MADRID, 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
Ante el inicio de la temporada de esquí, el Colexio de Ópticos Optometristas de Galicia recuerda la importancia de proteger los ojos al realizar deportes en la nieve ya que más de un 20 por ciento de personas que practican esquí padece enfermedades de la visión.
En este sentido, la presidenta del Colexio, Esther Amaro, señala que el principal daño que produce la nieve en los ojos se conoce como oftalmía, que es una queratoconjuntivitis o inflamación e irritación constante de la conjuntiva y de la córnea.
"Los síntomas de la oftalmía de la nieve se presentan a las uatro o seis horas de haber realizado las actividades en el exterior y la sensación es similar a la de tener un cuerpo extraño en el ojo, acompañado de lagrimeo, fotofobia, ojos rojos y disminución de la agudeza visual", indican los expertos. También explican que otros efectos negativos que tienen los rayos ultravioletas son la aceleración de la aparición de cataratas y la degeneración macular asociada a la edad, dos de los problemas de salud visual más frecuentes durante la madurez.
Esto ocurre porque, aunque con menos intensidad que en verano, el sol brilla igualmente, y, por ello, es recomendable utilizar gafas de sol homologadas con filtros de color marrón o amarillo y protección lateral.
Así, el Colexio explica que los ojos también necesitan su protección, porque el reflejo del sol en la nieve es más brillante e intenso; a gran altitud, la atmósfera es más delgada y deja pasar más radiación ultravioleta; el viento hace que los ojos se resequen, lo cual entorpece la visión; en la alta montaña, las partículas en suspensión, así como los pequeños cristales de hielo, se pueden proyectar contra la córnea; y, si se esquía, la velocidad y el viento impiden ver con normalidad, obligando a cerrar los ojos constantemente.
"Pasar un día en la nieve puede ser más dañino para los ojos que disfrutar de una jornada en la playa. La razón es que la nieve refleja más del 80 por ciento de la luz solar, incluida la radiación ultravioleta", destaca la presidenta del Colexio, Esther Amaro.
Además, indica que, en el caso de desplazarse a la montaña, esta radiación aumenta un 10 por ciento por cada mil metros que se asciende, "y la mayoría de las personas que disfrutan en la nieve no es consciente de la cantidad de radiación solar que recibe directamente, sumada a la radiación indirecta reflejada en la nieve, lo que puede afectar a la percepción de las formas y colores, así como provocar serias quemaduras en la córnea".
En los meses más fríos del año, el sol se sitúa más bajo en el cielo y a un ángulo diferente, lo que puede incrementar la exposición a la radiación ultravioleta. Este riesgo resulta tan significativo en días grises como en días despejados.
El Colexio señala que es necesaria una protección adecuada para evitar estos daños, sobre todo en el caso de los niños que tienen la córnea más sensible y sus ojos son más transparentes por lo que reciben más radiación que un adulto y son más propensos a sufrir este tipo de lesiones. Los efectos de la radiación ultravioleta son acumulativos a lo largo de la vida, por lo que se debe extremar la precaución desde la niñez.
"Todas las personas que quieran practicar este deporte deben proteger sus ojos con "unas gafas homologadas que tengan un factor de protección mínimo de tres, siendo el cuatro el ideal", según indica el Colexio. También aconseja usar lentes que disponen de protecciones laterales que evitan la entrada de frío y viento. "Estas precauciones no resultan solo imprescindibles para la práctica de esquí y otros deportes de invierno, sino para realizar cualquier tipo de actividad en la nieve, como, por ejemplo, pasear", apostilla.