MADRID, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una simple modificación en los patrones de sueño de los 'búhos nocturnos', es decir, las personas con hábitos de sueño y vigilia extremos, podría mejorar significativamente sus horarios, su rendimiento por las mañanas, sus hábitos alimenticios y disminuir la depresión y el estrés.
Una nueva investigación internacional realizada por las Universidades de Birmingham y Surrey, en el Reino Unido, y la Universidad de Monash, en Australia, ha demostrado que, durante un período de tres semanas, fue posible cambiar el ritmo circadiano de los 'búhos nocturnos' utilizando intervenciones no farmacológicas y prácticas.
El estudio, publicado en 'Sleep Medicine', mostró que los participantes pudieron adelantar sus horarios de sueño/vigilia en dos horas, sin tener ningún efecto negativo en la duración del sueño. Además, los participantes informaron una disminución en los sentimientos de depresión y estrés, así como en la somnolencia diurna.
"Los hallazgos de nuestra investigación resaltan la capacidad de una simple intervención no farmacológica para reducir los elementos negativos de la salud mental y la somnolencia, así como manipular los tiempos de rendimiento máximos en el mundo real", explica la doctora Elise Facer-Childs, investigadora del Instituto Turner de Cerebro y Salud Mental de la Universidad de Monash.
Los 'búhos nocturnos' son personas cuyo reloj corporal interno dicta las horas de sueño y de despertarse más tardías de lo habitual. En este estudio, los participantes tuvieron un tiempo promedio para acostarse de 2.30 a.m. y una hora de despertarse de 10.15 a.m.
Las perturbaciones en el sistema de sueño / vigilia se han relacionado con una variedad de problemas de salud, incluidos cambios de humor, aumento de las tasas de morbilidad y mortalidad y disminución del rendimiento físico y cognitivo.
"Queríamos ver si había cosas simples que la gente pudiera hacer en casa para resolver este problema --explica el doctor Andrew Bagshaw, de la Universidad de Birmingham--. Fue un éxito porque permitió que, de media, las personas se durmieran y se despertaran aproximadamente dos horas antes que antes. Lo más interesante es que esto también fue asociado con las mejoras en el bienestar mental y la somnolencia percibida".
Veintidós individuos sanos participaron en el estudio. Durante un período de tres semanas, se pidió a los participantes del grupo experimental que se despertaran de 2 a 3 horas antes de la hora habitual de despertarse y aumentasen la luz exterior durante las mañanas, y que se acostasen 2-3 horas antes de acostarse y limitasen la exposición a la luz por la noche. Debían mantener los horarios de sueño y vigilia fijos tanto en días laborales como libres, desayunar tan pronto como fuera posible después de levantarse, almorzar a la misma hora todos los días y evitar comer después de las siete de la tarde.
Los resultados revelaron un aumento en el rendimiento cognitivo (tiempo de reacción) y físico (fuerza de agarre) durante la mañana cuando el cansancio es a menudo muy alto en los noctámbulos, así como un cambio en los tiempos de rendimiento máximos de la tarde a la tarde. También aumentó la cantidad de días en que se consumió el desayuno y condujo a un mejor bienestar mental, con participantes que informaron una disminución en los sentimientos de estrés y depresión.
"Establecer rutinas simples podría ayudar a los 'búhos nocturnos' a ajustar sus relojes corporales y mejorar su salud física y mental en general. Los niveles insuficientes de sueño y la desalineación circadiana pueden interrumpir muchos procesos corporales y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes", recuerda la profesora Debra Skene, de la Universidad de Surrey.