MADRID 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las cifras de asistencia escolar están disminuyendo, hay más alumnos que nunca que necesitan apoyo adicional y una legión de exámenes exigentes, todo lo cual significa que los alumnos tienen dificultades para aprender, según sostiene el exprofesor Alex Quigley, de la organización benéfica educativa nacional Education Endowment Foundation del Reino Unido. Sin embargo, en su nuevo libro, 'Why Learning Fails', sugiere que con un enfoque renovado en las técnicas de aprendizaje, se puede guiar a los alumnos hacia el éxito.
"Al centrarnos tanto en el plan de estudios -y considerar lo que enseñan los profesores- ¿hemos prestado suficiente atención a cómo aprenden los alumnos? ¿Hemos considerado las motivaciones y emociones de los alumnos tanto como sus conocimientos previos y su capacidad de memoria?", se plantea.
Quigley, sostiene que si bien centrarse en el currículo puede ofrecer una base necesaria para el aprendizaje, al considerar lo que los profesores enseñan no se presta suficiente atención a cómo aprenden los alumnos. Cuando nos centramos en crear las condiciones para que los alumnos aprendan mejor, reconocemos que los alumnos asisten a la escuela con diferentes niveles de conocimiento previo (y conceptos erróneos), diferentes motivaciones e intereses, diferentes creencias sobre sí mismos y lo que pueden aprender.
"Dada esta brillante complejidad, reconocemos que la enseñanza adaptativa es necesaria y que cada docente requiere una sólida comprensión compartida del aprendizaje (cómo falla rutinariamente) y qué hacer al respecto", explica.
Hay muchas formas complejas en las que el aprendizaje puede fallar, explica Quigley, pero sugiere que los profesores pueden aprender estas razones y mitigarlas. Algunas de las razones por las que el aprendizaje puede fallar son los límites de la memoria de trabajo; conocimientos previos irregulares o conceptos erróneos preexistentes; alumnos que implementan estrategias de planificación defectuosas; Atención distraída y motivación decreciente ante el fracaso.
Los problemas con la memoria de trabajo están relacionados con la capacidad de los alumnos para planificar, resolver problemas y mantener la atención. Quigley señala estudios que muestran que alrededor del 41% de los alumnos que tuvieron dificultades en las pruebas nacionales en Key Stage 1 de inglés tenían mala memoria de trabajo, y el 52% de los alumnos que alcanzaron los mismos niveles bajos en matemáticas a la misma edad.
"Un problema para muchos profesores es que no tienen una comprensión sólida de la memoria de trabajo: sus límites, los factores que inhiben su funcionamiento, junto con apoyos prácticos", explica.
Quigley sugiere que los profesores deberían desarrollar un plan de estudios teniendo en cuenta la memoria, que comunique a los alumnos los límites naturales de su memoria y ofrezca orientación y tareas específicas de cada materia.
Algunas estrategias que los profesores pueden utilizar para tratar de abordar los límites de la memoria de trabajo, según la extensa investigación de Quigley, incluyen la utilización del poder de la memoria emotiva. Los profesores pueden combinar un tema complejo con una narración poderosa que consolide la comprensión. Por ejemplo, las impactantes historias personales de Mary Seacole y Florence Nightingale pueden iluminar la historia de la medicina y establecer conexiones emotivas.
Los profesores también deben centrarse en dividir las tareas escalonadas para superar los límites de la memoria de trabajo y pueden integrar ejemplos resueltos para respaldar la memoria de trabajo a través de tareas complejas. Las investigaciones también sugieren que es más probable que repetir contenidos nuevos tres veces (al menos) se integre en la comprensión de los alumnos y elimine conceptos erróneos persistentes.