Suecia".

   "Esperamos que nuestro trabajo, combinado con el trabajo de otros, lleve a identificar una gran cantidad de genes, cada uno de los cuales contribuye con una cierta cantidad de riesgo de trastorno de estrés postraumático", afirma Kandel, quien también es investigador principal en el Instituto Médico Howard Hughes.

   "Los avances en los modelos computacionales y teóricos pronto podrían permitirnos observar la composición genética particular de una persona e identificar su riesgo de desarrollar un trastorno psiquiátrico, como el TEPT, y luego ofrecer la mejor manera de tratarlo a nivel molecular", concluye.