MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la McGill University Health Centre (MUHC) en Quebec, en Canadá, aseguran que por el momento no hay evidencia científico-médica de que el uso del cannabis sea realmente seguro y eficaz para que los pacientes con una enfermedad reumática, como la artritis, el lupus o la fibromialgia, logren aliviar su dolor.
Así se desprende de una revisión de estudios publicada en la revista 'Arthritis Care & Research', con el que trataban de explorar posibles riesgos asociados al uso medicinal de esta planta ante el interés mostrado por la comunidad científica dado su efecto modulador del dolor.
Actualmente hay estudios que muestran como hasta el 80 por ciento de los pacientes que usan el cannabis o marihuana en las clínicas del dolor de Estados Unidos lo hacen para tratar su dolor miofascial, que suele afectar a los músculos de espalda, cuello y hombros.
Y en estudios poblacionales llevados a cabo en Reino Unido y Australia han visto que hasta el 33 por ciento reconoce usar esta droga para mitigar el dolor de la artritis. Un uso cada vez mayor que hace que muchos gobiernos estén considerando su legalización con fines médicos, según ha reconocido Mary-Ann Fitzcharles, autora del estudio.
"Pero los médicos que atienden a estos pacientes deben saber las implicaciones que puede tener para la salud el uso de esta droga", reconoce esta experta.
Para ello, analizaron datos de la forma de administración, la dosis, la eficacia y los riesgos de los pacientes reumáticos que usan esta sustancia para tratar su dolor en los 20 estados de Estados Unidos donde está legalizada con fines terapéuticos.
De este modo, vieron que las concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia que se encuentra en el cannabis y proporciona tanto un alivio del dolor como una alteración de la función cerebral (efecto psicoactivo ), varían hasta en un 33 por ciento, mientras que los niveles de concentración también varían entre un 2 y un 56 por ciento, por lo que la dosis no está nada establecida, reconocen los expertos.
LOS PACIENTES PREFIEREN FUMARLO, AUNQUE TIENE MÁS RIESGOS
Aunque el cannabis puede ser ingerido, la mayoría de los usuarios prefieren fumarlo para obtener una respuesta más rápida. Sin embargo, la comunidad científica no recomienda fumarlo a través de porros dados los efectos adversos que tiene en las vías respiratorias.
Y, de igual modo, tampoco hay estudios a medio o largo plazo de la eficacia de su uso prolongado, y hay estudios que incluso apuntan a que no lograría el mismo alivio que consigue frente al cáncer o al dolor neuropático, ya que el dolor se activa mediante mecanismos diferentes.
Los autores del estudio también han destacado que el uso medicinal de la marihuana tiene sus riesgos inherentes, tales como un daño cognitivo o de la función psicomotora. Y a largo plazo, puede provocar dependencia, adicción o problemas mentales. De hecho, uno de los estudios analizados con 8.000 adultos que usaron el cannabis con fines terapéuticos demostró que las probabilidades de depresión de estos pacientes eran 1,4 veces mayor.
"En este momento no se puede recomendar el cannabis para el tratamiento del dolor de la artritis porque no hay datos de eficacia ni del daño potencial de esta droga, y la disponibilidad de otras terapias para el manejo del dolor", ha reconocido Fitzcharles, quien anima a los médicos a no animar a sus pacientes a usarla.