MADRID 4 Feb. (EUROPA PRESS) -
Muchos niños con enfermedades reumáticas no presentan inicialmente todos los síntomas y signos de la enfermedad, por lo que es común que se retrase su detección, según ha comentado el reumatólogo del Hospital General de L'Hospitalet (Barcelona), Vicenç Torrente-Segarra, durante el 2º Curso de Postgraduados de la Sociedad Española de Reumatología (SER), que ha contado con la colaboración de Roche.
No obstante, el tiempo hasta el diagnóstico varía en función de la enfermedad. "A diferencia de los adultos en muchos casos los niños no presentan inicialmente todos los signos y síntomas, por lo que se puede retrasar la detección. Lo que sí es importante es que ante la duda el pediatra lo remita a un centro especializado en Reumatología Pediátrica para su valoración", ha explicado el experto.
A pesar de ello, Torrente-Segarra ha asegurado que en los últimos tiempos se ha avanzado "muchísimo" en el campo del diagnóstico genético, especialmente en los síndromes autoinflamatorios. Asimismo, ha proseguido, en otras enfermedades el conocimiento de sus complicaciones a largo plazo y la necesidad de estudios periódicos se han ido ampliando progresivamente. Actualmente, también se trabaja en la elaboración de herramientas útiles para establecer el nivel de gravedad de la afectación radiológica en artritis idiopática juvenil (AIJ) o en dermatomiositis juvenil.
"Los síndromes autoinflamatorios son probablemente las enfermedades menos conocidas para la mayoría de reumatólogos de adultos. El hecho de compartir síntomas muy comunes y, en ocasiones indistinguibles de otras entidades --infecciones o inmunodeficiencias--, hacen que su diagnóstico sea todo un reto. Algunos de estos pacientes han sido diagnosticados en edad adulta, entre otras razones, porque algunas de ellas se han descrito o definido en el último decenio al encontrar las alteraciones genéticas que las producen", ha detallado el experto.
Dicho esto, ha informado de que la mayoría de las enfermedades reumáticas que afectan a los niños son crónicas, y que se estima que al llegar a la edad adulta más del 70 por ciento de estos pacientes puede presentar algún grado de actividad. Si bien, un porcentaje "elevado" de afectados correctamente diagnosticados y tratados se mantiene en remisión, incluso años después de haber conseguido retirar la medicación.
"Las patologías más habituales en las consultas de Reumatología Pediátrica son la artritis idiopática juvenil, por su mayor prevalencia, pero en Unidades especializadas también se controlan otras enfermedades como las conectivopatías como el lupus -juvenil y neonatal-, dermatomiositis, y otras como vasculitis, enfermedades metabólicas del hueso y síndromes autoinflamatorios", ha recalcado, para explicar que el síntoma principal es el dolor articular y, principalmente en la AIJ, la presencia de inflamación articular y/o cojera, asociándose en muchas ocasiones síntomas como fiebre y lesiones cutáneas.
80-90 PACIENTES CON ARTRITIS IDIOPÁTICA JUVENIL POR CADA 100.000 NIÑOS
Por su parte, la doctora del Hospital Universitario Virgen de la Macarena (Sevilla), Carmen Vargas Lebrón, ha puesto de manifiesto que la AIJ es una enfermedad crónica de la infancia caracterizada por inflamación articular persistente, que afecta a 80-90 pacientes por cada 100.000 niños, lo que supone que es la enfermedad reumática más frecuente en la infancia.
No obstante, se desconoce la causa que provoca esta patología, dado que hay diferentes formas y la diferencia entre ellas se establece por la presencia o ausencia de síntomas sistémicos como fiebre, erupciones en la piel y pericarditis (AIJ sistémica), o por el número de articulaciones implicadas (AIJ oligoarticular o poliarticular).
"El diagnóstico precoz y el tratamiento temprano y eficaz mejora de forma considerable la posibilidad de conseguir remisión en estos niños, por ello, al igual que en los adultos, se considera que hay una 'ventana de oportunidad' para conseguir la mejor respuesta posible al tratamiento: la remisión. En los últimos años se ha mejorado el diagnóstico y tratamiento de estos niños", ha explicado.
El tratamiento se basa en el uso de medicinas que inhiben la inflamación articular y sistémica, y en técnicas de rehabilitación que preservan la función articular y contribuyen a prevenir deformidades. La terapia es bastante compleja y requiere la cooperación de varios especialistas.
En concreto, se utilizan antiinflamatorios, esteroides e infiltraciones con corticoides, medicamentos de segunda línea --especialmente metotrexato-- y en los últimos años y cuando fracasan los medicamentos anteriores terapias biológicas. Si bien, se prevé que en un futuro cercano se dispondrá de otros potentes medicamentos.