MADRID 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Investigación Oncológica Olivia Newton-John y de la Facultad de Medicina Oncológica de la Universidad La Trobe, en Australia, han realizado un descubrimiento pionero en el mundo, que abrirá una nueva vía para mejorar los resultados de los pacientes con cáncer de intestino, según anuncia en la revista 'Science Immunology'.
Existe una necesidad urgente de descubrir tratamientos más eficaces y mejorar el cribado del cáncer de intestino, sobre todo en los casos de aparición precoz (entre 25 y 49 años). Según los investigadores, los australianos nacidos a partir de 1990 tienen el doble de riesgo de desarrollar cáncer de intestino que los nacidos en 1950, y estos pacientes más jóvenes suelen tener peor pronóstico, ya que suelen presentar la enfermedad en una fase avanzada.
La inmunoterapia es uno de los nuevos tratamientos más prometedores contra el cáncer, que consiste en potenciar la capacidad de las células inmunitarias para reconocer y eliminar las células cancerosas. Sin embargo, menos del 10% de los pacientes con cáncer de intestino responden a las inmunoterapias actuales.
La doctora Lisa Mielke, investigadora principal y jefa del Laboratorio de Inmunidad de las Mucosas y Cáncer del Instituto Olivia Newton-John de Investigación Oncológica, explicó la importancia de este avance en la investigación. "Hemos descubierto que un importante grupo de células inmunitarias del intestino grueso -las células T gamma delta- son cruciales para prevenir el cáncer de intestino", apunta.
"Las células T gamma delta actúan como nuestros defensores de primera línea en el intestino. Lo que hace extraordinarias a estas células inmunitarias es que patrullan constantemente y salvaguardan las células epiteliales que recubren el intestino, actuando como guerreras contra las amenazas potenciales de cáncer --añade Mielke--. Cuando analizamos muestras de pacientes con cáncer de intestino, descubrimos que cuando había más células T gamma delta presentes en los tumores, estos pacientes presentaban mejores resultados y una mayor supervivencia".
El intestino grueso contiene billones de bacterias, virus y hongos, conocidos colectivamente como microbioma. Mientras que algunas bacterias están asociadas a enfermedades, otras son sumamente importantes para el sistema inmunitario.
La coautora principal de este estudio, Marina Yakou, candidata al doctorado en el Instituto de Investigación Oncológica Olivia Newton-John, describe cómo esta nueva investigación puede conducir a tratamientos mejorados para los pacientes de cáncer en el futuro.
"Descubrimos que la cantidad y diversidad del microbioma del intestino grueso daba lugar a una mayor concentración de una molécula llamada TCF-1 en las células T Gamma delta en comparación con otras zonas del intestino. Esta molécula (TCF-1) impide que nuestra respuesta inmunitaria natural, las células T gamma delta, luche contra el cáncer de intestino --explica--. Cuando suprimimos el TCF-1 en las células T gamma delta utilizando modelos preclínicos, esto cambió fundamentalmente el comportamiento de estas células inmunitarias y observamos una notable reducción del tamaño de los tumores de cáncer de intestino. Nuestro avance, pionero en el mundo, abre una nueva vía para el desarrollo de inmunoterapias combinadas dirigidas a tratar con mayor eficacia a los pacientes con cáncer de intestino", añade.
Este descubrimiento de la investigación también abre nuevas posibilidades para comprender cómo interactúan el microbioma y las células inmunitarias del intestino, lo que podría conducir al desarrollo de nuevas estrategias para reducir el riesgo de cáncer de intestino y detectar mejor este tipo de cáncer.
Se trata de una noticia prometedora para Elise Stapleton, una paciente de cáncer de intestino de 36 años a la que inicialmente se diagnosticó una endometriosis recurrente. Sin embargo, en enero de este año recibió el sorprendente diagnóstico de cáncer de intestino en estadio 3.
"Tras despertarme de la operación para extirpar la endometriosis, recibí un bombazo. Los cirujanos me dijeron que habían encontrado un tumor y me operaron para extirpar 'lo que pudieron' --recuerda--. Después me sometieron a una segunda operación para extirparme entre 20 y 25 cm del intestino grueso, a quimioterapia de seguimiento en abril y tengo efectos secundarios de la operación y el tratamiento".
"Mi vida ha cambiado radicalmente. Después de haber pasado por muchas cosas en muy poco tiempo este año, ahora me siento muy fortalecida. Quiero ayudar a concienciar a los jóvenes de que el cáncer de intestino no es sólo una enfermedad de personas mayores y de que confíen en sus instintos: si algo no les parece bien, sigan consultando a los profesionales sanitarios", aconseja Elise.
"Tengo la esperanza de que esta nueva investigación pueda conducir a inmunoterapias más específicas que den lugar a menos efectos secundarios, y espero que incluso algún día ayude a diseñar mejores cribados para que las personas puedan ser diagnosticadas con mayor precisión y tratadas antes", comenta.