MADRID, 6 Sep. (EUROPA PRESS) -
Visión y Vida recuerda que algunos síntomas, como el bajo rendimiento académico y comprensión lectora, la falta de coordinación o la fatiga visual, pueden hacer sospechar de la existencia de un problema visual en los niños, y subraya la necesidad de someter el primer trimestre del año a una revisión visual para evitar el bajo rendimiento escolar.
"Para prevenir situaciones como estas, en las que una mala visión puede conducir al fracaso escolar, es necesario que durante el primer trimestre del año todos los niños se sometan a una revisión visual para comprobar que su sistema visual está preparado para enfrentar con éxito el curso", ha explicado Salvador Alsina, presidente de la asociación.
Acorde con los estudios realizados por el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, los expertos alertan de que la mitad de los niños que necesitan gafas no las usan por desconocimiento de sus padres. Por ello, para prevenir que un problema visual no detectado lastre el rendimiento académico es necesario someter a los alumnos a una revisión visual en el primer trimestre del curso.
Las tasas de miopía han aumentado de forma exponencial en España, llegando a afectar actualmente a siete de cada diez jóvenes universitarios. Esto se debe generalmente a que el curso escolar se trata de una etapa de mucho estrés visual, sobre todo en centros donde la mayoría de los alumnos ya cuentan con pantallas digitales, y después, lo normal es que tengan tiempo libre ante la televisión, móvil o tablet.
"Los menores no deberían pasar más de dos horas al día ante pantallas y, por el contrario, debe fomentarse -ahora que comienza el curso- que se inscriban en actividades extraescolares que fomenten una vida activa y al aire libre, ya que la realidad actual que conocemos es que los jóvenes solo están una hora al día disfrutando de actividades en el exterior, lo que perjudica no solo a su visión, sino también a su salud en general", ha recordado Alsina.
Con la 'vuelta al cole' la asociación quiere recordar a profesores y familias que algunos de los síntomas que deben hacernos sospechar de la existencia de un problema visual son el bajo rendimiento del alumno en comparativa con sus compañeros, su falta de coordinación óculo-mano, su fatiga visual (que se puede detectar por enrojecimiento de los ojos o frotamientos), su baja concentración o problemas de compresión lectora y su mala postura (demasiada cercanía al papel o televisión), así como errores en actividades cotidianas como pintar, leer (confusión de letras o salto de palabras).