MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio ha encontrado respuesta a la pregunta de cómo el cáncer elude las defensa del organismo al probar que las células tumorales se 'comen' un aminoácido clave, privando a las células inmunes de él, lo que les impide combatir el cáncer.
Según publican los investigadores en la revista 'Nature', si el cáncer es una serie de acertijos, un nuevo estudio analiza cómo se conectan varios de esos rompecabezas para formar una imagen más amplia.
Así, una pieza importante es el sistema inmunológico y la pregunta de por qué ciertas células inmunes dejan de hacer su trabajo. Otra pieza trata sobre cómo se alteran las histonas dentro de las células inmunes. Una tercera pieza es cómo el metabolismo de una célula procesa los aminoácidos.
"Nadie sabía si todas esas preguntas estaban conectadas. Pudimos juntar varios de estos acertijos y ver cómo funcionan", explica Weiping Zou, profesor de Cirugía, Patología, Inmunología y Biología de la Universidad de Michigan y director del Centro de Excelencia en Inmunología e Inmunoterapia del Centro de Cáncer Rogel de la UM.
Zou es autor principal de un artículo publicado en Nature que incluye varios laboratorios del Rogel Cancer Center y colaboradores de Polonia.
El estudio encontró una conexión entre estos tres acertijos separados que sugiere que apuntar al transportador de metionina de aminoácidos en las células tumorales podría hacer que la inmunoterapia sea efectiva contra más cánceres.
Comienza con las células T, los soldados del sistema inmunológico. El cáncer puede convertir estas células en anormales, evitando que las células T organicen un ataque contra él. La pregunta es: ¿qué causa esto?
Los investigadores observaron el microambiente del tumor, específicamente cómo los tumores metabolizan los aminoácidos y descubrieron que un aminoácido llamado metionina tenía el mayor impacto en la supervivencia y función de las células T. Las células T con niveles bajos de metionina se volvieron anormales. La metionina baja en las células T también alteró los patrones de histonas que causaron que las células T se deterioraran.
La introducción de células tumorales en la imagen crea una lucha entre las células tumorales y las células T por la metionina. Una y otra vez, las células tumorales ganan, tomando la metionina de las células T y volviéndolas ineficaces.
Investigaciones anteriores han considerado un enfoque sistémico para privar de metionina a las células tumorales, con la idea de que las células tumorales son adictas a ella. Pero, dice Zou, este estudio muestra por qué ese enfoque puede ser un arma de doble filo.
"Existe una competencia entre las células tumorales y las células T por la metionina. Las células T también la necesitan --explica--. Si privas de metionina a las células tumorales, las células T tampoco la obtienen. Quieres eliminar selectivamente la metionina de las células tumorales y no para las células T".
De hecho, el estudio encontró que complementar la metionina en realidad restauraba la función de las células T. Los niveles suficientemente altos de metionina significaban que había suficiente tanto para las células tumorales como para las células T.
Una clave es que las células tumorales tienen más transportadores que entregan metionina. Los investigadores encontraron que alterar esos transportadores daba como resultado células T más saludables, ya que las células T podían competir por la metionina.
"Todavía hay muchos detalles mecánicos que no hemos resuelto, en particular las vías metabólicas detalladas del metabolismo de la metionina. También necesitamos entender cómo las vías del metabolismo pueden ser diferentes de las células tumorales y las células T. Esperamos encontrar un objetivo que sea relativamente específico para las células tumorales, de modo que no dañamos las células T sino que impactamos en el tumor", señala Zou.
También está trabajando con expertos en descubrimiento de fármacos para tratar de identificar un inhibidor de molécula pequeña que se dirija a la metionina en las células tumorales.