MADRID, 12 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una investigación internacional con participación española ha revelado que una mutación del oncogén BRAF puede ser clave en la evolución del cáncer de tiroides, tras descubrir que solo cuando ésta se produce la edad del paciente es un factor de mal pronóstico.
En el trabajo, cuyos resultados publica la revista 'Journal of Clinical Oncology', han participado científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid).
La incidencia de cáncer de tiroides se ha incrementado en las últimas tres décadas en más de cinco veces pero, pese a ello, la mortalidad es en general muy baja, sobre todo en personas jóvenes o de edad media.
En cambio, en las mayores de 45 años se pensaba que el riesgo de mortalidad era progresivamente mayor, por lo que recibían tratamientos más agresivos. Y aunque el corte de edad en 45 años ha permanecido inalterado durante muchos años en todas las guías de práctica clínica, la evidencia era escasa y algunos autores habían puesto en duda dicho corte.
En este trabajo participaron 2.638 pacientes con el objetivo de evaluar el papel de la presencia de la mutación V600E del oncogén BRAF. Además, el estudio ha constatado que el riesgo comienza a ser significativo a partir de los 60 años y no a los 45, como se decía anteriormente.
El oncogén BRAF es uno de los eventos genéticos más frecuente en el cáncer humano en general. En el carcinoma papilar de tiroides aparece en el 45 por ciento de los pacientes. Su valor como marcador pronóstico había sido muy debatido, siendo la mayoría de los estudios unicéntricos y con un número limitado de personas.
"Demostramos que la edad se asocia a mayor mortalidad solamente en aquellos pacientes con la mutación BRAF. Además, la edad a partir de la cual se incrementa el riesgo es 60 años. Este estudio tiene mucha relevancia clínica porque pone en tela de juicio la edad de 45 años como factor universal de mal pronóstico", según los autores.
De hecho, tras este hallazgo consideran que las guías de práctica clínica y los sistemas de estratificación del riesgo actuales deben de introducir cambios para incorporar estas novedades.
"Por un lado, la edad sólo incrementa el riesgo de mortalidad en aquellos tumores con BRAF mutado, y por otro, la edad a partir de la cual se incrementa dicho riesgo es 60 años y no 45. Ello permitiría aplicar un tratamiento más personalizado según el riesgo real de cada paciente minimizando los efectos secundarios", han destacado.