MADRID, 11 Jun. (EDIZIONES) -
Cuando coloquialmente decimos que 'se nos agarrota un músculo', lo que se produce es un espasmo muscular, y con ello un fuerte dolor. Se nos contrae el músculo y a veces no podemos saber cómo solucionarlo. Además, si éste es mantenido en el tiempo, puede dar lugar a las conocidas contracturas.
En otras ocasiones el espasmo es involuntario, se produce de repente, en forma de calambres musculares. ¿Quién no se ha despertado por la noche alguna vez con una fuerte sensación de dolor muscular en la pantorrilla?
"Lo que está sucediendo en ese momento es que el músculo se contrae de forma involuntaria, y no somos capaces de relajarlo. La musculatura está anormalmente tensionada", explica a Infosalus el fisioterapeuta del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid, Fernando González García.
Las causas de que esto se produzca, según asegura, son "múltiples" y han de ser evaluadas individualmente. Entre éstas, el experto destaca:
·Carencias nutricionales y de hidratación del músculo.
·Esfuerzos bruscos para los que el músculo no está preparado.
·Malos hábitos posturales repetidos de forma sistemática.
·Falta de actividad física que debilita la musculatura.
·Estrés.
·Factores ambientales como el frío.
Para poder aliviar un calambre repentino el especialista aconseja estirar lo antes posible la musculatura implicada. "Los resultados serán visibles en el acto", afirma, al mismo tiempo que indica que, en el caso de las contracturas, las estrategias terapéuticas son muy variadas.
"Como consejo concreto: no caigamos en el error del excesivo reposo. En el momento en el que la zona no está en una fase aguda es muy importante que el músculo tenga una actividad adaptada a la lesión, y progresiva (sin pasarse). Esto permitirá ir adquiriendo fuerza y movilidad articular, así como una mejor circulación sanguínea, facilitando que la zona vuelva a la normalidad funcional", indica el fisioterapeuta.
En el debate 'frío o calor', González García dice que es mejor dejar sólo el frío para aquellas situaciones en las que la zona esté muy inflamada o caliente. "Si no es así, el calor será un buen aliado para mejorar la irrigación sanguínea de la zona, y aportarle al músculo los nutrientes que necesita de forma más eficaz", señala.
IR A LA RAÍZ DEL PROBLEMA ES LO MÁS EFECTIVO
Otro punto a destacar, a su juicio, es que, lo más efectivo, es ir siempre a la raíz del problema, anticipándose para evitar que éste se produzca. "Es lo que se conoce como 'prevención primaria', que consiste en tener una alimentación adecuada, una buena hidratación, una actividad física regular y evitar el estrés. Son 4 reglas de oro para disminuir la probabilidad de padecer problemas musculares", destaca.
El fisioterapeuta llama la atención sobre el momento en el que las contracturas o los calambres se convierten en algo "muy frecuente", o cuando una contractura es tan intensa como para limitar mucho la movilidad. "No obstante, siempre es necesario un análisis individualizado de las causas. Es aconsejable acudir a tu fisioterapeuta para que realice una valoración y tratamiento adaptado a tu caso", advierte.
En su opinión, para evitar este tipo de situaciones lo mejor no es acordarse del dolor o de la enfermedad sólo cuando se produce, y controlar todo lo que dependa de uno mismo para reducir las probabilidades de aparición de, en este caso, problemas musculares. "Aplica esta lógica a tu día a día: come bien, cuídate, haz deporte y descansa", sentencia el experto del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.